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Santos García Catalán, historia viva del periodismo

10 marzo, 2021 10:20

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos. Y en el juego, en el camino, está la aventura.

Hay personas en las que la llama del periodismo late incluso antes de que ellas mismas lo sepan. Santos García Catalán, Villarrobledo, 1948, es el claro ejemplo. El conocido periodista acaba de publicar sus memorias, bajo el título ‘Desde el callejón de San Blas’, en referencia a la casona del municipio albaceteño donde se hunden sus raíces familiares y donde se forjó una extensa estirpe, unida y emprendedora como pocas. Una obra literaria con la que Santos García Catalán ha querido obsequiar a sus familiares y amigos y dejar constancia de la peripecia vital de quien se labró con esfuerzo y testón una carrera llena de éxitos y peripecias.  

Corrían los años de la posguerra y, aunque de familia de labradores adinerados, la difícil situación de España obligaba a agudizar el ingenio. Villarrobledo fue zona republicana, y tras el fin de la guerra civil la familia de Santos salió adelante con la carnicería de sus padres y la tienda de su abuela Josefa. El joven Santos desistió de estudiar y empezó a trabajar en el negocio familiar, entre los muchas ocupaciones que ha tenido a lo largo de su niñez y juventud: agente comercial, repartidor de cestas en Madrid -época en la que tuvo el privilegio de asistir a la alternativa de El Viti en Las Ventas-, y finalmente hostelero junto a su familia en el Bar Sésamo y posteriormente en Los Santos, que aún hoy perdura en el municipio albaceteño con una larga historia de esmerada gastronomía y ambiente familiar. Incluso participó en la creación de un nuevo partido político, la Agrupación Independiente de Villarrobledo, que concurrió a las primeras elecciones democráticas de 1979.

En el año 73 se casó con Pilar, su “primera y única novia”, y fruto del matrimonio nacieron sus tres queridísimos hijos: ‘El Zanti’, Nati y Alberto. Una familia unida que hoy se extiende a sus nietos Nico, Lola y Oli a los que Santos adora.

Fue en el año 80 cuando el mundo del periodismo tocó a su puerta, y de la noche a la mañana se convirtió en corresponsal de La Voz de Albacete. “Dormía con el diccionario de Espasa bajo la almohada”, confiesa el periodista en sus memorias, empeñado en dar lo mejor de sí en aquellas crónicas rurales de dos páginas diarias que legó a la hemeroteca. A la par, Santos García Catalán hacía suscripciones en la zona, conjugando interés informativo y rentabilidad económica. Un mérito que le llevó posteriormente a fichar por La Verdad de Murcia edición Albacete, y también como corresponsal de RNE y la agencia EFE. De aquel entonces data una fotografía con el Rey Don Juan Carlos en la ganadería de Samuel Flores.

De aquello derivó una apasionante relación con el mundo del fútbol, primero como gerente, con 35 años, del Albacete Balompié, el ‘Alba’, y más tarde del Calvo Sotelo de Puertollano, un equipo de segunda división donde tenía unos honorarios de 200.000 pesetas de aquel entonces, aunque cobró solo tres meses.

Tras el fracaso de aquel proyecto, metió la cabeza en Antena 3 Radio, entró como meritorio de prácticas en Valencia. Y tras dos semanas de prueba, la cadena no lo dudó, y lo destino a Villanueva de la Serena, como director de la emisora, que rentabilizó en solo cinco meses. Hasta el mismísimo Martín Ferrand, director general, visitó acompañado de decenas de directivos de toda España la emisora dirigida por Santos como reconocimiento a su labor. El ascenso que le espera será fulgurante: director de Radio Cáceres y al medio año de Antena 3 Valladolid, que había quedado tocada de muerte tras el desfalco del anterior director. De 1987 a 1992, duplicó la facturación hasta 125 millones de pesetas, y llegó a ser director de facto de Antena 3 radio y televisión, adquirida por Mario Conde, en una operación sorpresa. La venta a Polanco de la emisora, con 400 postes repetidores, motivó la desaparición de Antena 3 radio fagocitada en favor de la Cadena SER, de la que García Catalán fue nombrado director regional. Una operación de concentración mediática al más puro estilo de las fusiones bancarias de hoy en día que dejó decenas de damnificados y despidos por el camino. Aquella dolorosa experiencia le costó a Santos una hemorragia intestinal, y tras presiones insoportables abandona el grupo en 1994.

