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ENTREVISTA | Antonio Huertas (presidente de Mapfre): "La pandemia pasará con la vacunación, pero deja detrás una profunda crisis de la que tardaremos en recuperarnos"

30 mayo, 2021 09:00

Antonio Huertas (1964, en Villanueva de la Serena-Badajoz) es presidente de Mapfre y de la Fundación Mapfre. Se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca, siendo actualmente presidente de Alumni USAL. Desde sus principios estuvo ligado a la empresa MAPFRE ocupando diferentes cargos, hasta que en 2012 fue nombrado presidente. En ese mismo año comenzó a ser miembro del Consejo Empresarial para la Competitividad y también es patrono de la Fundación Reina Sofía, la Fundación Princesa de Asturias, la Asociación Española de Fundaciones, la Fundación Carolina, la Fundación Museo Reina Sofía, la Fundación Mujeres por África y la Fundación Ortega Muñoz.

De clara vocación innovadora e integradora, su trayectoria vital y empresarial es un ejemplo para las nuevas generaciones, algo que queda demostrado al ser actualmente presidente del Consejo Asesor de Alumni USAL,  desde donde los antiguos alumnos y amigos de la Universidad de Salamanca que han desarrollado una trayectoria profesional destacada ofrecen criterio, empuje y apoyo a las nuevas generaciones de universitarios.

P.- Presidente, ¿cómo lleva Mapfre todo este largo año de pandemia?

R.- Con preocupación y con responsabilidad. Los aseguradores protegemos a nuestros clientes frente a sus potenciales riesgos. Por eso nuestra primera obligación es tener planes de contingencia adecuados, tanto financiera como operativamente. Además, en este caso se daba la circunstancia de que la mayoría de las personas podíamos ser afectadas. Por eso, desde el primer momento diseñamos una estrategia basada en tres prioridades: proteger a nuestros trabajadores, colaboradores y clientes, proteger el negocio, y ayudar a la sociedad a superar esta pandemia. Las tres cosas han funcionado. Hemos sabido protegernos y seguir atendiendo a los clientes incluso en los momentos más duros de los confinamientos en los diferentes países, las cifras de cierre de 2020 y el primer trimestre de este año confirman también que tenemos un modelo de negocio solido y rentable, capaz de crecer incluso frente a una pandemia, y hemos mantenido un intenso compromiso social tanto de forma directa como a través de Fundación, ayudando a proteger el empleo, especialmente el de autónomos y pymes, ayudando a los clientes, y desarrollando potentes programas de ayuda socio-sanitaria para todos los países donde estamos presentes, priorizando aquellos que cuentan con sistemas de protección menos sólidos y desarrollados. Fundación Mapfre ha destinado 45 millones de euros a ayudar frente a la pandemia y, en conjunto, el grupo Mapfre ha movilizado más de 200 millones en el mundo.

P.- ¿Qué existe de negativo en esta situación?

R.- Todo, los fallecidos, los contagiados, los millones de empleos perdidos en el mundo, las clases medias que han sido empujadas de nuevo a la pobreza… de una pandemia no se saca nada bueno, todos somos perdedores en mayor o menor medida. La pandemia pasará con la vacunación, pero deja detrás una profunda crisis económica y social de la que tardaremos tiempo en recuperarnos. Para muchos países, esto supone una regresión de dos décadas en el desarrollo. Nosotros, en Mapfre y yo particularmente, tratamos de afrontar las crisis poniendo el acento en sus oportunidades y esta pandemia también tiene algunas, sin restar en absoluto todo el dolor que he comentado, entre ellas la capacidad que tenemos los europeos de afrontar una intensa transformación si gestionamos con estrategia e inteligencia los fondos Next Generation.

La pandemia pasará con la vacunación, pero deja detrás una profunda crisis económica y social de la que tardaremos tiempo en recuperarnos

P.- ¿El teletrabajo ha llegado para quedarse?

