Seguro que en más de una ocasión ha recibido una llamada telefónica para ofrecerle un seguro de vida o de salud. A veces no se sabe qué decir ni qué hacer para colgar rápidamente y pasar el trance. Pues bien, Samuel Vaticón tiene un truco infalible. “Les dices que has tenido cáncer y te cuelgan al momento”. Este vallisoletano de 41 años lo ha vivido en primera persona desde que le diagnosticaron una leucemia cuando tenía 16 años. Ahora, casi un tercio de siglo después todavía es rehén del cáncer que padeció en su juventud y del que afortunadamente se encuentra ya recuperado.
El ejemplo de la llamada sirve para poner en contexto la situación que viven los enfermos de cáncer en este país. A la ’condena’ mental y física que supone el pasar por este trance, se suman las trabas burocráticas que se encuentran una vez que ya pueden hacer vida normal. Es lo que se denomina "derecho al olvido oncológico". Es decir, el poner en marcha un marco normativo que evite que los enfermos se sientan obligados a informar sobre su historial de cáncer al solicitar un seguro de vida, o de salud, contratar productos o servicios financieros y que puedan acceder a los mismos y no sean rechazados. Una discriminación en toda regla y que se iba a solucionar este verano, pero que por culpa del adelanto electoral de Pedro Sánchez se guarda de momento en el cajón cuando restaban solo unos días para su tramitación al igual que otras muchas nuevas leyes.
Este vallisoletano después de padecer leucemia en 1999 donde se tuvo que enfrentar a un largo proceso de quimioterapia, “por suerte no necesité trasplante”, apunta, tuvo la fortuna que cinco años después, 2004, ya estaba en revisión completa, es decir, “estaba limpio”, afirma con alegría. A partir de ese momento tenía las mismas probabilidades de recaída o de tener un cáncer que cualquier otra persona que no hubiera pasado por ello. “Ni una recaída he tenido desde ese día”, zanja.
Sin embargo, el no fue consciente del famoso y duro olvido oncológico hasta 2013. Ese año llegó su primera experiencia al ofrecerle en su empresa un seguro de salud. Él advirtió de su situación pasada, sin embargo, le reconocieron que no había ningún problema. Pero la sorpresa llegó cuando días después le comunicaron que el seguro elevaba su coste y que no le cubriría “ninguna cosa” relacionada con la leucemia. Una encerrona ya que como asegura Samuel “cualquier cosa te puede venir de ello, por ejemplo, una necrosis en las caderas”, recuerda. “Se lavaron las manos y ya está, me toca cargar con ello toda la vida”, lamenta.
Sin hipoteca
Pero la segunda situación que más le ha chocado ha sido hace dos años cuando ha tenido que solicitar una hipoteca. Junto a su pareja, y como cualquiera, decidió comprar una vivienda. Es habitual que para concederla haya que contratar un seguro de vida, un requisito obligatorio pero que no suele dar problemas, además sirve para abaratar el interés variable de la hipoteca y que los intereses a pagar no sean muy elevados. Pues bien, cuando en el banco conocieron que Samuel había padecido un cáncer, aunque fuera hace 24 años y ya sin secuelas, se lo denegaron. La enfermedad era la justificación, aunque es cierto que en muchas entidades bancarias no lo dicen abiertamente y se suelen escudar en el nivel de riesgo. No fue así en el caso de Samuel, que finalmente fue concedida la hipoteca y el seguro, pero solo a su pareja perdiendo parte de la bonificación. “Mi pareja se tuvo que hacer el seguro, y cubrir toda la carga ella sola, si me pasa algo en el futuro, ella quedaría en una situación muy complicada por esto tan injusto que vivimos”, lamenta a El ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
Por este motivo, se exige que cambie la legislación que existe en España y que se adapte a la normativa europea, que dice que antes de 2025 se tiene que eliminar esta discriminación. El Congreso se había comprometido a sacar durante estos próximos meses, pero el adelantado electoral para el 23-J provoca su paralización. “Ha sido un chasco cuando faltaban muy pocos días”, reconoce Vaticón que describe que la situación es tan sencilla como que se elimine de la base de datos cualquier mención a haber padecido un cáncer. “Que una empresa o aseguradora no use esta enfermedad para lavarse las manos o realizar una discriminación. Hay que borrarlo, y si no se borra, no utilizarlo en contra porque no podemos estar así con esta condena toda la vida”, critica.
España tendrá que esperar
Con esta medida, tan importante como necesaria, España se tiene que poner a la vanguardia de Europa siguiendo la estela de países como Francia, Bélgica, Países Bajos, Portugal, Italia y Rumanía. Pero de momento, seguirá en un cajón por el adelanto de Pedro Sánchez, quien anunció a bombo y platillo este cambio en la legislación, pero finalmente todavía no llegará. Iba a ser el pasado 6 de junio cuando estaba previsto que el Senado votara en pleno la ley de servicios de atención a la clientela, en la que el PSOE introdujo el reconocimiento al olvido oncológico a través de una enmienda. Ahora todo queda en saco roto y los supervivientes de cáncer seguirán siendo discriminados. Ante esto, las asociaciones de enfermos de cáncer ya han reclamado que se legisle lo antes posible, con independencia del futuro Gobierno que salga de las urnas el próximo 23 de julio. De este nuevo derecho se iban a beneficiar todas las personas que hayan finalizado un tratamiento oncológico cinco años antes de la fecha de suscripción del contrato, sin recaída posterior.
De esta forma son muchos los enfermos de cáncer, en su mayoría gente joven que ha logrado vencer la batalla, y que han visto cómo cada vez que aparecen por una entidad financiera para solicitar una hipoteca, pedir un préstamo o trata de contratar un seguro médico se encuentran con un muro. Una situación parecida les ocurre con el carnet de conducir que se tiene que renovar cada tres años. Como le ocurría a Sísifo en la Antigua Grecia, estos enfermos siempre tienen que llevar a cuestas la piedra de haber padecido un cáncer.
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