El Departamento de Justicia de EEUU anunció que ha logrado desbloquear un iPhone utilizado por Syed Rizwan Farook, uno de los asesinos de la masacre de San Bernardino en la que murieron 14 personas. La primera consecuencia ha sido que se retira la demanda contra Apple, que se había negado a prestar asistencia para acceder al dispositivo saltándose su cifrado. No obstante, el debate sobre los límites entre la privacidad y la seguridad pública queda más abierto que nunca.
Este abrupto final del enfrentamiento entre una gran parte de la industria tecnológica y el Gobierno de EEUU es casi una victoria para Apple, que se opuso vehementemente a una orden judicial, solicitada por el Departamento de Justicia, que exigía a la compañía elaborar un software para "rodear" el sistema de bloqueo del dispositivo, en este caso un iPhone 5c. Se trataba de evitar la función de autoborrado de datos, que se activa cuando se introduce erróneamente 10 veces seguidas el código de acceso o PIN.
"Desde el principio, nos opusimos a la demanda del FBI que Apple construir una puerta trasera en el iPhone porque creíamos que era un error y sentaría un precedente peligroso", dijo Apple en un comunicado. "Como resultado de la destitución del gobierno, nada de esto ha pasado. Esta demanda nunca debió ser interpuesta".
Asimismo, en el comunicado afirma que "Apple cree profundamente que los ciudadanos en EEUU y en todo el mundo merece protección de datos, seguridad y privacidad". "Sacrificar uno para el otro sólo pone a las personas y países en mayor riesgo"."El caso plantea cuestiones que merecen un debate a nivel nacional sobre nuestras libertades civiles, nuestra seguridad colectiva y la privacidad", concluye, en la misma línea que había manifestado el director ejecutivo de la compañía, Tim Cook, en varias ocasiones.
Hace una semana, el FBI aseguraba que había dado con una solución para acceder a la memoria del dispositivo sin necesidad de la asistencia de la compañía de la manzana y gracias a la ayuda de un "tercero", presumiblemente una compañía israelí. Anteriormente, el FBI ya había tenido ofertas de lo más peculiares para tratar de desbloquear el teléfono de la discordia, como la brindada por el mítico experto en ciberseguridad John McAfee. De hecho, incluso el propio Edward Snowden aseguraba que el FBI no necesitaba a Apple para desbloquear el teléfono en cuestión.
No obstante, la pugna por un acceso más amplio al contenido de los diarios cifrados en cumplimiento de la ley no ha terminado. Por un lado, los investigadores buscan la manera de obligar a la industria a facilitar su trabajo; por otro, la industria tecnológica asegura que cualquier movimiento en este sentido socavará la seguridad para todos.
Un asunto controvertido
El desarrollo de una técnica para acceder a iPhones saltándose el cifrado de entrada presenta una serie de preguntas delicadas acerca de cómo se va a gestionar -y compartir- ese conocimiento, informa Reuters.
De esta forma, si el Gobierno de EEUU proporciona detalles a Apple, la compañía seguramente trabajará en arreglar lo que considerará un "fallo en la seguridad de su dispositivo", lo que convertirá el método utilizado ahora en ineficaz. De lo contrario, si el gobierno retiene la información, la imagen de la seguridad de los teléfonos de Apple quedaría seriamente comprometida. De momento, la compañia ya trabaja en incrementar la dificultad de acceso a sus futuros dispositivos.
Por otro lado, el caso del iPhone de San Bernardino no es único: existen más de una docena de asuntos pendientes similares en todo el país, ninguno de ellos considerados como terrorismo, en el que las fuerzas del orden están pidiendo acceso a estos teléfonos. De momento se desconoce si se utilizará está técnica de acceso a estos aparatos.
En una conferencia telefónica, un alto funcionario policial estadounidense comentó que es demasiado pronto para decir si la técnica de que el gobierno trabajará en otros iPhones, o si se iba a compartir la información con Apple u otras agencias de la ley.
Por su parte, en un comunicado, el FBI afirma que no iba a realizar comentarios sobre las medidas técnicas adoptadas para acceder a los datos del teléfono. "Continuamos explorando el contenido del teléfono y otras pruebas", afirma en dicha nota David Bowdich, director adjunto a cargo de la oficina del FBI en Los Ángeles.
Asimismo, el Departamento de Justicia ha indicado que seguirá buscando maneras y nuevas vías para obtención de información, incluso a través de los tribunales, cuando sea necesario. "Sigue siendo una prioridad para el gobierno asegurar que la policía pueda obtener la información digital crucial para proteger la seguridad nacional y la seguridad pública, ya sea con la cooperación de las partes interesadas, o bien a través del sistema judicial si fracasa la cooperación", dijo la portavoz del Departamento de Justicia Melanie Newman.
Mientras, el debate llama a las puertas del Congreso de EEUU. Darrell Issa, representante republicano por California y miembro del Comité Judicial de la Cámara, echó un tronco más a este polémico fuego: "Aquellos preocupados por la privacidad deberían seguir preocupados; sólo porque el gobierno ha sido capaz de entrar en éste teléfono no significa que dejen de buscar un acceso secreto en nuestros dispositivos".
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