Cualquiera que se dedique a la investigación sabe lo importante que son las cartas de recomendación. Esos escritos son clave para acceder a buenos laboratorios, conseguir ayudas y becas y, en general, progresar en la carrera científica. Así que la falta de estos documentos podría estar detrás de las disparidades de género que se observan en distintas disciplinas científicas, las agrupadas bajo el acrónimo inglés STEM (siglas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Un estudio publicado en la última edición de Nature Geoscience lo demuestra hoy con datos: las mujeres doctoras tienen un 50% menos de posibilidades de obtener una carta de recomendación excelente, y no sólo buena, que sus congéneres varones, al menos en el área de las ciencias de la tierra, como la geología. Se trata de un campo donde la discriminación por género es evidente: aunque las mujeres tienen el 40% de los doctorados, sólo representan el 10% de los que son profesores a tiempo completo.
El caso es aún más grave porque este sesgo en las cartas de recomendación se observó en autores de 54 países y, lo que es aún más llamativo, se daba tanto en hombres como en mujeres. Es decir, a la hora de recomendar a una doctora, ambos sexos caen en la discriminación, quizás de forma inconsciente.
Los investigadores de la Universidad de Columbia analizaron 1.224 cartas de recomendación para obtener becas postdoctorales. Los que las solicitaban eran 862 hombres y 362 mujeres y los autores de las misivas de las que podía depender su futuro eran 148 mujeres y 1.076 varones.
Los autores del trabajo, firmado por Kuheli Dutt, estudiaron la relación entre el género de los solicitantes y dos parámetros: la longitud de la carta de recomendación y el tono de la misma. Mientras que la primera característica no se veía afectada por el género, aunque sí por la zona geográfica, la segunda era muy dispar dependiendo del sexo del solicitante.
Un problema global
Tal y como indican los autores, la infrarrepresentación de las mujeres en las disciplinas STEM es un fenómeno muy bien documentado en EEUU, aunque la situación es extrapolable a otros países del mundo. De hecho, la Comisión Europea lanzó en 2012 la campaña ¡La ciencia es cosa de chicas! para animar a las féminas a dedicarse a estas áreas.
En el país norteamericano, las mujeres sólo ocupan el 24% de los puestos postdoctorales de los centros de investigación públicos, aunque poseen el 41% de los doctorados en estas disciplinas. Las explicaciones a este fenómeno han variado a lo largo de los años e incluyen desde un sesgo histórico al hecho de que las mujeres abandonen antes su carrera que los hombres, por motivos familiares.
El estudio recién publicado apoya esa discriminación histórica e incluso inconsciente. De hecho, es el primero que analiza las cartas de recomendación no sólo en las ciencias de la tierra, sino en cualquier disciplina STEM.
En cualquier caso, los autores opinan que su trabajo puede tener consecuencias positivas: alertar a la comunidad científica de estos sesgos de género y ayudar a que se desarrollen iniciativas para seleccionar y retener a las mujeres en la ciencia. Puede que, a partir de ahora, al escribir una carta de recomendación a una mujer, el autor o autora se plantee primero si el sexo del solicitante le afecta.
España y la geología: ¿una excepción?
La situación en España y, en concreto, en el área de ciencias de la tierra podría suponer una excepción. El Instituto de Geociencias (IGEO), centro mixto del CSIC y la Universidad Complutense de Madrid, está dirigido por una mujer, Rosario Lunar. También es mujer la decana de la Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM, Lorena Ortega.
Lunar explica a EL ESPAÑOL que le cuesta creer que las cartas de recomendación se redacten con sesgo de género en España. "Suelen ser cartas muy asépticas", resalta, aunque reconoce que ella ha tenido que "trabajar muy duro" para alcanzar su posición actual.
Una cosa sí tiene clara esta catedratica de Cristalografia y Mineralogía: "No me atrevería a decir que son mejores, pero desde luego diría que mis alumnas mujeres son iguales o mejores que los hombres". Lunar reconoce también que ha hecho falta "algo de ayuda de arriba" para que la representación de la mujer en la ciencia sea paritaria a la del varón.