La secuoya roja de Federico de Onís, un académico regalo que echó raíces en Salamanca
Es popularmente conocido el árbol que echó raíces y luce en el corazón de la Universidad de Salamanca, en el claustro de su edificio histórico, entre las aulas por donde pasaron Fray Luis de León, Francisco de Vitoria o Miguel de Unamuno, junto a su famoso Paraninfo, y al que para verlo hay que acceder por la famoso fachada plateresca en la que se encuentra tallada la turística 'rana de Salamanca'.
Ese árbol es una secuoya roja que en este 2020 ha cumplido siglo y medio, un ejemplar que alcanza los 32 metros de altura y que presenta un buen estado de conservación. Así, ha echado raíces en el seno del Estudio salmantino y, además, ha dejado descendencia, pues semillas y plantones suyos han crecido en otro puntos de la ciudad como el Campus Unamuno o el Parque de La Alamedilla.
Fue un regalo del jurista Federico de Onís y Onís en el año 1870, tal y como recoge Pablo Beltrán de Heredia en 'Los Onís, una secular familia salmantina', y llegó procedente del vivero La Carolina, propiedad del donante y ubicado en el municipio de Cantalapiedra.
Originaria de la costa del Pacífico, en Norteamérica, la secuoya roja, cuyo nombre científico es 'Sequoia sempervirens (D.Don) Endl.' es una conífera perennifolia perteneciente a la familia de las crupresáceas. Se trata de árboles muy longevos, que pueden superar los 1.500 años y alcanzar más de 100 metros de altura.
El buen estado de la secuoya ha posibilitado no solo que crezca y se mantenga en el interior del inmueble histórico, sino que además deje descendencia por distintos puntos de la ciudad, pues en las últimas décadas se han plantado nuevos árboles procedentes de semillas y plantones del centenario ejemplar.
Así, una de las más recientes hijas de la secuoya crece desde el año 2013 en el Laboratorio Vivo del Campus Unamuno, en la zona en la que precisamente se encuentran algunas de las facultades más reconocidas de la Universidad de Salamanca , como la Facultad de Derecho o la de Medicina.
Muy cerca, precisamente en los patios de la Facultad de Derecho, se alzan otros dos ejemplares llevados allí a finales del siglo pasado, pero la descendencia de 'la Decana' no se queda ahí. También puede encontrarse en el parque de La Alamedilla, con otros dos árboles, y en el Parque de los Jesuitas, donde crecen tres más.