Cuando Juan Pablo II, el Papa de las masas, besó tierra de Castilla y León
Esta semana se cumplen 40 años del primer viaje oficial del sumo pontífice polaco a varias provincias de la Comunidad en una visita frenética con muchas anécdotas
5 noviembre, 2022 07:00Noticias relacionadas
Para muchos ha sido el mejor Papa. Juan Pablo II (de nombre secular Karol Wojtyła) sigue muy presente en la mente de los católicos e incluso de los no creyentes. Aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, durante esta semana se cumplen 40 años de su primera visita oficial a España. Un viaje frenético, en un año muy especial para el país, en el que besó tierra de dieciséis localidades de 14 provincias en nueve días. Y entre ellas, tres de Castilla y León. Y como curiosidad, todas las noches durmió en la Nunciatura en Madrid, menos una, que pasó en Zaragoza. En total, pronunció 47 discursos oficiales, algunos muy recordados.
El conocido como Papa de las masas estuvo en Ávila, Salamanca y Segovia. Fueron visitas exprés pero donde le dio tiempo a dejar poso. El 1 de noviembre de 1982 es la fecha en la que llegó a Ávila para clausurar el IV Centenario de la Muerte de Santa Teresa. Fue en la muralla donde presidió un acto multitudinario con cientos de personas, al grito de "totus tuus".
La visita se inició en la Encarnación, donde Santa Teresa tomó los hábitos. Luego siguió por el convento de las madres, por la plaza que lleva su nombre o el convento de la Santa, donde nació Teresa de Jesús. Allí se recuerda aquel día con una piedra que recoge algunas de sus palabras. “Estoy aquí para adorar la Sabiduría de Dios. Para honrar a Santa Teresa, que fue hija singularmente amada de la Sabiduría divina”, comenzó su discurso con una vitalidad intensa, olvidando que un año atrás había sufrido un atentado.
Otro de lo momentos más curiosos fue cuando más de 3.000 monjas de clausura le esperaron en el convento de la Encarnación. Habían pasado toda la noche en vela para poder ver la llegada del famoso helicóptero del Papa.
Ese mismo día, el 1 de noviembre, le dio tiempo a visitar por la tarde Alba de Tormes (Salamanca). Allí visitó el sepulcro de la santa en la iglesia de la Anunciación, y lo hizo junto a los duques de Alba. Se pudo empapar de los versos de la santa, ya que era un enamorado de los escritores místicos. “En este lugar fundó ella el monasterio de la Anunciación y es donde también vio cumplir su anhelo más deseado: “Que muero porque no muero”. Aquí sus gentes guardan el tesoro de sus sagradas reliquias”, fueron sus palabras en un día para la historia.
Posteriormente, el Papa se trasladó al centro de la ciudad salmatina en el tradicional automóvil blindado. Además, recibió las llaves de la ciudad de su alcalde, Jesús Málaga, firmó en el libro de honor y disfrutó de las vistas de la Plaza Mayor. No faltaton las banderas y pancartas para aclamarlo. Desde allí volvió a Madrid.
Tras recorrerse media España, llegó el 4 de noviembre a Segovia llegaba en helicóptero a Segovia, donde le esperaba monseñor Antonio Palenzuela, obispo de la Diócesis. Decenas de miles de segovianos aclamaron al Papa Karol por las calles de la ciudad y siguieron la celebración a los pies del acueducto. Visitó el sepulcro de san Juan de la Cruz y el santuario de la Virgen de la Fuencisla, y en su altar oró durante unos minutos. Posteriormente prosiguió su viaje a Toledo.
En total, el papa vino cinco veces a España, la última dos años antes de su muerte, pero sin duda, el primero quedó en la retina de todos. Por su duración, del 31 de octubre al 9 de noviembre de 1982, por lo intenso y por el contexto político, con una España que despertaba y con una religión que se abría al mundo.