Reflejo histórico del pasado de la Policía Municipal
David Herrero / ICAL
Escudos, munición, parches, radios, armas blancas y de fuego o uniformes. Así hasta más de 4.000 objetos y artículos guarda el Museo de la Policía Local de Palencia, ubicado en el cuartel de la capital, a la espera de una reorganización y una puesta a punto para poder mostrar a grandes y pequeños todos sus encantos una vez que la situación sanitaria mejore.
Policía Estatal de Arizona, de la Ciudad de Miami o de la ‘Polizei’ alemana. Tres ejemplos de una multitud de escaparelas y galletas de cuerpos de todo el mundo, así como españoles, reciben al espectador en el actual emplazamiento, una pequeña estancia de las instalaciones municipales.
“Hay intercambio de objetos entre compañeros de diferentes lugares o países a la hora de hacer cursos a través de la Asociación Internacional de Policía” (en inglés IPA). De ahí que se cuente con parches, placas y artículos de otros lugares, afirma en declaraciones a la Agencia Ical Pedro, el agente responsable del museo.
Además, destaca que se posee una colección con placas de todas las policías de España, la cual fue donada por la mujer de un compañero que falleció en un accidente de tráfico. A mayores, se suman gorras, boinas u otros elementos procedentes, por ejemplo, de la Ertzaintza.
De igual manera, un perchero muestra diversos uniformes y americanas, tanto del cuerpo municipal como de otros de diferentes ámbitos, entre los que se encuentran los pertenecientes a los característicos maceros. La munición no pasa desapercibida, con cartuchería de combate y antiaérea, material antidisturbios, granadas o botes de humo.
Armas
Respecto a la parte más llamativa, el agente destaca que hay de todo. En el capítulo de armas blancas, todas ellas incautadas en intervenciones, detenciones o cacheos, se localizan desde las típicas navajas hasta cuchillos de mesa, así como otros orientados a la caza o montaña, pasando por elementos punzantes de fabricación casera, pero igual de "dañinos y peligrosos".
Llama la atención un cartucho de escopeta que, en realidad, esconde una pequeña hoja muy peligrosa. A mayores, Pedro pone énfasis en un tirachinas casero con el que lanzaban rodamientos metálicos, con "el daño que podían producir en caso de impacto", reconoce.
Además de armas cortas de antiguos agentes o de otras incautadas, al igual que alguna de Airsoft o aire comprimido, Pedro traslada que un compañero consiguió prácticamente todas las armas largas que hay en la vitrina del museo.
“Todas ellas reales y usadas, aunque ya están inutilizadas”. Destaca un Mauser alemán, un Cetme, también conocido como el chopo, un subfusil característico de los maquis o la ametralladora italiana FAO, que nació para rivalizar con el Cetme español, que “era el mejor de todos, al ser el fusil que no tenía averías y no se encasquillaba”.
“Nos gusta nuestro trabajo y todo lo existente son recuerdos del día a día y de toda la trayectoria del cuerpo”. Aspectos que “no tienen mucho valor, pero son importantes”, como un valón firmado por los miembros de la Selección Española de Fútbol, en la época de Raúl González. “Un regalo a modo de agradecimiento por el servicio prestado, tanto a la Selección como a la ciudad, durante el partido”, asevera.
Decibelios y telecomunicaciones
En el museo se aprecia a la perfección como ha evolucionado la Policía, con la mejora del equipamiento y la modernización de la dotación. Los transmisores de radio son un claro y visual ejemplo, debido a su tamaño. “De llevarse con una correa al hombro hasta las reducidas dimensiones de los ‘walkie-talkie’ actuales”.
“Se ha producido un cambio espectacular”. “Cuando hablaba un compañero había que esperar a la contestación, si es que no se acababa la batería y se tenía que regresar al cuartel a cargar todo el aparato”. Explica que ahora cada transmisor tiene una pequeña batería, que dura mucho, y si llega a acabarse "se cambia por otra cargada en una base y no hay más".
En el caso de las emisoras, la situación era la misma. Actualmente, pueden hablar cinco compañeros a la vez en la comunicación. Sin olvidar el paso del sistema analógico a digital, ya que la comunicación “está encriptada”. Antes cualquier persona con un ‘scanner’ o un ‘walkie’ podía escuchar las transmisiones, añade.
Respecto a los decibelios, los sonómetros son otro ejemplo de la evolución, al ser integrados para que hagan la medición los propios mecanismos, ya que, en los primitivos, “se hacía de manera, prácticamente, manual el cálculo”, comenta un subinspector presente en el museo.
Y es que, los aparatos actuales tienen en cuenta los “posibles errores” de humedad, de viento o de otras circunstancias. “Todo se ajusta a los segundos que dicta la norma y evalúa la regla del 3,5,3. Es decir, tres medidas, durante cinco segundos en tres cambios diferentes”.
Esta modernización es muy positiva para el trabajo policial, ya que en el ámbito de los decibelios y del ruido, “dos más dos no son cuatro”. “Hay que hacer una diferencia entre el ruido de una fuente emisora y el ruido habitual o de fondo, algo que los nuevos sonómetros ya hacen”.
Objetivo educativo
“Ahora la situación sanitaria no permite que entre gente externa al edificio de manera ordinaria, pero la idea es que el museo se convierta en una vía de divulgación de la labor policial, en mayor medida, enfocado a escolares o personas interesadas en la materia”, afirma a Ical el inspector jefe de la Policía Local, Juan Manuel González.
Para ello, se organizarían visitas concertadas, a partir de “una reclasificación de todo el contenido, con el objetivo de que sea más atractivo y sea más visual”. Y es que, existen muchos objetivos y artículos curiosos relacionados con el Cuerpo y el trabajo de los agentes que “muchos ciudadanos de Palencia no conocen”.
Aclara que “es una forma de acercar la Policía Local a los palentinos para que así también conozcan toda la historia que tiene detrás, con más de 100 años trabajando por los ciudadanos de la capital y la sociedad palentina”.
No obstante, González puntualiza que “faltan medios”, además de estar limitado al tener duplicadas varias estancias por motivos de seguridad debido al COVID-19, por lo que habrá que esperar a que exista normalidad y se pueda ubicar a cada departamento y al personal en su lugar. Tras ese momento, será posible que se pueda dar al museo una infraestructura y una apariencia mucho mejor, agrega a Ical.