R.- Si, pero no como lo hemos conocido durante el confinamiento, eso era trabajar desde casa como una solución de emergencia, no era realmente teletrabajo. Las soluciones de movilidad hacen posible una reorganización del trabajo, nosotros mismos ya teníamos implantada esa opción en algunos negocios, y lo que estamos haciendo ahora es volver a ese modelo, que combina todas las ventajas del teletrabajo con las de un desarrollo profesional presencial, porque no olvidemos que la esencia de la actividad está en las personas, no en los canales. Es un modelo híbrido global de trabajo donde hemos integrado y normalizado lo presencial, que es lo relevante, con la mayor flexibilidad personal y profesional que permiten las tecnologías.


P.- ¿Qué supone a para un ex alumno de la Universidad de Salamanca ser el presidente de los ex alumnos?

R.- Un gran honor, y una oportunidad única de expresar mi gratitud por lo que la USAL transformó mi vida. Los Alumni tenemos que ser igual de generosos con los estudiantes como lo fueron antes los 'mayores' con nosotros. El acervo que hace únicas a las instituciones centenarias, como es la Universidad de Salamanca, se transmite entre generaciones compartiendo aquello que nos une. Además, me da la oportunidad de estar en contacto con muchísimos profesionales que en su día fueron estudiantes en Salamanca y que ahora están deseosos por ayudar a su alma mater.

Los Alumni tenemos que ser igual de generosos con los estudiantes como lo fueron antes los 'mayores' con nosotros.

P.- ¿Qué finalidad tiene Alumni-USAL?

R.- La Asociación como tal es la más antigua de España y tenía como finalidad desde sus orígenes el mantener un punto de encuentro con todos los estudiantes que se habían formado en la USAL. Podría decirse que fuimos el precursor de Facebook. Hace unos años un equipo de profesionales, vinculados de una u otra manera a Salamanca, decidimos fortalecer todavía más el papel de la asociación, transformándola en Alumni que hoy nos permiten estar en conexión con decenas de miles de socios diseminados por el mundo, en diferentes capítulos locales. Aparte del vínculo permanente que queremos que los antiguos estudiantes mantengan con su universidad, organizamos encuentros con el mundo de la empresa, ayudamos al estudiante a conectar con el mundo laboral y servimos de puente con la sociedad en la que vivimos.


P.- ¿Qué recuerdos le deja su paso por Salamanca y su Universidad?

Todos son recuerdos muy positivos. La vida universitaria en un entorno como el salmantino fortalece el carácter y te ayuda a forjar la personalidad que luego desarrollarás en tu vida profesional en el futuro. Incluso conocí a la que luego fue mi esposa en la propia universidad. La vida en Salamanca, durante el tiempo universitario, es placentera, incluso durante los fríos días de invierno y la combinación de estudio y divertimento en esta ciudad es más compatible que en muchos otros sitios, por el propio tamaño y configuración de la ciudad. También te presenta retos que te sirven de palanca posterior, sin ni siquiera ser consciente de ello. En mi caso tenía inquietudes y fui muy activo en el mundo cultural y asociativo de la universidad, por lo que adquirí destrezas de gestión, de liderazgo y de comunicación que he utilizado a lo largo de mi vida.

P.- ¿Qué diría a alguien que quiere visitar esta ciudad?

Pero ¿queda alguien que no conozca Salamanca? Sin duda que se deje atrapar por su magia, que se pierda por su calles y rincones, que contemple sus edificios, que escuche el ruido en sus calles y el habla de su gente en los bares, que aproveche la cultura gastronómica de la tierra, que disfrute de su oferta cultural y que comprenda la importancia histórica de la ciudad y su universidad a lo largo de los siglos en el desarrollo del conocimiento humano, gran parte del cual se ha universalizado desde esta vieja universidad.

Quien visite la ciudad que comprenda la importancia histórica de la ciudad y su universidad a lo largo de los siglos en el desarrollo del conocimiento humano

P.- ¿Y a alguien que pretenda estudiar en su Universidad?

