Prorrogada la prisión al hombre que incendió un edificio en Valladolid por una deuda de drogas con un vecino
La Audiencia de Valladolid ha acordado mantener en prisión provisional al hombre que fue condenado a 15 años de prisión, tres menos de los solicitados por el fiscal, por desatar en mayo de 2019 un peligroso incendio en un edificio del Paseo del Cauce al tratar de cobrarse una deuda por drogas que había contraído con él un vecino del inmueble, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Aunque el pirómano, Francisco Javier R.J, ya fue condenado en septiembre a 15 años de cárcel por estos hechos, esta semana se ha celebrado una vistilla en la Sección Segunda de lo Penal para analizar su actual situación.
Aí, el tribunal, de conformidad con la petición del fiscal y la postura en contra de la defensa, ha decidido mantener su situación de prisión provisional hasta ver si la sentencia, recurrida por el condenado ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, es revocada o bien cobra firmeza.
La Audiencia Provincial justifica su rechazo a la puesta en libertad provisional del reo en la gravedad de los hechos por los que ha sido condenado, su peligrosidad y la alta probalidad de que pudiera fugarse para eludir la acción de la justica, en consonancia con lo expuesto por la acusación pública.
En la sentencia el tribunal consideró probada la autoría de un delito de tentativa de homicidio--la acusación imputada asesinato intentado--en concurso ideal con doce delitos leves de lesiones y un delito de incendio, de ahí la pena de 15 años de privación de libertad aplicada a Francisco Javier R.J.
El fallo, además, incluye el pago de distintas cantidades en concepto de responsabilidad civil para los propietarios de las viviendas que resultaron afectadas, junto con 1.388 euros a favor de Telefónica por la instalación dañada y otras cuantías que se determinarán en ejecución de sentencia y que deberán resarcir al Ayuntamiento y la Junta por los desperfectos ocasionados en inmuebles de su titularidad.
El fuego, iniciado de madrugada en el rellano del primer piso, tardó cerca de tres horas en ser sofocado por los bomberos y obligó a éstos a evacuar a una veintena de vecinos provistos de máscaras de respiración, mientras que el resto pudo permanecer en sus viviendas hasta la completa extinción de las llamas. Parte de los inquilinos del inmueble precisaron incluso de asistencia hospitalaria por problemas de inhalación de humo.
En el transcurso de la vista oral, el pirómano reconoció que el día de autos, sobre las 00.30 horas del 30 de mayo del pasado año, mantuvo en plena calle una discusión a "guantazos" con Jesús Manuel G.L, residente en el número 75 del Paseo del Cauce, con motivo de una deuda por drogas de más de mil euros, si bien negó que le siguiera hasta su casa bajo la amenaza de un mosquetón y una navaja y mucho menos que provocara el incendio al no bajar éste con el dinero.
Sin embargo, la víctima relató que aquella noche se encontraron en la calle Faisán y que el ahora condenado le reclamó "de malas maneras" satisfacer el pago, mosquetón y navaja tipo mariposa en mano.
"'O ME PAGAS O TE MATO AQUÍ MISMO!"
"¡O me pagas o te mato aquí mismo!", aseguró que el acusado le espetó, ante lo cual salió corriendo y buscó refugio en un portal del número 1 de la calle Faisán. Allí permaneció parapetado media hora a la espera de que el otro "se calmara", hasta que salió a la calle pensando que ya había pasado el peligro y se encontró de nuevo con su adversario en una esquina de la calle Pavo Real.
Nuevo intercambio de palabras y esta vez Jesús Manuel propuso al acusado que le acompañara hasta su casa--se encontraban acostadas su esposa y dos hijas de 6 y 7 años--para el pago de la deuda, trayecto en el que Francisco Javier le siguió a distancia, sin ponerle una navaja en la espalda ni tampoco amenazarle de quemarle vivo, extremos ambos que en su día sí denunció en sede judicial.
El testigo precisó que fue al llegar al portal de su vivienda cuando el encausado le amenazó con quemarle si no bajaba raudo con el dinero. Ya en casa, Jesús Manuel aseguró que, tras hablarlo con su esposa, se disponía a bajar con el dinero cuando "no habían pasado ni diez minutos y vi ya la puerta de mi piso en llamas", fruto de un fuego que prendió en distintos enseres, entre botes de pintura, el cabecero de una cama, una silla de madera y bolsas de ropa, que el declarante tenía amontonados en el rellano del primer piso, junto a la puerta.
De entre el resto de testimonios destacó el aportado por un vecino del edificio de la calle Faisán en cuyo portal se guareció en un primer momento la víctima. En su declaración, el testigo mantuvo que se hallaba en la cama y que al oír mucho ruido que procedía del portal se asomó por la ventana y vio al acusado en la calle pedir a gritos a Jesús Manuel que saliera y pagara su deuda.
"¡Sal que te voy a matar, me dijiste el 28 y hoy es 29. Te voy a quemar vivo, eres una maricona que va a por droga y no la pagas, te quemo vivo!", son las frases que el vecino de este inmueble puso en boca del condenado, a quien poco después vio marchar en compañía de Jesús Manuel una vez que éste salió del portal. "Les vi salir en dirección hacia la calle La Vía y pensé entonces: donde vayan, éstos la van a liar", dijo que pensó entonces.
Frente a la petición condenatoria formulada por el fiscal, la defensa del acusado había solicitado un fallo absolutorio basado, fundamentalmente, en el hecho de que no hay testigos de que su patrocinado causó un incendio que, como así sugirió a lo largo del juicio, pudo originar de forma accidental el propio Jesús Manuel al arrojar un colilla en el rellano del piso antes de entrar en su casa o incluso otros suministradores de droga con quienes la víctima mantenía también deudas.
De hecho, el defensor hizo suyos varios testimonios de vecinos en los que éstos denunciaron que más de una vez acudían al edificio distintas personas para reclamar a Jesús Manuel el pago de deudas, además del malestar vecinal por las colillas que aparecían en la escalera del inmueble y por todos los efectos que este vecino acumulaba a la puerta de su domicilio, sobre todo por tratarse de material combustible.