El 'Siglo de Oro' de las Matemáticas tras la travesía por el desierto
R. Travesí / ICAL
El Grado de Matemáticas vive su particular 'Siglo de Oro' tras una larga travesía por el desierto, tras luchar por su supervivencia durante varios años al no despertar el interés de los universitarios. En la actualidad, la alta empleabilidad del Grado de Matemáticas, vinculada a la versatilidad de sus titulados que les permite encontrar un trabajo en empresas de la mayor parte de los sectores, ha disparado la demanda de preinscripciones de alumnos interesados en cursar estos estudios en las universidades de Valladolid (UVa) y Salamanca (Usal), que se ha duplicado en los últimos cinco años. Pero, hace poco más de una década, su demanda era residual hasta el punto que hubo cursos como el de 2006-2007 y 2007-2008 con solo 12 primeros matriculados en la Usal o 16 en el curso 2005-2006 en la UVa.
Y es que el Grado de Matemáticas está de moda a nivel nacional, hasta el punto que ha cogido el testigo de las ingenierías en cuanto a las preferencias de los universitarios. Una alta demanda que ha influido en la nota de corte demandada para entrar a cursar el Grado de Matemáticas, que ha pasado del cinco hace unos años a más del 12 en el actual curso.
El dato que mejor explica el 'Siglo de Oro' que viven los grados de Matemáticas es que la demanda de este tipo de estudio se ha disparado cerca de un 120 por ciento en solo cinco años. En la Universidad de Valladolid, se ha pasado de los 325 alumnos que presentaron una preinscripción (entre todas las opciones) en el curso 2015-2016 a los 708 registrados para este año. Es decir, un incremento del 117 por ciento.
Lo mismo ocurre en la Usal, donde en ese mismo periodo, ha subido un 143 por ciento, al pasar de 371 a 902 preinscripciones. Una mayor demanda que se produce, además, con el mantenimiento de las plazas ofertadas, 35 en la Uva, y que incluso se ha reducido en cinco plazas en Salamanca (hasta las 35), con la implantación el curso pasado del doble grado en Física y Matemáticas, según los datos recopilados por la Agencia Ical.
En la actualidad, las 35 plazas se cubren a las primeras de cambio con los mejores expedientes pero hasta hace no mucho, las clases estaban medio vacías por la falta de alumnos. El Consejo Económico y Social (CES) elaboró el informe 'El sistema educativo universitario de Castilla y León' que recogía la evolución del alumnado de primeras matrículas en las diferentes titulaciones.
En el caso de los estudios de Matemáticas en la Universidad de Salamanca, el alumnado de primer curso no cubrió durante varios años ni la mitad de las plazas ofertadas. En concreto, los cursos 2006-2007 y 2007-2008, solo hubo 12 primeras matrículas, un número que aumentó hasta las 17 en los años 2004 y 2005 y bajó hasta las once en el curso 2003-2004.
En la Licenciatura de Matemáticas de la UVa, la situación era un poco mejor ya que en el curso 2006-2007 logró alcanzar los 17 estudiantes con primera matrícula y los 16 en 2005, aunque subió ligeramente, hasta los 19, en el curso 2010-2011. En ese año, la Usal llegó a contar con 37 matriculados.
La calificación mínima exigida para entrar en los grados de Matemáticas en las dos únicas universidades públicas que ofertan esta carrera en Castilla y León ha pasado del cinco del curso 2016-2017 en la Uva al 12,123 del presente o del cinco del curso 2015-2016 en la Usal al 12,507 de ahora. Es una nota que no ha parado de crecer en los últimos años. En Valladolid, sufrió una importante subida en el curso 2018-2019 (9,2) para situarse en 10,6 en 2018-2019 y 11,7 en 2019-2020.
En Salamanca, el salto cuantitativo se produjo en el curso 2016-2017, donde la nota de corte ascendió hasta el 9 frente al 6,6 en 2015-2016; el 5,6 en 2014-2015 y el cinco en 2013-2014. A partir del curso 2017-2018, escaló a una calificación por encima del diez (10,1); 10,4 (curso 2018-2019) y 10,06 (curso 2019-2020).