A partir de este momento comienza la etapa más sosegada de su carrera periodística, de la mano de Florencio Carrera en Televisión Burgos, que llega hasta hoy con el programa taurino ‘El Callejón’, de Castilla y León Televisión, ‘Grana y Oro’, con su amigo Carlos Santoyo. Un espacio que le permite cultivar sus dos grandes pasiones: el periodismo y el mundo del toro, del que se ha convertido en referente, también en radio, donde colabora con Onda Cero, Cope, Punto Radio y EsRadio, las tertulias desde La Criolla, de su gran amigo Paco, e incluso en el mundo digital, primero en Burladero.com y en la actualidad en Noticiascyl.com, donde escribe regularmente.

Recuperó asimismo su ligazón con el mundo del fútbol, y durante unos años fue director general de la Fundación Real Valladolid.


Entrevista a José Antonio Camacho, ex futbolista del Real Madrid y de origen albaceteño. Está hecha en el estadio Santiago Bernabéu, tras una final de la Copa de Europa en 1981. Se publicó en La Voz de Albacete Hace justo 40 años. "Entonces uno era un todo terreno", asegura Santos García Catalán.


La versatilidad de Santos García Catalán es de sobra conocida: dirigió la revista en papel Valladolid 21 Magazine, y la innovadora Estrella Digital, en 2001, el primer periódico online de Valladolid, un medio adelantado a su tiempo que nació antes incluso de que se generalizara el acceso a Internet, lo que lastró su desarrollo. No queda un palo que no haya tocado. Por sus micrófonos han pasado artistas, políticos y toreros: Miguel Bosé, Ana Belén y Víctor Manuel, El Fari, El Capea, Roberto Domínguez -a quien le escribió la biografía-, José Tomás, José María Manzanares, Espartaco, El Cordobés, Andrés Vázquez, Santiago Luguillano…

Aunque a Santos García Catalán, le quedan, si Dios quiere, muchos toros por lidiar, es momento de pararse y echar la vista atrás para hacer balance de lo vivido, y de volver sobre sus pasos hasta el callejón de San Blas: con sabores y sinsabores, pero siempre con pasión. Santos es un periodista digno de admiración: hecho a sí mismo, trabajador incansable y con una facilidad innata para transmitir al público la emoción; las mil batallas libradas no han erosionado su carácter alegre y jovial, y a las varias generaciones de periodistas que hemos tenido la suerte de trabajar con él nos ha trasmitido su conocimiento y su amistad. En nombre de todos ellos, gracias.

Pregunta: ¿Cómo surge la idea de escribir sus memorias?

Respuesta: Me venía rondando la idea desde hace tiempo, pero me decidí cuando vi que la vieja casona desaparecía para dar paso a la modernidad

P: ¿Cuáles son los cimientos en los que se sustenta la vida de Santos García Catalán?

R: La familia, la responsabilidad, la honestidad, el trabajo y la amistad.

P: ¿Cuál cree que es el secreto del éxito en el noble oficio del periodismo?

R: Trabajar, trabajar y trabajar. Los reportajes y las entrevistas no aparecen por arte de magia. Y siempre, siempre con el cien por cien de veracidad para poder llevar por delante la credibilidad. También se llama a eso ser honesto en el oficio.

P: Santos García Catalán es un hombre hecho a sí mismo que empezó desde abajo y tocó la cumbre con éxitos sonados y merecidísimos. Y es que, ¿hay que ser cura antes que fraile?

R: Por lo menos ‘Santo’ (risas). Las facultades están para algo desde tiempos inmemoriales, pero cuando no se ha podido -o querido- ser universitario es la vida quien te va enseñando los caminos a seguir. Ya lo dijo Aníbal: Hallaré un camino o me lo abriré.

P: ¿Cómo ve el panorama periodístico actual, tanto en Castilla y León como en España?

R: Sinceramente mal. Las universidades “sueltan” anualmente miles de licenciados en Ciencias de la Información, y no hay cabida para tantos. Por otro lado, la situación del empresariado periodístico desde hace unos años va en decadencia. Y la pandemia está dando la puntilla a muchos medios, fundamentalmente a la prensa escrita. El futuro no es halagüeño.

P: Usted, sin haber pasado por la facultad de periodismo ha llegado a lo más alto. Recordamos que fue director de Antena 3 Castilla y León, la Cadena SER, TV Burgos, Valladolid 21 Magazine, entre otros. ¿Cree que falta sentido práctico o de realidad en los estudios de periodismo?

