Una joven se hace un 'selfie' con la cámara trasera de su teléfono.

Una joven se hace un 'selfie' con la cámara trasera de su teléfono. Europa Press

Ciencia

Los adolescentes 'adictos' a internet sufren alteraciones en el cerebro: "El uso abusivo deja mella"

Un nuevo estudio apunta que perjudica el control de la atención, la memoria de trabajo y el procesamiento emocional, entre otros.

5 junio, 2024 02:56

Los menores pasan cada vez más tiempo en internet. Consumen redes sociales, vídeos de streamers, series y mucho más. En España la edad media de acceso a un teléfono móvil es a los once años, cuando muchos no han entrado ni siquiera en el instituto. Para poder controlar esa utilización que hacen de la red y de muchas aplicaciones móviles, el Gobierno ha aprobado este martes el anteproyecto de ley orgánica para la protección de los menores en los entornos digitales. Entre las medidas que establecerá, elevará la edad mínima para registrarse en redes sociales de los 14 a los 16 años.

Coincidiendo con esta medida, la revista PLOS Mental Health publica este martes un artículo que señala la relación entre la adicción a internet y una señalización alterada en las regiones del cerebro que están involucradas en múltiples redes neuronales. Estos sistemas que menciona desempeñan un papel importante en el control de la atención, que se asocia con la capacidad intelectual, la memoria de trabajo, la coordinación física y el procesamiento emocional. A su vez, todo esto tiene un impacto en la salud mental.

Los autores han revisado 12 estudios que empleaban técnicas de neuroimagen de adolescentes adictos a internet de entre 10 y 19 años. Estas investigaciones habían examinado previamente los cambios en la conectividad entre las redes cerebrales que regulan los comportamientos importantes y el desarrollo en los adolescentes. 

[El cerebro del adolescente cambia según su uso de las redes sociales: el estudio que lo demuestra]

Los resultados de algunos de los trabajos revisados mostraron que los cerebros de los adolescentes con adicción a internet tenían problemas para desarrollar conductas que necesitaran atención, planificación o toma de decisiones, entre otros. Sus cerebros muestran alteraciones significativas en comparación con otras personas de la misma edad que hacían un uso adecuado de estas tecnologías.

David Ezpeleta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN) no se muestra sorprendido por un hallazgo como este. Afirma que los resultados de la investigación muestran una vez más que esta situación no es gratuita. "Un uso abusivo deja una mella en el cerebro y más en uno en desarrollo". El neurólogo desarrolla que cuando aparece una circunstancia ajena al desarrollo normal de un niño o de un adolescente, como una tecnología, esas conexiones se pueden distorsionar y tener consecuencias negativas en su conducta perpetuar ese comportamiento adictivo.

El vicepresidente de la SEN enumera algunas de las consecuencias de la adicción a internet. Los jóvenes con este tipo de problemas tienen conductas más inatentas, les afecta al aprendizaje, son más impulsivos, menos tolerantes a la frustración, más solitarios y más dependientes de la tecnología. También se muestran más ansiosos y aumentan las probabilidades de tener trastornos del sueño o del ánimo, entre otros. 

Los investigadores reconocen que la variabilidad del cerebro de los adolescentes justifica la necesidad "vital", para toda la sociedad, de comprender los efectos en el cerebro y el comportamiento de la adicción a internet.  Sin embargo, no quieren mostrarse tajantes con sus afirmaciones: "Las respuestas presentes simplemente pintan un cuadro inacabado que no necesariamente describe el uso de internet como abrumadoramente positivo o negativo", establecen.

Ezpeleta destaca que lo importante no es tanto el tiempo que pasan los menores navegando en internet, sino en qué ocupan ese tiempo, qué hacen con él. Para el experto, no es lo mismo que lo inviertan en leer el periódico, por ejemplo, que consumir redes sociales, publicar fotografías y "estar pendientes de los likes".

¿Causa y efecto?

Hace unas semanas, Pascual Leone, neurólogo de Harvard, se mostraba prudente en una conversación con EL ESPAÑOL sobre los efectos de las pantallas en el cerebro de los jóvenes. "Que afectan al desarrollo del cerebro, que lo modifican, es algo 100% seguro, hay datos muy claros desde hace mucho tiempo de que todas las herramientas que usamos, desde los bastones hasta las pantallas, lo hacen", argumentaba. 

"Por tanto, el uso de móviles, tabletas y ordenadores, ¿modifica el cerebro? Sí. Eso no quiere decir que sea bueno o malo, depende de qué hagas con ello, y ahí es donde hace falta una integración mejor entre la neurociencia y la educación", exponía el especialista.  Leone destacaba en la entrevista la importancia de la educación en el uso tanto de los medios sociales como de de las tecnologías en general. "Lo que hace falta no es desterrar las tecnologías, que no vamos a poder hacerlo, sino usarlas adecuadamente".

David Ellis, científico del comportamiento del Instituto de Seguridad y Comportamiento Digitales de la Universidad de Bath, explica, en declaraciones al Science Media Centre (SMC) de Reino Unido, que no se puede extraer "una relación causa y efecto de este tipo de estudios". La conceptualización y la medición de la adicción a internet están en debate, afirma. Además, continúa, no se pueden diagnosticar con los instrumentos de encuesta que incluyen los estudios de la revisión.

Ellis explica que este tipo de definiciones, aunque son muy criticadas, también pueden alejar la atención de los verdaderos daños online y acabar sugiriendo que hay que eliminar la tecnología de la vida de las personas. Esto último, agrega, no cuenta con pruebas sólidas que lo avalen.

El científico concluye avisando de que la asociación entre la conectividad funcional y la adicción a internet depende de muchos factores. Por lo tanto, "es casi imposible extraer conclusiones sólidas de los trabajos revisados en esta investigación".

Ezpeleta, vicepresidente de la SEN, hace hincapié que, aunque este estudio pueda ser limitado, no significa que otros trabajos no hayan demostrado que se producen alteraciones en la conectividad cerebral de los menores por una adicción a internet o a las redes sociales. "Estamos ante un problema y el que no lo quiera ver, no está ayudando a su solución. Hay que atacar por todos los frentes".