La irrupción de los dobles grados relacionados con Matemáticas en las universidades también ha supuesto un hito en el sistema de educación superior. Hasta el punto que este tipo de estudios, que permiten la obtención de dos titulaciones en cinco cursos, siempre copan los primeros puestos en las notas de corte más altas. Este año, el doble grado de Física y Matemáticas de la Usal (que arrancó en el curso 2015-16) logró la segunda calificación mayor de la universidad, con un 13,541, solo por detrás de Biotecnología y Farmacia. En el caso de Valladolid, Física y Matemáticas lideró el ránking, con un 13,528. Y es que la demanda entre los estudiantes brillantes es muy alta pero apenas hay oferta, con diez plazas en cada universidad pública de la Comunidad.
Lo mismo ocurre con la doble titulación de Matemáticas e Ingeniería Informática de la Uva, que logró la tercera y la cuarta nota de corte más alta, con 13,081 (campus de Valladolid) y 12,904 (Segovia), tras Medicina. Una carrera que también solo oferta diez plazas, desde que se puso en marcha en el curso 2014-15. Ambas dobles titulaciones se ofertan ahora solo en once universidades en España, dos ellas de Castilla y León.
El último estudio 'La Universidad Española', elaborado por la Conferencias de Rectores de la Universidades Españolas (CRUE), recogía información de los egresados de curso 2013-2014, en relación con la intensidad y la calidad de su empleo al cuarto año de haber finalizado sus estudios en diferentes ámbitos. Los resultados revelaban que las titulaciones de Matemáticas y Estadísticas contaban con uno de los mayores niveles de inserción laboral, solo por detrás de Informática, Ingeniería y las ramas sanitarias. En concreto, el 77 por ciento de los titulados de Matemáticas trabajaba después de cuatro años después de haberse graduados y el 56 por ciento contaba con un contrato indefinido. Unas cifras que, a buen seguro, han mejorado en los últimos años a raíz de las ofertas que reciben los estudiantes de Matemáticas en su último año de carrera. No en vano, la Usal asegura que el 92 por ciento de sus egresados encuentra trabajo el primer año tras finalizar sus estudios.
Contratos antes de titularse
Así lo asegura a Ical el profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid y excoordinador del Grado de Matemáticas, Philippe Giménez, quien reconoce que las empresas ofrecen contratos a tiempo parcial a los alumnos de Matemáticas en el último curso o mientras realizan su trabajo de fin de grado (TFG) con el objetivo de asegurarse contar con ellos al finalizar sus estudios.
Y es que subraya que existe una gran demanda de este tipo de profesionales a nivel empresarial en áreas de finanzas (bancos), consultoría, desarrollo de software, inteligencia artificial y 'big data', entre otros. Considera que el el abanico de sectores se amplía cuando estas personas optan por el traslado a grandes ciudades de Madrid, que es uno de los lugares que más eligen los recién licenciados. “No empiezan a trabajar con un sueldazo pero tienen una buena progresión en la empresa”, manifiesta.
Una alta empleabilidad que, a su juicio, repercute directamente en la demanda de este tipo de estudios por parte de los alumnos, que desde hace unos años se decantan por las matemáticas en detrimento de otras que antes tenían más acogida como las ingenierías.
En este sentido, reconoce que otras titulaciones de ingenierías han reducido las materias relacionadas con las matemáticas, lo que, sin duda, ha beneficiado al grado de la Facultad de Ciencias. En todo caso, Giménez apunta que la alta empleabilidad de la carrera de Matemáticas y la gran demanda empresarial de sus egresados no ha supuesto un cambio en los planes de estudios, más allá de pasar de cinco a cuatro cursos con el Plan Bolonia, hasta alcanzar los 240 créditos (60 por curso). “No hemos adaptado las matemáticas que enseñamos para ajustarnos a lo que piden las empresas, son las mismas y el profesorado no ha variado, por que apenas ha habido renovación en los últimos años”, sentencia.
Plan Bolonia
Por el contrario, el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca, José Miguel Mateos, asegura que el incremento de alumnos en el Grado de Matemáticas comenzó en el curso 2008-2009, con su adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, que supuso una alta optatividad. En la actualidad, explica, se ofertan tres itinerarios, centrados en Informática y Telecomunicaciones; Docencia e Investigación y Banca y Finanzas. Además de último curso para poder realizar prácticas externas y talleres aplicados, en función del perfil elegido.
En su opinión, fue un punto de inflexión respecto a las bajas cifras de matriculados que existían en los años 90 y principios de 2000, con plazas que no se llegan a cubrir. Además, explica que la anterior crisis económica en España provocó la paralización de muchos proyectos, por lo que las preferencia de los estudiantes de Ciencias pasaron de las ingenierías a las matemáticas y la física, donde había más oportunidades laborales.
