Entre el primer y el tercer año de vida los niños duplican su peso y el cerebro alcanza un 80% de su tamaño final. Sin embargo, la realidad nutricional en España tras la lactancia dista de la alimentación equilibrada, completa y variada que recomiendan los médicos. Es habitual que los padres se relajen pasado ese periodo inicial, una vez que el niño comienza a ampliar su ’menú’ y a comer casi de todo, la fase conocida como de introducción a la comida sólida.
Se estima que el 90% de los progenitores recurre a comida rápida para sus hijos una o dos veces por semana y que, como resultado, un 95% de los niños consume demasiadas proteínas, en cantidades que hasta cuadruplican las recomendadas (13 gramos diarios) y que aumentan el riesgo de sobrepeso en el futuro.
Influyen tanto los propios gustos del niño, aún en formación, como el estilo de vida de los padres, con poco tiempo para comprar alimentos frescos y cocinarlos. En esa etapa, en la que el niño quema entre 1.000 y 1.300 kcal diarias, se aconseja que consuma 3 raciones de lácteos al día (el equivalente a 600 ml o 3 vasos de leche), 3-4 ingestas de pescado a la semana y 5 raciones de verduras y frutas al día, que no se pueden sustituir por zumos ni refrescos.
Mientras que existe un exceso generalizado de proteínas en la dieta de los niños españoles, es habitual un déficit de ingesta de otros elementos importantes para su crecimiento. De media, consumen menos de la mitad de la cantidad diaria recomendada de Omega 3 DHA (0,7 gramos), fundamental para el desarrollo del cerebro, y en el caso del Hierro, clave en el desarrollo cognitivo, se calcula que un 21% de los niños no alcanza esa ingesta diaria aconsejada (siete miligramos). Sucede lo mismo con la vitamina D, que ayuda a la absorción del calcio, imprescindible en el crecimiento de los huesos: un 90% de los niños no alcanza la ingesta diaria recomendada, que es de 15 microgramos.
Leches adaptadas, la alternativa clave
Las leches adaptadas están generalizadas desde hace tiempo como alternativa cuando la lactancia materna no es posible. Suministradas bajo supervisión pediátrica durante el primer año de vida, es común que se dejen de utilizar a renglón seguido, pese a que pueden ser un complemento muy útil y más sencillo de preparar que otros alimentos para equilibrar la dieta y lograr esas ingestas recomendadas. Un vaso de leche de crecimiento aporta el 65% de la ingesta recomendada diaria de Omega 3 DHA, un 25% de la de vitamina D y un 43% de la de Hierro.
En el caso de la leche de vaca no adaptada esos valores son cercanos a cero. Además, el sistema renal de los niños de entre uno y tres años aún no ha madurado lo suficiente como para procesar adecuadamente todas las proteínas y grasas saturadas que contiene. “La teoría es que al niño tras la lactancia materna, a partir de un año aproximadamente, se le puede administrar leche de vaca. Es correcto desde el punto de vista conceptual, pero si se observa y analiza lo que comen los niños de esa edad, la dieta que reciben, se evidencia que ingieren algunos nutrientes muy por encima de sus necesidades que se deberían controlar, mientras que tienen carencias igualmente importantes de otros”, explica Jaime Dalmau Serra, jefe de sección de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital Universitario La Fe, de Valencia.
Ante la generalización de las leches de crecimiento en el mercado comunitario, la Comisión Europea encargó un estudio a la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Sanitaria) para cuantificar esa presencia, resultando que son Alemania, España, Italia y Francia los mayores consumidores, si bien se destacaba la gran heterogeneidad en la composición según la marca. En ocasiones es muy similar a la de las fórmulas de continuación y en otras a la de la leche de vaca, con algún nutriente determinado y sin modificar la cantidad de proteínas, por ello es recomendable entender las recomendaciones nutricionales y leer la etiqueta de cada marca en el supermercado para comparar y realizar la elección correcta.
'El calcio de la leche: una cuestión de cantidad y calidad' es un contenido elaborado con la colaboración del Instituto Puleva de Nutrición.