Si en 2014 un grupo de investigación aseguraba, por el análisis de sus restos, que no era una nueva especie sino un Homo sapiens con síndrome de Down, ahora nuevos estudios junto con el hallazgo de fósiles adicionales contradicen la hipótesis de los escépticos.
El debate ha perseguido al hombre de Flores desde que en 2003 se hallaran sus primeros restos en Liang Bua, una cueva de la isla de Flores en Indonesia. Según un estudio publicado en Nature en marzo de este año, el Homo floresiensis era una especie contemporánea al Homo sapiens que se extinguió hace unos 50.000 años.
Esta semana las revistas PLOS ONE y Nature publican sendos estudios sobre el origen de esta especie de Homo, que no pasaba del metro de altura y los 25 kilos de peso.
El primero de ellos, liderado por Karen Baab, profesor de anatomía en la Universidad del Medio Oeste en Glendale (EE UU), contradice la hipótesis de que el fósil LB1 del también llamado 'hobbit' tuviera síndrome de Down, como se había afirmado en la misma revista en 2014.
En el nuevo trabajo que difunde PLOS ONE el equipo comparó los rasgos físicos conservados en el esqueleto de LB1 con los de personas con síndrome de Down y descubrió que el cerebro de LB1 es mucho menor. Además, la bóveda del cráneo y la barbilla tienen formas distintas a las de los sapiens, con o sin síndrome de Down.
Por otra parte, LB1 poseía una estatura diminuta y su fémur es desproporcionadamente corto en relación con los pies y los brazos de todos los seres humanos, independientemente de si tienen o no trisomía del cromosoma 21, mutación causante del síndrome de Down.
Los autores concluyen: "La evidencia ósea contradice abrumadoramente un diagnóstico de síndrome de Down. Por el contrario, nuestro estudio es una evidencia más de que el Homo floresiensis era una especie distinta, con una fascinante historia evolutiva".
El segundo artículo, publicado en Nature, explica la historia de un equipo internacional de científicos que excavó la roca sedimentaria del yacimiento Mata Menge, también en la isla de Flores, y descubrió mediante un estudio anatómico restos fósiles anteriores al hombre de Flores que podrían pertenecer a sus ancestros.
"Sorprendentemente, estos fósiles, entre los que se encuentran dos dientes de leche de niños, tienen por lo menos 700.000 años", declara Gert van den Bergh, que coordinó esta investigación desde la Universidad de Wollongong (Australia).
Este hallazgo tiene implicaciones importantes para la comprensión de la dispersión humana temprana y la evolución de la región, "y anula de una vez por todas", añade van den Bergh, "las hipótesis de los escépticos que creen que Homo floresiensis no era más que un ser humano moderno enfermo (Homo sapiens)".
Yousuke Kaifu, del Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia de Tokio (Japón), comparó los fósiles encontrados con un gran conjunto de datos de homínidos fósiles modernos para identificarlos. "Todos los fósiles son indiscutiblemente de homínidos y parecen ser muy similares a los delHomo floresiensis", asegura.
Lo que les ha resultado totalmente inesperado a los científicos es que el tamaño de los nuevos restos fósiles indica que el Homo floresiensis ya tenía un tamaño diminuto por lo menos hace 700.000 años.
"Es posible que el pequeño hombre de Flores evolucionara hasta sus proporciones corporales de miniatura durante los primeros 300.000 años en la isla de Flores y es, por lo tanto, un linaje enano que se deriva en última instancia del Homo erectus. También es posible que este linaje sea anterior a la primera llegada de los homínidos a Flores, lo que implicaría que el desarrollo evolutivo ocurriera en una isla trampolín entre Asia y Flores, como Sulawesi", argumenta van den Bergh.
Noticias relacionadas
- Por qué es cada vez más difícil resolver el rompecabezas de la evolución humana
- La mano y la creación del mundo
- Gracias, carne, por ahorrarnos tiempo y energía
- Por qué éramos caníbales, pero ya no
- El primate descubrió el fuego y con él, al ser humano
- Neandertales y sapiens se cruzaron mucho antes de lo que se pensaba