Primero fueron las islas artificiales más lujosas del mundo; luego, un gran lago de agua reciclada. Ahora, Emiratos Árabes Unidos (EAU) planea acometer otra colosal obra de ingeniería, una gran montaña artificial que modifique su climatología: quieren más y mejores lluvias.
¿Cómo actuaría la montaña artificial? Básicamente, la presencia de elevaciones cerca de la costa ayudaría a que el aire húmedo ascendiera y ello facilitaría la generación de nubes. Luego, esas nubes podrían sembrarse con procedimientos artificiales- mediante la dispersión de gases, hielo o sustancias como yoduro de plata o sal- para producir las ansiadas precipitaciones.
Según informaba hace unos días ArabianBusiness.com, el proyecto se encuentra en fase inicial de estudio, con la ayuda de expertos de la University Corporation for Atmospheric Research (UCAR). Concretamente, el principal científico encargado de este estudio, Roelof Bruintjes, es un reconocido especialista en programas de modificación del clima en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica National (NCAR, por sus siglas en inglés) de EEUU, que depende de la UCAR.
En colaboración con el Centro Nacional de Meteorología y Sismología (NCMS, por sus siglas en inglés) de EAU, la UCAR recibió el pasado febrero de 2015 un fondo de 400.000 dólares para proponer un "estudio detallado sobre los efectos en el clima de la construcción de una montaña".
Bruintjes confirmó a la mencionada publicación que su equipo analiza el tipo de montaña y la altura que ésta debería tener para decidir por qué modelo se optaría, de salir adelante el plan. "Como primer paso, tendremos un informe de la primera fase del proyecto este verano", añadió.
Las montañas brillan por su ausencia en los Emiratos; tan sólo en el noreste existen montes que pertenecen a la cordillera Al Hajar, con alturas máximas que apenas superan los 1.700 metros, aunque su mayor parte recorre el vecino Omán.
La falta de agua dulce en el país, cuyo territorio es principalmente un desierto arenoso que no cuenta con ríos, ha llevado al gobierno a invertir en plantas desaladoras y a convertirse en uno de los países más activos en la siembra de nubes: también ArabianBusiness.com informó recientemente de que sólo el año pasado se invirtió medio millón de dólares en un total de 186 misiones, en las que se bombardearon nubes con cristales de sal para provocar lluvias de forma controlada.
No obstante, incluso en un clima tan desértico pueden darse lluvias torrenciales e inundaciones que, en parte, pueden ser achacadas a estas actividades, como sucedió en marzo de este año.
Montañas artificiales
El proyecto de erigir una montaña artificial de grandes dimensiones suena a obra faraónica, pero no es tan original como parece. En el año 2009, el arquitecto alemán Jakob Tigges soñó con elevar una montaña de nada menos que 1.000 metros en los terrenos del antiguo aeropuerto de Tempelhof en Berlín. De momento, la idea duerme el sueño de los justos.
Poco después, en 2011, lo que comenzó siendo una columna en tono jocoso del periodista y ciclista semiprofesional Thijs Zonneveld, que echaba de menos que hubiera montañas en Holanda, terminó en reuniones más o menos serias para estudiar la viabilidad de semejante megaobra de ingeniería civil, un proyecto bautizado como "La montaña está llegando" ("Die Berg Komt Er", en holandés).
En ese país, una montaña artificial de tres kilómetros de ancho y entre 1.000 y 2.000 metros de altura llegaría a costar alrededor de 200.000 millones de euros. Es decir: técnicamente es posible, pero el coste sería prácticamente inasumible.