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Olga Fuertes, la primera persona intubada por COVID en Valladolid: “Tengo altos niveles de anticuerpos, pero me pondré la vacuna cuando sea mi turno”

8 abril, 2021 20:07

En un momento en el que estamos luchando para no alcanzar la ‘cuarta ola’ hablamos con Olga Fuertes, la primera persona intubada por la Covid-19 en el Hospital Río Hortega de Valladolid. Hacemos con esta joven de 30 años una retrospectiva para conocer lo que ha significado contraer una enfermedad desconocida, pasar días en aislamiento antes del estallido de la crisis sanitaria y valoramos con ella la situación actual en la que se ven conductas irresponsables que nos pueden abocar al desastre.


P. ¿Cuándo comenzaste a sospechar que tenías coronavirus?

R. El 3 de marzo empecé a tener síntomas compatibles con el Covid-19. Se sabían cosas sobre el virus, pero no se tomaban medidas al respecto. Esos primeros días los pasé en casa. Sospechaba que podía tener coronavirus y no quería contagiar a nadie. Además, empezaba a estar demasiado cansada. Una semana después fui a urgencias. Me indicaron que sería gripe A pero al día siguiente me dejaron aislada, mientras hacían las pruebas pertinentes. Pasé ingresada en planta un par de días y el 12 de marzo ingresé en la UCI con neumonía bilateral. No sé dónde pude contagiarme


P. ¿Cómo es una unidad de cuidados intensivos?

R. No recuerdo el día de llegada a la UCI, en ese instante no entré sabiendo que era positiva en Covid porque la PCR dio negativo. Al tomar la muestra del pulmón fue cuando detectaron el coronavirus. Durante mi estancia de 12 días en la UCI, estuve sedada e intubada. Recuerdo que antes de salir me hicieron dos pruebas para cerciorase de que ya no era positiva.


P. ¿Cómo ha cambiado la atención sanitaria en los hospitales para luchar contra el Covid?

R. Un año después el cambio es brutal, incluso un mes después ya lo fue. Yo acudí al hospital con mascarilla porque parte de mi familia es sanitaria y ya se conocía lo que estaba sucediendo, pero en aquel momento no era lo normal. Entré en unas urgencias normales sin medios de protección. Éramos mi madre y yo las que nos apartamos del resto para evitar el contagio.


P. ¿Cuáles fueron los momentos más duros que viviste mientras estuviste en el hospital?

R. Sin duda, el momento más fuerte fue cuando salí de la UCI y llegué a planta. En ese mismo instante me recomiendan que no mire el móvil y que no lea las noticias. Era algo inevitable, y fue bastante duro escuchar que se estaban muriendo cientos de personas al día. Desperté en un mundo distinto.

P. ¿En quién te tuviste que apoyar?

R. Estuve en planta menos de dos días pero se hicieron muy largos. Nadie pudo ir a visitarme. Estaba confusa por las alucinaciones tras el despertar de la UCI y no sabía lo que pasaba fuera de esas paredes. No tenía demasiada información y el único apoyo son las enfermeras, celadores y los auxiliares. Además, yo por tener debilidad muscular necesitaba su ayuda. No podía levantarme o ir al servicio, viví en primera persona la labor que hacen los sanitarios. Siempre estaré agradecida a todo el personal del hospital, desde el equipo de la UCI pasando por el personal de Rayos, laboratorio o limpieza. Todos siguen ahí un año después trabajando sin parar.

P. ¿Qué secuelas te ha producido el coronavirus?

R. La debilidad muscular es lo que más note al principio. Estábamos en casa, no se podía salir ni siquiera a caminar, tampoco pude acudir a un fisioterapeuta. Al llegar el verano, habían pasado tres meses desde el ingreso en la UCI y empezó a caerse la mitad de mi pelo. En ese momento, no se sabía mucho de las secuelas que producía aún el Covid. Ahora, me he recuperado al 100%, gracias a la labor de mi fisioterapeuta y mi entrenador personal que me han ayudado mucho. No tengo secuelas, aunque durante todos estos meses me han hecho pruebas de control para ver cómo evoluciono.

P. ¿Vas a ponerte la vacuna cuando te toque?


R. Actualmente sigo manteniendo altos niveles de anticuerpos. Me pondré la vacuna cuando sea mi turno, sobre todo por si otorga algún tipo de derecho a la hora de viajar, acceder a conciertos o teatros. Confío en la vacuna y tras haber vivido el COVID-19 en la UCI recomiendo a todas las personas que se la pongan. Los efectos secundarios parecen ser mínimos comparado con el riesgo de sufrir la enfermedad, sobre todo en ciertos perfiles de edad. Además, no conocemos las secuelas a largo plazo y con un gran porcentaje de vacunados podremos volver a nuestra vida de antes.

P. ¿Sanidad controla el estado de tus anticuerpos por ser una de las primeras afectadas por la enfermedad?


R. Me han hecho revisiones pero los test de anticuerpos los hago en un hospital privado por una cuestión de curiosidad. Los he hecho varias veces y el último que me hice, hace menos de un mes, reveló que seguía teniendo anticuerpos, lo cual es muy buena noticia.

P. ¿En qué te ha cambiado la vida haber sido una de las primeras personas en contraer el coronavirus?

R. La realidad es que no he vivido ni un día de pandemia oficial sin esos anticuerpos de los que hablábamos. Los meses posteriores a mi paso por la UCI tenía mucho miedo a coger la enfermedad de nuevo. Tras conocer que tenía anticuerpos, me sentí más liberada, pero siempre cumpliendo todas las normas sanitarias.

P. ¿Qué balance haces de este último año?

R. Este año ha sido muy difícil para todos, también a nivel mental y en el ámbito económico y social. En mi caso salir del hospital y meterme en casa durante los meses de confinamiento no fue fácil. Quería ver a mi familia y a mis amigos después de todo lo que había pasado. Actualmente pasar tanto tiempo en casa entre teletrabajo y toque de queda hace todo más complicado. Me da rabia ver como se han parado estrategias útiles como los cribados masivos mientras todos seguimos cumpliendo normas en muchas ocasiones arbitrarias y sin base científica. Nosotros llevamos más de un año esforzándonos, necesitamos ver que quienes están al mando también hacen su trabajo.

P. ¿Qué mensaje le enviarías a esos jóvenes que se creen invulnerables al coronavirus?

R. Es cierto que estadísticamente hablando los jóvenes tenemos poca probabilidad de acabar en la UCI. Pero el problema es que el mensaje hacia los más jóvenes no se ha enfocado bien. El Covid genera mucha presión hospitalaria que puede repercutirles directamente a ellos y a sus familiares de muchas formas. La clave es que puede que no haya sitio en el hospital cuando ellos lo necesiten si tienen un accidente o cualquier tipo de urgencia. Yo soy una excepción por edad y por ser mujer, porque al parecer son más los hombres que terminan en la UCI, pero no soy la única menor de 30 años que ha pasado por ello. Sin olvidar que todos, incluido los jóvenes, podemos contagiar a cualquier persona de riesgo.


P. Por último, ¿cuál es tú esperanza?

R. Mi esperanza es que el porcentaje de vacunados aumente y que lo haga rápido. Además de vacunar hay que tener una estrategia de control de contagios a través de los test de antígenos porque cuando la incidencia baja dejan de hacerlos. Solo así podremos dejar atrás esas cifras de fallecidos y enfermos, y volver a recuperar nuestra vida. No debemos olvidar todo lo que ha ocurrido y a cuantos hemos dejado atrás, pero debemos seguir adelante y recuperar lo que era nuestro.