El misterio de las esponjas amarillas que han invadido las costas francesas
No se trata de seres vivos ni de la típica espuma de poliuretano usada en la ducha. Los expertos desconocen cuál puede ser su origen.
27 julio, 2017 16:45Si hay algo que puede llagar a sacar de quicio a un bañista durante un plácido verano en la playa, eso es que en el agua o en la arena aparezcan medusas, algas u otro tipo de organismos que pueden llegara a resultar verdaderamente incómodos. Si somos capaces de identificarlos, podemos llegar a soportarlos. Sin embargo, la cosa cambia sustancialmente cuando ni siquiera sabemos lo que son.
Los bañistas de Pas-de-Calais, en el norte de Francia, se han visto obligados a compartir sus baños con unos misteriosos objetos de origen desconocido que han aparecido en las playas durante la última semana. A simple vista parecen esponjas de ducha, pero según los análisis a los que han sido sometidos, no se tratan de las típicas espumas de poliureteano ni de ningún tipo de organismo conocido hasta la fecha.
Todo comenzó el 17 de julio, cuando empezaron a avistarse estas curiosas masas de espuma amarilla que han invadido hasta 50 kilómetros de costa en apenas unos días. En un primer momento, las autoridades locales intentaron retirarlas, pero siguen llegando misteriosamente al agua y ya hay toneladas de ellas a lo largo de las playas de las costas de Ópalo.
La asociación Sea-Mer, que trabaja para evitar la contaminación en las playas, dio la voz de alarma y los bomberos galos se han encargado de recoger muestras durante las últimas semanas. Éstas han sido analizadas por los laboratorios de Cedre, una empresa de la zona especializada en la contaminación por hidrocarburos.
Los resultados de estos análisis han concluido que estas misteriosas esponjas amarillas están compuestas principalmente de parafina, una sustancia procedente del petróleo que se usa habitualmente como base en la industria cosmética y farmacéutica.
En principio, no parece que entrañen ningún riesgo para los bañistas, por lo que ninguna playa ha sido cerrada. Sin embargo, activistas de Sea-Mer consideran que la concentración de estos objetos puede dotar al agua de toxicidad, por lo que han alertado a los veraneantes para que eviten tocarlas o ingerirlas por accidente. Además, al desmenuzarse con facilidad, sus partículas podrían ser también transportadas por el viento a distancias mucho más grandes. Pero lo peor de todo es que, al proceder del petróleo, estas bolas son difícilmente biodegradables y necesitarían hasta 100 años para desaparecer por completo.
Curiosamente, no es la primera vez que se da un caso similar en esta zona del Atlántico francés. De hecho, en el mes de noviembre una espuma parecida, pero de color rosa, apareció en el agua sin pistas sobre su posible origen.
La hipótesis más aceptada apunta que esta sustancia podría encontrarse originariamente en estado líquido y que, al caer al agua fría desde un barco, la temperatura transformaría la parafina en sólido.
Lo que está claro es que los océanos ya están suficientemente contaminados como para seguir recogiendo esta basura que, para colmo, no para de reproducirse. Por eso, es muy importante localizar su origen para cortar los vertidos desde la raíz. Hasta entonces, seguirá siendo un curioso misterio.