R: Falta algo tan imprescindible como que el periodista crea en la empresa que le ha facilitado el trabajo. Sería interesante una asignatura más en ese sentido. Es una enorme alegría sacar una titulación y decir ¡Ya soy periodista! Y no digo nada si además te colocas en una redacción. Pero si de verdad no apuestas y no apoyas, comprometiéndote con tu empresa, que es quien te paga el salario mensual religiosamente, estás jugando con tu puesto de trabajo por muy buen periodista que seas. Yo he oído decir a un joven plumilla, en plena redacción, “si mañana me tocara la lotería le pegaba fuego a esta p(..) empresa”. Eso lo dice todo. Independientemente de que la profesión, en general, está mal pagada.

P: ¿Cómo ha marcado el mundo del toro su trayectoria?

R: De forma ilusionante porque nunca he vivido exclusivamente de él, salvo la etapa de Burladero.com. Siempre fue por afición, y en los medios donde laboré siempre apoyé a este mundo tan complejo como es el del toro. Todo han sido satisfacciones.

P: Usted fue pionero en el periodismo digital en España, encabezando Estrella Digital en Valladolid, el primer diario en la red de provincia. ¿Pensó en aquel entonces que sería el futuro de los medios de comunicación?

R: Sinceramente no. En el año 2000, Internet eran entonces muy desconocido para la mayoría, además de que lo disponía muy poca gente; sonaba a chino. Y jamás pude pensar que, veinte años más tarde, medios digitales como por ejemplo NCYL, pudieran desbancar a algunos grandes medios históricos del papel.

P: Mirando hacia atrás: ¿valora más el dinero o la independencia?

R: Cuando se es joven y ambicioso, y además tienes que sacar adelante a tu familia, se valora mucho el dinero. Y si estás comprometido con tú empresa tienes que seguir sus directrices. No obstante, siempre tuve independencia, dentro de los límites, claro. Ahora, con el correr de los años, donde no tienes que dar a nadie explicaciones, ni tienes que cuadrar cuentas de resultados, ni organizar las gestiones comerciales para obtener publicidad, es otra historia. En estos momentos valoro mucho la libertad y la independencia que me da Grana y Oro y Noticiascyl.com, los dos medios donde colaboro asiduamente.

P: ¿Cuál ha sido el momento más doloroso de su carrera, y el más feliz?

R: Ocurrió cuando me fui voluntariamente de la Cadena SER, hubo muchos inconvenientes laborales y un trato casi despótico por parte de algunos directivos. Y el más satisfactorio fue cuando me nombraron director de mi primera emisora en Villanueva de la Serena (Badajoz). Era un sueño que me emocionó.

P: Su familia es omnipresente en su autobiografía. ¿Qué importancia tiene para usted la familia?

R: Toda. Decir toda es poco. Cuando marché de mi pueblo, desde la corresponsalía y mis tareas en el bar familiar ya estaba todo logrado; buscaba otros horizontes y nunca perjudiqué a mi familia dejándolos estancados. Mis padres, mis hermanos, mi mujer y mis hijos han sido y son todo mi patrimonio.

P: Por favor, cuéntenos qué ocurrió con aquella exclusiva mundial de Chernobyl.

R: Fue la inquietud periodística lo que me llevó hasta lo de Chernobyl en 1986, cuando escuché a un invitado en la emisora de Villanueva de la Serena desvelar una serie de acontecimientos en torno a Chernobyl. Los hechos habían ocurrido semanas antes. Y el invitado en cuestión era nada menos que un ingeniero nuclear responsable de la seguridad de un tercio de las centrales nucleares del mundo. Conocía la de Chernobyl a la perfección. Es, espero que aún viva, de Don Benito, junto a Villanueva de la Serena y se llama Faustino Parras. Tras una conversación, me facilitó algunos datos de la central siniestrada y un plano de la misma con inscripciones en ruso. En la citada conversación salió a colación mi pueblo, Villarrobledo, ya que en aquella época el Instituto era laboral y acudían alumnos de toda España. Sacamos la conclusión, por los años de su estancia (1957-58), que habíamos cursado juntos primero de bachillerato. Con los datos facilitados por el ingeniero de Don Benito, y mi “estudio” concienzudo de lo que era una fisión nuclear y otros elementos, marché a Madrid dos días para empollarme el asunto. Antes, había contactado con producción de Interviú para vender el reportaje que, en principio aceptaron. Pero querían verlo realizado. Cuando llegó el momento y vieron los planos de la central y el texto no tuvieron dudas y aceptaron el trabajo. Me pagaron un buen dinero. El reportaje, de seis páginas, se complementó con una exclusiva de fotografías adquiridas por Interviú a una agencia rusa. El semanario Interviú, de corte sensacionalista, en aquella época tenía una tirada de un millón de ejemplares. Aún conservo la revista donde aparece el reportaje. Hace un par de años se publicó en NCYL, treinta y tres años después.