Los pigmeos son uno de los pueblos más singulares del continente africano, no tanto por su corta estatura, sino por su divergencia genética con el resto de los seres humanos. Sin embargo, hasta ahora no se sabía cuál era el tamaño de estas poblaciones nómadas. Ahora, un reciente estudio publicado en la revista Plos One ha estimado que hay alrededor de 920.000 pigmeos en África central, pero sus comunidades están fragmentadas y en peligro de extinción debido a la deforestación y a los desplazamientos forzosos.
El investigador español Jesús Olivero lleva varios años evaluando el impacto de los pueblos indígenas sobre la fauna. En uno de sus últimos estudios, este biogeógrafo trató de analizar el caso del pueblo pigmeo, pero para ello necesitaba conocer cuál es su población y cuáles son las principales áreas que habitan.
El científico recurrió a la bibliografía sobre el tema, pero, según ha explicado a EL ESPAÑOL, se encontró con que "había una laguna en el conocimiento sobre el tamaño de las poblaciones indigenas que habitan en las selvas centroafricanas", así que tuvo que ponerse en contacto "con antropólogos que pudieran ofrecer una visión objetiva sobre estas poblaciones".
Así comenzó un proyecto en el que han participado 26 científicos de diferentes disciplinas, entre biólogos, geógrafos y, por supuesto, antropológos. "Lo que hicimos fue poner en contacto a todas las personas que habían trabajado con pigmeos de forma local, luego creamos un modelo que pudiera abarcar toda la cuenca del Congo y utilizamos esos datos parciales para hacer una extrapolación a todo el continente", asegura Olviero, miembro del grupo de Biogeografía, Diversidad y Conservación de la Universidad de Málaga y uno de los principales autores del estudio.
Uno de los pueblos más antiguos
Se cree que los pigmeos constituyen una de las poblaciones humanas más antiguas de África, y se estima que divergieron de los demás grupos africanos hace unos 70.000 años, al adaptarse a la vida en la selvas ecuatoriales africanas.
Aunque aún existen controversias sobre la posible explicación de su baja estatura, de menos de metro y medio para los varones adultos, las hipótesis tradicionales suponen que su pequeño tamaño es, precisamente, una adaptación a la vida en la selva.
La mayor parte de los asentamientos se encuentran en lo profundo de los bosques centroafricanos, lo que les permite vivir de la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres, lejos de las ciudades o de las áreas agrícolas o de cría de ganado que son ocupadas por otros grupos étnicos.
Precisamente la localización de sus asentamientos en lugares de difícil acceso y alejados de las carreteras es lo que hace que haya pocos datos sobre su población. Aún así, los investigadores contaron con la información disponible de 654 campamentos y asentamientos pigmeos situados en cinco de los nueve países donde se sabe que se encuentran estas poblaciones indígenas.
Modelo para contar animales y plantas
Gracias a estos datos, los investigadores pudieron comparar las características de las zonas en las que se sabe que hay población indígena con aquellas en las que no hay. "Así conseguimos una función matemática que nos ofrece la probabilidad de encontrar poblaciones de pigmeos en función de las condiciones ambientales", explica Olviero.
Estas ecuaciones definen en qué grado es favorable a la presencia de estos asentamientos cada zona estudiada, una técnica que se utiliza habitualmente para el recuento de animales y plantas en áreas de las que se carece de información.
Los resultados del modelo mostraron que las áreas más favorables eran las que contenían bosques tropicales y en las que las variables de presión humana eran inferiores. Estas zonas son aquellas contenidas dentro de la región conocida como la cuenca del Congo, que representa el 89% de las selvas tropicales de África. "El bosque es el factor más importante, ya que es el que define el modo de vida de los pigmeos", asegura Olivero.
Una vez obtenido el modelo que indicaba cuáles eran las zonas más favorables, los investigadores cruzaron esta información con los datos existentes sobre los tamaños y la ubicación de algunos asentamientos pigmeos, de forma que pudieron estimar la población total en el continente. "Creemos que es posible que haya alrededor de 920.000 pigmeos (más del 60% en la República Democrática del Congo) dentro de las áreas forestales favorables en el África central", aseguran los autores en el estudio.
Un mapa para ayudar a protegerlos
Pero el número de pigmeos no es, según Olivero, el dato más importante que ofrece el estudio, sino "poder establecer un mapa aproximado de cual es su situación", ya que estos pueblos indígenas se suelen enfrentar a problemas relacionados con el territorio que ocupan.
"A menudo se subestima su presencia y eso lleva a establecer políticas de uso de los recursos naturales que no tienen en cuenta que éstos ya están siendo utilizados por personas que dependen de ellos para subsistir", asegura este investigador.
Según los autores del estudio, la fragmentación de las poblaciones pigmeas existentes, junto con la presión de las industrias mineras y agrícolas, ponen en peligro su futuro, por lo que "hay una necesidad urgente de crear políticas que puedan mitigar las amenazas a la cultura y el estilo de vida de estos pueblos indígenas".
Desplazamientos forzosos
Además, el estudio ha puesto de manifiesto que varios asentamientos pigmeos se encuentran en zonas poco favorables para su modo de vida. Según Olivero, si estas poblaciones están ahí no es por que el modelo falle, sino porque "han sido desplazadas".
Varios estudios anteriores muestran que, si bien es cierto que algunos grupos que se han trasladado voluntariamente lejos de las áreas forestales en busca de oportunidades de trabajo y comercio, otros muchos están siendo reubicados como parte de los programas oficiales de sedentarización creados por algunos gobiernos y que, a menudo, han tenido consecuencias graves para su forma de vida.
"Se imponen modelos de desarrollo europeos, incluso bajo el argumento de que la presencia de grupos indígenas y la protección de áreas de conservación de la naturaleza son incompatibles", argumentan los científicos.
Sin embargo, los investigadores defienden que la inclusión de estos pueblos en la conservación de los bosques puede tener efectos positivos, ya que ellos son los principales interesados en proteger y conservar los recursos naturales: simplemente de ellos depende su supervivencia.