Chema Viejo, director general de la Fundación Obra Social Castilla y León, en el Museo Casa Botines de Gaudí

Chema Viejo, director general de la Fundación Obra Social Castilla y León, en el Museo Casa Botines de Gaudí Peio García ICAL

Sociedad

Chema Viejo: “Necesitamos modelos de colaboración público-privada"

El director general de Fundos considera que Casa Botines es el edificio de Gaudí "más rico desde el punto de vista filosófico y simbólico” y, advierte, "lo mejor está por venir"

21 abril, 2022 10:24

Elena F. Gordón / ICAL

El Museo Casa Botines Gaudí de León recibe mañana en La Bañeza una distinción al intenso trabajo que desarrolla y un espaldarazo en vísperas de la elección del Museo Europeo del Año, el Premio Castilla y León de las Artes 2021. El recinto afronta en breve una remodelación que se suma a un continuo proceso de crecimiento en el que, “lo mejor está por venir”, explica el director general de la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos), Chema Viejo.

El Museo Casa Botines Gaudí ha experimentado en poco tiempo una especie de eclosión. ¿Cómo resume y valora esa trayectoria?

Cuando se crea la Fundación surgen muchos retos, como poner en marcha un proyecto museístico de primer nivel en la Casa Botines, un edificio que siempre había tenido uso privado. Contábamos con algunas condiciones de salida muy favorables, porque el contenedor es muy magnético, atrae rápidamente la mirada y con una marca cultural de potencia internacional como es Gaudí, pero teníamos que desarrollar un proyecto que conjugara distintos discursos. Por una parte, contar la historia del edificio; por otra, el museo tenía que hablar de Gaudí porque es el principal reclamo, pero también teníamos que integrar las colecciones que posee la fundación (pintura, escultura, gráfica, artes decorativas) y el ingente patrimonio documental. Posiblemente, la eclosión se ha producido porque había una nebulosa enigmática que rodeaba el edificio, que suscitaba mucha curiosidad y expectación y quizá el éxito ha sido gestionarla. Hemos sido capaces de crear en tres años una propuesta que enganche, un museo muy vivo que hace cosas distintas e interactúa con su entorno.

¿Cómo reacciona el visitante del Museo Casa Botines Gaudí?, ¿Tiene feed-back?

La primera reacción es la sorpresa. Sorprende mucho cómo surge el edificio, cómo Gaudí llega a León, la trayectoria histórica y la conexión entre Gaudí y León es lo que más atrapa. Lo que más valoran es toda la parte expositiva dedicada a su figura, pero cada vez tienen más importancia las colecciones, especialmente la de pintura, y las exposiciones temporales que complementan la oferta permanente. Creo que el visitante valora la novedad, la calidad de los contenidos y la atención al visitante, con distintos formatos pensados en el público familiar hacen que el Museo sorprenda y agrade.

El reconocimiento del Premio Castilla y León llega en un momento de crecimiento. ¿Qué le aporta esta distinción a la entidad?

Indudablemente, aporta prestigio. Es un galardón que desde los años 80 distingue a personalidades e instituciones realmente notables en el ámbito de la cultura y particularmente de las artes. Para nosotros es un motivo de profundo orgullo recibirlo. Es un estímulo, nos impulsa para seguir creciendo y también nos contextualiza en la dimensión que queremos ocupar. El Museo está en León pero es para el mundo. Nuestra Fundación es de ámbito autonómico y despliega buena parte de sus propuestas por el resto de la Comunidad. El hecho de que se nos reconozca desde la Comunidad es muy gratificante. El premio va a conseguir que seamos mucho más conocido en el conjunto de Castilla y León y que surjan nuevos vínculos.

Estamos a las puertas de la elección del Museo Europeo del Año, que podría ser Casa Botines Gaudí. ¿Cómo lo viven?

Creemos que es posible. La valoración que en su momento hizo el Comité fue francamente muy positiva Hemos conseguido generar mucha expectación, granjear el apoyo de las principales instituciones, empezando por el Jefe del Estado, que preside los actos del 130 aniversario de la Casa Botines… Estamos satisfechos del trabajo hecho. Realmente, creemos que tenemos posibilidades, pero el simple hecho de estar en la final después de una criba en la que había más de 80 museos europeos -muchos de ellos multiplican por ocho o por diez nuestro presupuesto-, ya es de por sí todo un éxito. El 7 de mayo estaremos en Estonia con el deseo de convertirnos en embajadores de la cultura leonesa, de Castilla y León y de España, porque consideramos que un museo joven como el nuestro tiene mucho que aportar.

Usted es la cara más visible, pero hay un equipo detrás que sostiene el proyecto...

La apuesta por el talento joven ha sido fundamental en el Museo. Tenemos un equipo de 18 personas, muy joven, magníficamente formado, a los que paradójicamente les resultaba difícil encontrar oportunidades. Personas con premios extraordinarios de fin de carrera, que hablan varios idiomas, que no encontraban trabajo casi en una pizzería y hoy gestionan uno de los museos referente en España. Esto nos proporciona una enseñanza: que no es tan decisiva muchas veces la experiencia de una persona como sus ganas, su empuje y su compromiso. El hecho de que el Museo haya apostado por los jóvenes ha sido extraordinariamente rentable para nosotros y eso impregna toda la actividad y el visitante lo percibe.

En el camino recorrido, ¿ha habido muchas dificultades?

