El sastre salmantino por el que ‘se pegan’ los toreros: “He pasado de sacar el graduado escolar con esfuerzo a hacer ropa al top 20 del toro”
Raúl Rodríguez esconde una historia de superación en la que el sacrificio y el amor por su profesión le han permitido llegar a grandes figuras de la talla de Roca Rey, Emilio de Justo y Marco Pérez
19 junio, 2023 07:00Son varios los oficios que han pasado a estar en peligro de extinción. Una de estas profesiones es la sastrería, un arte que consiste crear prendas de vestir, generalmente masculinas, de forma artesanal y a medida.
Cada vez son menos las personas que se decantan por este sector, como también lo son las que recurren a él para equipar su fondo de armario. Sin embargo, lo cierto es que todavía existen verdaderos profesionales de la sastrería que consiguen enamorar a sus clientes con cada una de sus creaciones y un pequeño grupo de personas que sigue visitando estos negocios con frecuencia, ya sea por la seriedad de sus profesiones y la buena imagen que se ven obligados a dar, para eventos y celebraciones especiales, o incluso por alguna cuestión personal.
Es el caso de los toreros, para los que parece haberse convertido en un requisito fundamental el hecho de llevar trajes hechos a medida en cada una de sus apariciones en los ruedos.
Lo curioso es que la mayoría de ellos confían en el mismo sastre a la hora de confeccionar sus trajes de corto. Este no es otro que el salmantino Raúl Rodríguez, quien ha logrado convertirse en todo un referente dentro de su profesión tras haber recorrido un camino lleno de éxitos, pero también de algún que otro obstáculo, tal y como él mismo ha confesado en una sincera entrevista con este periódico.
El conocido como 'el sastre de los toreros', un apodo que al de Béjar no le hace sentir más que un orgullo tremendo por ser una catalogación que resume, en cierto modo, su inesperada a la par que brillante evolución, decidió adentrarse en el mundo de la sastrería a los 16 años, cuando vio que lo suyo no era estudiar y que a él lo que realmente le interesaba era trabajar: "No era buen estudiante, estudiar nunca fue mi fuerte, entonces, cuando llegó el momento en el que tuve que decidir qué quería hacer, le dije a mi padre que me quería preparar para ser sastre y me fui a Barcelona a una academia y luego a Galicia", ha empezado diciendo.
Detrás de esta decisión existe una explicación bastante lógica, ya que Raúl es la cuarta generación de sastres de su familia: "Que sepamos, el primer sastre de mi familia fue mi bisabuelo. Luego lo fue mi abuelo, después mi tío y mi padre y ahora mi hermano y yo", ha confesado.
Actualmente, el bejarano regenta una sastrería en su tierra natal que lleva su nombre. Pero no una sastrería cualquiera, sino que se trata de un negocio con mucha historia, creado por su bisabuelo y que pasó a ser suyo cuando su padre decidió retirarse.
No cabe duda de que esto le ha ayudado a llegar a lo más alto, pero no ha sido lo único que ha influido. También ha tenido mucho que ver el interés que siempre ha tenido de expandir su negocio y de hacer llegar su marca a todos los rincones del mundo al ver que con el paso de los años iba habiendo menos sastres, así como el boca a boca y el hecho de ser el único sastre especializado solo en trajes de corto. Y vaya si lo ha conseguido.
"Empezamos a movernos porque en Béjar había poquito trabajo y porque me di cuenta de que poco a poco todos los sastres iban cerrando y de que no había generación. Entonces empecé a trabajar para sastrerías de Madrid especializadas en el mundo del toro, ya que yo sabía que los toreros están muy acostumbrados a hacerse todo a medida", ha desvelado.
Hoy, el sastre salmantino presume orgulloso de trabajar para las grandes figuras de la tauromaquia, ya no solo de España, sino también de diferentes países del mundo. Así, en su lista de clientes destacan nombres como los de Roca Rey, Emilio de Justo, Ginés Marín, Diego Ventura, Iván Magro y también Marco Pérez, el joven torero salmantino que lleva varias temporadas colocado en primerísima plana y que también trabaja para Raúl como imagen de la marca.
Ahora bien, estos son solo algunos, los que han trascendido y no por Raúl, pues él prefiere mantenerlo en secreto para así no ofender a nadie. Lo que sí se ha atrevido a confirmar el bejarano es que "he pasado de sacar el graduado escolar con esfuerzo a hacer ropa al top 20 del toro".
No obstante, Rodríguez ha asegurado que el camino no ha sido nada fácil, ya que, aunque él, particularmente, se ha encontrado con la ventaja de que cuando estaba empezando sus compañeros "se estaban jubilando y no se estaban poniendo sastres nuevos", lo cierto es que también se ha topado con ciertos impedimentos para llegar a todas las figuras del toreo y ganarse su confianza, pues la tauromaquia "es un mundo muy cerrado y, además, el torero siempre ha sido muy fiel a su sastre".
Sea como fuere, lo que está claro es que Raúl Rodríguez es una auténtica estrella del hilo y la aguja. Y eso no solo le ha permitido atraer a los mayores referentes del mundo del toro, sino también tener con ellos un trato "muy cercano" y convertirse en una persona de su total confianza. Tanto es así, que, además de acompañarles en sus momentos más tensos, muchos de ellos han pasado de indicarle cómo quieren que sea su traje a decirle 'hazme un traje', relegando en él todo tipo de trabajos.
Aun así, si el salmantino tuviese que quedarse con solo una de las creaciones confeccionadas desde sus inicios, las cuales define como piezas "únicas y exclusivas a las que tratamos como tal", esa sería cualquiera de las que ha fabricado "a los chavalines de las escuelas taurinas, porque al hombre le cuesta ahorrar el dinero y soy consciente de que para llegar a tu casa y decirte 'hazme un traje' supone una ilusión muy grande y también un sacrificio enorme": "Yo ya llevo mucho tiempo haciéndole ropa a gente muy importante y sabes los esfuerzos que hace cada uno cuando viene a tu casa. Cuando esos chavales vienen y se comportan de esa manera, eso es oro bendito", ha concluido.