El Museo de Diocesano de Zamora acoge una exposición temporal con obras del escultor Hipólito Pérez
Juanma de Saá / ICAL
El Museo Diocesano de Zamora acoge desde hoy y hasta el próximo mes de junio una exposición temporal con obras religiosas del escultor zamorano Hipólito Pérez, dentro de la planificación del centro museístico, que ofrece cada año una muestra de patrimonio religioso y cultural de la Diócesis y otra, de artistas “que han mostrado una sensibilidad especial”, según explicó durante la presentación el director del Museo, José Ángel Rivera.
La exposición incluye un total de 17 obras, desde una Santa Lucía realizada en madera policromada en 1950, procedente de la iglesia de Bercianos de Vidriales, localidad natal del escultor, hasta una cabeza de Cristo, de madera, pasando por bocetos de la cabeza de la imagen de la Virgen de la Soledad, de la Cofradía de Jesús y Ánimas de Campanilla, de Toro, y una Resurrección hecha en 1966 en madera, de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis, de Zamora, entre otras obras destacadas.
El obispo de Zamora, Fernando Varela, expresó, durante la inauguración de la muestra, su “agradecimiento” a quienes “promueven el arte y ponen la belleza de cara al pueblo” de la iglesia diocesana. “Me ha llamado la atención de la obra de Hipólito Pérez la serenidad, la sencillez y la paz. Fruto de la Resurrección, las primeras palabras de Jesús son la paz esté con vosotros y la alegría que experimentan los discípulos”, señaló. “Si nos fijamos, en los rostros del Cristo crucificado y esa maternidad, la Virgen de la Soledad, aparece la paz y la serenidad como fruto de la Resurrección. No son obras dolorosas sino, en el fondo, gloriosas”, apuntó.
Trayectoria
Hipólito Pérez Calvo (Bercianos de Vidriales, 1936-Zamora, 2009) empezó a dar rienda suelta a su expresión artística desde la infancia, con dibujos y figuras de barro, estudió en las escuelas de Artes y Oficios de Zamora y Madrid y en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Obtuvo el título de profesor de Dibujo y trabajo desde 1960 hasta 1963 como profesor ayudante en dos institutos madrileños y se dedicó a varios encargos.
Al regresar a Zamora, alternó la docencia como profesor de Dibujo en el Instituto María de Molina y de Expresión Plástica, en la Escuela Universitaria del Profesorado de E. G. B., con el trabajo en su estudio-taller y fue director del Museo Provincial de Bellas Artes entre 1974 y 1978. Después, formó parte de la plantilla con que se inició la andadura de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca y dirigió el Departamento de Historia del Arte-Bellas Artes, además de obtener el doctorado en 1991.
Pérez Calvo, quien recibió varios premios y galardones nacionales e internacionales, hizo una obra fundamentalmente figurativa, con un estilo “caracterizado por la sencillez, la suavidad, la serenidad y la delicadeza de las composiciones, el pleno dominio de las volumetrías y su capacidad para la simplificación formal”, según señaló Rivera de las Heras.
“El equilibrio, la armonía y el ritmo de las figuras son aspectos que la vinculan con el arte clásico, pero la esquematización le proporciona una fuerza de modernidad sorprendente. De este modo, la noble herencia del pasado se ve superada y actualizada por la innovación personalísima del autor”, añadió.
Realizó bustos, retratos, desnudos femeninos, maternidades, etc. Sus dos obras más emblemáticas son ‘Vaquero de tierras vidrialesas’, con la que obtuvo el Premio Nacional de Escultura en 1958, y ‘El coloso de Castilla’, premiado en un concurso público nacional, en 1974. También cultivó la escultura urbana, de la que hay extraordinarios ejemplos en Zamora, Salamanca, La Bañeza, Tordesillas y Tábara.
De su obra religiosa, destacan las imágenes y los pasos procesionales que talló para las semanas santas de León, La Bañeza, Salamanca, Toro y Zamora.