R.- Pues que es un auténtico privilegio el poder estudiar en una de las universidades más antiguas del mundo, con más de ochocientos años de experiencia, la cual a pesar de este largo tiempo transcurrido ha sabido evolucionar y prepararse en cada siglo para los retos de ese momento. Ahora la educación afronta nuevos desafíos para poder servir mejor a la sociedad en la que vive, preparando adecuadamente a los jóvenes, y también a los adultos que tenemos que reciclarnos permanentemente, para poder desarrollar el talento que se demanda y que están en continua evolución.

Acude a la universidad con mente abierta, crítica, con afán constructivo y se participativo en todo. Compagina el estudio con el ocio de manera equilibrada y aprovecha todas las oportunidades que dentro y fuera de la universidad se brindan a diario para aprender, más allá de los propios requerimientos académicos.

P.- ¿Cómo vislumbra el futuro económico?

R.- La pandemia pasará porque las vacunas están ya llegando masivamente, al menos en los países de nuestro entorno, pero detrás deja una profunda crisis económica, especialmente en las zonas del mundo que ya eran vulnerables. En Europa, y especialmente en España, tenemos la enorme fortuna de contar con el programa Next Generation UE y esto es, sobre todo, una oportunidad única para transformar el modelo económico y social y fortalecernos de cara al futuro.  Por tanto, quiero ser optimista pese a que los indicadores, el del paro, por ejemplo, nos recuerdan cada día que el camino será largo y difícil.

Las economías y las sociedades en todo el mundo están en continua transformación, proceso que se acelerará ahora con una mayor digitalización y cambio cultural. Las nuevas tecnologías tienen que servir para fortalecer las capacidades operativas y el desarrollo humano, siendo ambas muy necesarias. Y es por eso por lo hay que invertir mucho más en talento, empleabilidad de los más jóvenes y apoyo a los mayores que tienen que reinventarse en nuevas ocupaciones.

En España tenemos la enorme fortuna de contar con el programa Next Generation UE y es una oportunidad única para transformar el modelo económico y social y fortalecernos de cara al futuro

P. ¿La sociedad será distinta tras la pandemia?

R.- El mundo ya es distinto y aún no hemos superado la pandemia. Nunca se había paralizado el planeta y esto hace que todo lo que venga después sea distinto, y esperemos que mejor. La solidaridad ha aflorado como nunca habíamos visto y hemos ganado mucha sensibilidad y aprecio a muchas actividades que pasaban desapercibidas a diario frente a nuestros ojos, y que han sido esenciales para no caer en el abismo originado con la pandemia. Ojalá sigamos mirando con la misma admiración a todos esos héroes anónimos que nos han mantenido de pie todos los días desde que comenzó esta pandemia. Si, debe ser una sociedad diferente, pero para ello también debemos abordar la solución de los grandes retos pendientes y que son enormes desafíos que las actuales generaciones tienen la obligación de abordar, la educación, el envejecimiento, la salud, la pobreza y el empleo, entre otros.


P.- Finalmente, usted como presidente de una de las grandes empresas de seguros, ¿cree que la pandemia ha dejado una sociedad más vulnerable?

R.-Sí, la pandemia ha desnudado muchas de nuestras debilidades como sociedad y, además lo ha hecho de manera global y en todos los países a la vez. Pero se ha puesto en evidencia qué países habían fortalecido más el nivel de protección y bienestar para sus ciudadanos, frente a los que han tenido que acudir prácticamente a la caridad de otros. Nadie estaba preparado, en cualquier caso, y en todos los países se han presentado realidades muy dramáticas, que aumentaron en los primeros meses el número de fallecidos. Ahora nos lamentamos por no haber invertido más en investigación o en salud, pero hay que ver las cosas hacia adelante y pensar que todo eso podemos corregirlo. En el ámbito del seguro, también estamos pensando en cómo nos protegemos frente a las pandemias. La industria aseguradora mundial no puede resolver en solitario la protección de la salud mundial y las pérdidas económicas, que una situación como la que estamos viviendo, ha originado. Pero sabemos, que somos parte de la solución y que podemos contribuir aun mas a minimizar estos u otros riesgos para el futuro, pero para ello son imprescindibles las alianzas público privadas, que garanticen una adecuada asignación de recursos y prioridades, para proteger la estabilidad y solvencia financiera de la actividad aseguradora mundial.