¿Cómo aprendemos a hablar? Las teorías tradicionales sobre la adquisición del lenguaje sostienen que, en los niños, la percepción auditiva influye en el desarrollo de nuestra capacidad para producir palabras. Es decir, aprendemos a hablar escuchando algo y repitiéndolo. Pa. Pa. Ma. Ma.
Ahora, investigadores canadienses han descubierto que incluso para escuchar necesitamos la lengua. Alison Bruderer, científica cognitiva en la Universidad de British Columbia, y sus compañeros pusieron a 24 niños de seis meses frente a un televisor que emitía dos tipos de sonido, uno con una misma letra 'd' y otro que alternaba entre dos tipos diferentes de letras 'd'. Querían saber si los niños podían discriminar entre ambos sonidos.
Midiendo su tiempo de atención, vieron que los niños eran capaces de hacerlo. Al menos, hasta que a algunos de ellos les pusieron una especie de chupete que les impedía mover libremente la lengua. A partir de ahí, dejaron de distinguir entre ambos sonidos. Para reconocer lo que escuchaban, necesitaban poder reproducirlo con su propia lengua.
"Los resultados de nuestro estudio se unen al conocimiento existente sobre las habilidades de procesamiento del habla en infantes preverbales", explica Bruderer a EL ESPAÑOL. "La influencia de nuestro sistema motor en la percepción del habla es algo que queremos investigar más a fondo, ya que sigue siendo un misterio si y cómo los movimientos orales del feto interactúan con la percepción auditiva dentro del útero".
Cuando les pusieron un chupete en la boca, los niños dejaron de distinguir entre sonidos
Monika Molnar, investigadora en el BCBL (Centro Vasco para la Cognición, el Cerebro y el Lenguaje) y no relacionada con este estudio, cree que los resultados "sugieren que los circuitos neuronales relacionados con la producción del habla están disponibles en niños muy jóvenes, de seis meses, que aún no hablan".
Esto podría querer decir dos cosas, que esos circuitos son innatos -idea que recuerda al Dispositivo de Adquisición del Lenguaje que Noam Chomsky propuso en los años sesenta- o bien que la habilidad de hablar aparece en el ser humano antes de lo que pensábamos. "Los hallazgos son relevantes, porque abren una nueva puerta en la investigación de desarrollo del lenguaje, sugiriendo que la percepción auditiva no es la única fuente de información disponible cuando empezamos a aprender un lenguaje".
En el centro vasco, los científicos también están trabajando en temas parecidos, con bebés de 4, 7 y 12 meses. "Estamos empleando espectroscopía de infrarrojo cercano, para estudiar su desarrollo neuronal, y eye-tracking, para entender dónde mira un niño cuando otra persona le habla", explica Molnar. Una de las cosas que están investigando es la posibilidad de que, al mirar a un adulto hablar, acaben incorporando modificaciones a sus propios movimientos de labios.
La pregunta más inquietante que estos resultados inspiran es, por tanto, si un niño con problemas de movimiento en la lengua acabaría teniendo dificultades para escuchar. "No hemos investigado esto aún, pero es un asunto importante para tratar en trabajos subsecuentes", dice Bruderer.
Los resultados también dan pie a explicar por qué en más de 20 años de Los Simpsons, el bebé Maggie apenas ha dicho una palabra: es por el chupete.