En todo caso, Mateos apuesta por un reciclaje continuo del grado de Matemáticas para mantenerse “al día” y estar “atento” a las demandas de la sociedad y el mercado laboral, lo que obligará a “afinarlo mejor”. De ahí que anuncie que el curso próximo se planteará la modificación de los estudios a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), después de someterse este año a la renovación de la acreditación. “Las perspectivas son muy buenas con el grado pero no nos podemos dormir”, avisa.
Philippe Giménez sostiene que las empresas valoran mucho a los matemáticos al conocer su gran capacidad de transformación. “Saben que en dos semanas aprenderán un programa informático que no han conocido en la Universidad. Las compañías pueden transformar a esta gente muy fácilmente porque un matemático es muy maleable”, confiesa el profesor del Departamento de Álgebra.
Versatilidad
Ambos destacan la versatibilidad y la rápida adaptación del joven que ha cursado Matemáticas. El profesor de la Universidad de Valladolid lo explica de forma muy gráfica: “Las empresas buscan profesionales con la cabeza cuadrada y muy formada, por lo que los matemáticos encajan a la perfección con este perfil”. Por su parte, el decano de la Usal apunta que los matemáticos tienen una formación para resolver muchos problemas de todos los ámbitos y se adaptan, con facilidad, a grupos multidisciplinares, de ahí que sean tan bien valorados.
A diferencia de lo que ocurría hace una década o más, cuando la principal salida laboral de los licenciados en Matemáticas era la docencia y preparar unas oposiciones para dar clases en los institutos, ahora el abanico se ha abierto mucho. Hasta el punto que Giménez declara que, ahora, menos de un 20 por ciento encamina su futuro hacia la docencia.
Una realidad que se ha convertido en un problema por que apenas hay profesores de Matemáticas que hayan estudiado el grado específico sino otras carreras como Ingeniería y Arquitectura. Es algo que este profesor ha comprobado este año durante las clases que ha dado en el máster de Secundaria, necesario para presentarse a las oposiciones, ya que solo un tercio de los alumnos matriculados era de Matemáticas mientras que el resto procedía de otras carreras. “Vamos a tener un problema en un futuro cercano porque no vamos a tener profesores que sepan Matemáticas. Ahora, estamos intentando fomentar la vocación docente, todo lo contrario de lo que hacíamos hace años”, advierte.
Tampoco son muy halagüeñas las expectativas para los que optan por la investigación, tal y como se demuestra con los diez alumnos matriculados este curso en el máster en la UVa, que es número más elevado en relación a otros años. “La investigación es muy vocacional y esperamos que esa cifra crezca en los próximos cursos pero el problema es que ahora no haya plazas en las universidades”, lamenta.
El decano de la Facultad de Ciencias reconoce que el problema en la Usal no es tanto el profesorado de Matemáticas sino la falta de espacio al tener que compartir infraestructuras con otros grados como Ingeniería Informática y Estadística. Apuntó que , en la actualidad, la Facultad cuenta con 1.700 estudiantes matriculados, de los que solo unos 200 corresponden a Matemáticas y 300, a Física. El grueso de alumnos lo aporta Ingeniería Informática, con unos 700. Es decir, son más que la suma de los matriculados en Matemáticas y Física. “Tenemos un problema de capacidad de las aulas y de recursos, que se ha agravado con la pandemia del Covid y la reducción de los alumnos por clase, que nos ha obligado a hacer encaje de bolillos”, precisa.
Alta tasa de graduación
Los datos ofrecidos por las universidades a la Agencia Ical demuestran una alta tasa de graduación, que es el porcentaje de estudiantes que finalizan la enseñanza en el tiempo previsto en el plan de estudios. En el caso de Uva, cada año comienzan los grados relacionados con Matemáticas (tanto el específico como los dos dobles) un total de 55 alumnos y se gradúan entre 35 y 40. En el Grado de Matemáticas de Salamanca, cada año entran 40 nuevos alumnos mientras que se gradúan entre 30 y 35.
Philippe Giménez reconoce que se trata de estudiantes que llegan con los mejores expedientes, algo que les permite superar una nota de corte muy alta, y eso se traduce en que el grado de cuatro años se finalice en cinco. Los dobles grados son aún más exigentes pero se trata de los alumnos más brillantes, por lo que suelen acabar en el tiempo fijado.