Lo más complicado posiblemente ha sido desarrollar un proyecto que tuviera unas hechuras del máximo rigor científico. Nos preocupaba mucho que el Museo reuniera los más altos estándares de calidad en lo que a gestión se refiere y todo lo que tiene que ver con la conservación preventiva de las obras de arte. Hablamos de un edificio que tiene 130 años, que no fue diseñado para este y de una colección de más de 5.000 obras de arte, de las que en este momento sólo hay expuestas dos centenares. La responsabilidad sobre el patrimonio era la principal preocupación, que el edificio pudiera adaptarse a este fin y que dispusiéramos de los medios técnicos y los recursos humanos necesarios para garantizar la correcta conservación.

¿Qué queda por hacer, por ofrecer, cómo puede mejorar este proyecto?

Queda mucho y, de hecho, lo mejor está por venir. Gracias a las investigaciones lideradas por César García Álvarez, dentro de poco vamos a hacer pública toda la complejidad de la simbología del edificio y a recuperar elementos que en su momento estaban en él. Podemos asegurar sin ningún recato que toda esa complejidad va a convertir la Casa Botines en el edificio más rico y complejo desde el punto de vista filosófico, simbólico de los que construyó Gaudí y nos vamos a convertir, sin duda, en referencia dentro de lo que representa en la oferta cultural y museística. La vida de Gaudí cambió de forma drástica en León y es algo que se conoce muy poco. El edificio, en el momento en que se haga público ese estudio en el que se identifican todos los distintos planos simbólicos, se va a convertir en una referencia internacional. Tiene que contribuir de forma muy importante a consolidar la marca turística del Gaudí del noroeste. Gaudí ha sido providencial para la actividad turística de Barcelona y posicionar el turismo en el noroeste vinculado a su legado puede ser un revulsivo extraordinario. Es algo en lo que queremos trabajar y queremos impulsar una conexión más intensa con nuestros amigos de Astorga y Comillas (Cantabria).

¿Qué hace falta para que esta Comunidad aproveche mejor sus recursos patrimoniales?

Posiblemente, un modelo de gestión colaborativa focalizado a resultado y vinculado al territorio. Es muy difícil, desde el punto de vista de la administración pública gestionar o conservar un patrimonio tan extensísimo. Creo que es absolutamente necesario impulsar modelos de colaboración público-privada. Hay muchos casos de éxito en Castilla y León en relación con el patrimonio, como la Fundación Santa María la Real o la Fundación Las Edades del Hombre. Ese modelo es interesantísimo. No basta con restaurar una iglesia o un castillo, tenemos que pensar en qué puede contribuir eso al desarrollo del territorio.

¿Y para León, específicamente, el mismo consejo?

Indudablemente. La cultura subvencionada no es suficiente. Está bien, es fundamental, que las administraciones públicas destinen recursos a la cultura pero no es suficiente. Necesitamos movilizar mucho más al tejido social. Ahora mismo en Europa se impulsa un modelo de entidad con este perfil, las fundaciones comunitarias, que buscan activar las potencialidades de una comunidad para contribuir al cambio social y al desarrollo. Creo que hay que ser mucho más dinámicos, activos y necesitamos generar en las personas, en la ciudadanía una actitud más comprometida.

¿Queda tarea por hacer o en León ya estamos en el punto en el que el visitante sabe que la ciudad es mucho más de la catedral, San Marcos o San Isidoro?

Francamente, creo que queda mucho por hacer. Los principales activos patrimoniales nos proporcionan un atractivo considerable. La gastronomía, el carácter amigable y hospitalario de la ciudad y de sus gentes son un excelente motivo para visitarnos, pero hay que intensificar la vida cultural e intelectual de la ciudad. Tenemos que ser capaces de generar acontecimientos culturales a lo largo del año que nos sitúen en el mapa. Tenemos una oportunidad única porque el turismo de interior está creciendo, el cultural gana adeptos y León tiene muchas posibilidades. El hecho de que la ciudad haga una apuesta turística no debe entenderse como fiarlo todo al turismo. Todo está interconectado. Tenemos que tomarnos muy en serio nuestras posibilidades, creer en ellas y activar todos los resortes que tenemos a nuestro alcance.

¿Cuál es el principal ingrediente de la receta de éxito que es el Museo Casa Botines?

La magia, sin duda. La historia de nuestro proyecto es de pura magia. Cuando comenzamos prácticamente nadie creía que fuera posible. Creamos el museo pero el museo ya estaba aquí. Nos estaba esperando, solamente teníamos que descubrirlo. Gaudí construyó un edificio monumental lleno de secretos, de leyendas, de rincones asombrosos, de símbolos -muchos de los cuales aún no hemos sido capaces de escudriñar- pero estaban ahí. Nosotros nos enamoramos del proyecto desde el principio y creo que esa ilusión de todas las personas que han participado en el proyecto ha hecho posible esa magia. La ilusión y la magia que envuelve a un edificio tan asombroso como este ha hecho el milagro y la verdad que pensamos que de alguna manera le seguimos debiendo muchas cosas a Gaudí y a todos lo que han pasado por el edificio en estos 130 años y han dejado un pedacito de su alma aquí.

¿Hay algún secreto del Museo que pueda compartir?

En este momento, algo que se puede confesar es que el edificio tiene conexión con otros personajes legendarios y la explicación de esta simbología va a resultar absolutamente maravillosa.

¿Por qué no debería ni un visitante ni un leonés dejar de conocer las entrañas de este edificio?

Porque vivirá una experiencia realmente impactante en la que no sólo se adentrará en el mágico mundo de Gaudí sino que será capaz de descubrir, a través del relato, de lo que supuso a construcción del edificio y el arte en los siglos XIX y XX. Descubrirá las cosas asombrosas que son capaces de hacer las personas cuando actúan por amor.