Atendidas casi 700 personas con enfermedad mental en el Centro de Rehabilitación Psicosocial del Hospital San Juan de Dios de León
El Centro de Rehabilitación Psicosocial del Hospital San Juan de Dios de León cumple 20 años de labor en los que ha acompañado a 696 personas con enfermedad mental crónica en su proceso de recuperación.
Casi 700 usuarios que han sido derivados desde la red pública a este recurso que ofrece en régimen ambulatorio distintos programas a la población con enfermedad mental crónica, así como con dificultades de integración social y de funcionamiento personal, familiar, laboral. Todos ellos, según subrayaron desde el equipo, “requieren una atención profesional, pero a la vez personalizada y humanizada”.
El psicólogo y coordinador del centro, Miguel Yugueros, explicó que el trabajo que realizan supone “un conocimiento más profundo de la naturaleza humana, tanto del sufrimiento como de la esperanza, dela fragilidad y también de la fortaleza, así como de la necesidad de contar con los demás en los momentos difíciles”, con unos usuarios y sus familias que “son héroes anónimos que deben luchar cada día para superar esta enfermedad tan discapacitante y afrontar el estigma y el rechazo social que conlleva”.
Desde el ámbito de la terapia ocupacional se intenta facilitar a estas personas que puedan realizar su proyecto de vida, cuidar de sí mismos y disfrutar de su entorno. “No solo es muy satisfactorio ver la evolución de los usuarios, si no el compañerismo y el ambiente que se respira”, afirma Alba Laso que, en sus dos años de experiencia laboral en el CRPSL, se queda con la importancia de “ser un equipo” e “ir todos a una”.
En este sentido, Laso explica que la claves es el “trabajo diario” y la “comunicación” entre los profesionales que forman parte de un CRPS en el que las estrategias van encaminadas a que “ellos sean los protagonistas de su propio cambio” y sus seres queridos, cuya implicación es clave, “emprendan un camino de aprendizaje”.
“Cuando llegué al CRPS no me imaginé que iba a encontrarme a otra familia, que me quiere, me cuida y apoya. Gracias a ellos, que son un rayo de luz maravilloso en la oscuridad que es mi vida, voy saliendo de mi soledad y comprendiendo lo que me pasa”, señala una de las usuarias.