La NASA lo ha vuelto a confirmar este mismo jueves. Los tres últimos años (2015, 2016 y 2017) han sido los más calurosos desde que comenzó a registrarse de forma sistemática la temperatura global del planeta, allá por el año 1880. Tal y como aseguró Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, el grado de calentamiento de estos tres años ha sido "excepcional".
El cambio climático es un hecho. Las temperaturas se van elevando progresivamente en los distintos puntos del planeta y desastres climáticos tales como huracanes, inundaciones o sequías son cada vez más frecuentes. En nuestro país, los inviernos son cada vez más cálidos. Aun así, sigue habiendo lugares de la geografía española en los que, cada año, como dice el refrán, "hace un frío del carajo". En estos sitios, con la llegada oficial del invierno meteorológico, el 1 de diciembre, los termómetros han vuelto a marcar temperaturas extremas bajo cero.
Pero, ¿cuáles han sido estos lugares en los que el mercurio ha tocado fondo? Lo cierto es que los datos pueden variar en función de la fuente consultada. Meteoclimatic, una red de estaciones meteorológicas automáticas y no profesionales, apunta que los tres pueblos en los que se ha registrado una temperatura más baja este invierno son Cantalojas (Guadalajara), con -20,8 grados; Mironcillo (Ávila), dónde se alcanzaron los -14,8 grados; y La Veredilla (Cuenca), con -13,6 grados.
Nosotros nos ceñiremos a los datos oficiales registrados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Según este organismo oficial, que dispone de una tupida red de 3.000 estaciones meteorológicas dispuestas por toda la Península, el lugar en el que se ha registrado una temperatura más baja en lo que llevamos de invierno es Sigüenza. La histórica localidad caracense, situada a 1.004 metros de altitud, registró el pasado 9 de enero, durante el temporal de nieve que colapsó la AP-6, una temperatura de -14,4 grados.
La población de Arties, situada en pleno Valle de Arán, en los Pirineos, ha sido el segundo lugar con una temperatura mínima más baja. Fue el pasado 3 de diciembre cuando la estación meteorológica de este pueblecito, de poco más de 400 habitantes, registró -13,5 grados. En tercer lugar le sigue Molina de Aragón, en la provincia de Guadalajara. Los termómetros de esta localidad castellano-manchega también se congelaron el pasado 6 de diciembre, apenas tres días después, y llegaron a marcar -12,5 grados.
Ávila y Cerezo de Arriba (Segovia), en cuyo término municipal se encuentra la estación de esquí de La Pinilla, alcanzaron las siguientes temperaturas más bajas con -11,4 y -11,1 grados respectivamente en dos fechas distintas, el 9 de enero y el pasado 3 de diciembre.
Según los datos facilitados por la AEMET a EL ESPAÑOL, las fechas en las que se han producido todas las mínimas coinciden con los dos grandes temporales que ha sufrido nuestro país durante este curso: el que tuvo lugar la primera semana de diciembre, que dejó más de 20 provincias en alerta por nieve; y el que acaeció durante la primera semana de enero, que provocó el caos en algunas carreteras de nuestro país.
La sexta temperatura más baja en lo que va de invierno tuvo lugar en la diminuta localidad de Nestares, situada en La Rioja. Sus 93 habitantes sufrieron toda la crudeza del frío al ver cómo los termómetros se desplomaron hasta los -10,2 grados el pasado 6 de diciembre. Alp, el municipio de la Baja Cerdeña que se sitúa a 1.158 metros de altitud y acoge la estación de La Molina, y la localidad aragonesa de Daroca ocupan el séptimo y octavo lugar con -9,8 grados de mínima.
Así, el 'top 10' de este invierno lo cierra la localidad pirenaica de La Seu d’Urgell, con -9,3 grados, y el municipio orensano Xinzo de Limia, con -9,1 grados, el pasado 3 de diciembre.
Unas mínimas cada vez más raras
Pero, ¿son estas mínimas algo habitual en España? La cierto es que sí. De hecho, debido al incremento global de las temperaturas, cada vez va a ser más raro llegar a estos extremos en un país con un clima como el nuestro. Tal y como explicaba a El País Rubén del Campo, observador meteorológico de la AEMET, "los resultados globales [de la NASA] enlazan con lo que estamos observando en España. Aquí, 2017 ha sido el año más cálido desde que comenzó la serie en 1965".
Basta recordar que el pasado mes de julio la localidad de Montoro (Córdoba) alcanzó la temperatura más alta jamás registrada en España, 47,3 grados centígrados, y que la temperatura media en España se ha incrementado 1,1 grados desde que se tienen registros.
Por lo tanto, parece difícil que se vuelvan a dar las condiciones climatológicas que provocaron que el 2 de febrero de 1956 nuestro país se estremeciera por una brutal ola de frío polar que hizo que en el pirineo leridano, en el Lago Estangento, se alcanzasen -32 grados centígrados, según el portal meteorológico Eltiempo.es, récord histórico hasta la fecha.
La localidad turolense de Calamocha ocupa el segundo puesto del ránking. El 17 de diciembre de 1963, apenas una semana antes de Navidad, los calamochinos vieron como el mercurio bajaba hasta los -30 grados fruto de un nuevo temporal de frío que dejaba helada media España. Así, Molina de Aragón, que este año repite en el ranking, se encuentra en el tercer lugar gracias a los -28,2 grados que se registraron el 28 de enero de 1952.