Álex Escolà Gascón.

Álex Escolà Gascón.

Ciencia

Álex Escolà, el científico de las 609 posesiones demoníacas: "Sólo el 1,9% son inexplicables"

El estadístico de la Universidad Pontificia de Comillas defiende que una solución solo desde la medicina no mejorará la salud de las víctimas.

10 agosto, 2024 01:39

"Hay ciencia sobre lo conocido y sobre lo desconocido. Yo elegí lo segundo". La línea de investigación de Álex Escolà no podría ser más desconocida para un estadístico medio: las posesiones demoníacas.

Su aproximación hacia un tema aparentemente tan exótico tampoco es la habitual. "La cuestión es cómo ayudar a esas personas, es un interés existencial, no ontológico".

Ha recogido más de 600 casos de posesiones —"colaborando con sacerdotes y otros grupos que me exigen discreción"— para categorizar estos fenómenos, cuantificar su intensidad y ayudar a mejorar a quienes lo sufren.

Escolà, que es profesor en la Universidad Pontificia de Comillas, se define como creyente pero deja la religión "en la puerta del laboratorio". Por eso evita pronunciarse sobre la causa pero se muestra convencido sobre sus consecuencias: "Hay gente que cree que los fantasmas son reales y esas creencias tienen efectos en su vida".

Eso sí, los modelos cuantitativos indican "una probabilidad de 0,01923 [sobre 1, es decir, del 1,9%] de que un caso de posesión no tenga explicación científica". La probabilidad de descubrir nuevos casos de posesión demoníaca "verdaderamente inexplicables" en el futuro se estima en 0,0031, de 0,0023 para encontrar cinco casos de este tipo en un solo año.

En un trabajo previo, recogió evidencias de posesiones en las bases de datos habituales de la literatura científica: encontró 52 casos, la mayoría con un enfoque médico y solo algunos de ellos abordados desde el punto de vista psicológico o antropológico.

Por eso decidió dar un paso más. Junto a Neil Dagnall y Kenneth Drinkwater, dos psicólogos de la Universidad Metropolitana de Manchester (Reino Unido), lograron reunir 609 casos reportados en siete hospitales españoles en la última década.

"La esquizofrenia tiene un peso muy bajo a la hora de predecir los trastornos de posesión demoníaca", señala Escolà. En cambio, se da un trastorno disociativo de la identidad (lo que antes se conocía personalidad múltiple), dividido en dos fenotipos: esquizo-paranoide y histriónico narcisista.

"La estructura esquizo-paranoide tiene una manera de ser más retraída, un sistema de creencias ultrarrígido, necesidad de aislamiento... En cambio, la histriónica es un perfil más excéntrico, con ataques de ira, con alteraciones motoras... Hay una necesidad de resolver una carencia afectiva".

Estos dos perfiles se manifiestan a lo largo de un continuo de síntomas, no son dos tipos separados. Su investigación ha permitido establecer probabilidades de éxito de un exorcismo. En los pacientes de estructura esquizo-paranoide hay poco que hacer, "pero la ritualización es altamente eficaz en perfiles histriónico-narcisistas".

Ver la luz al final del túnel

Escolà ha visto a individuos que dicen estar poseídos por el demonio y, "extraoficialmente", ha asistido a varios exorcismos. No son como en las películas, claro, pero no deja de ser algo espectacular y para lo que hay que estar preparado emocionalmente.

"Ese impacto no se puede negar", explica el científico. "Ves comportamientos... contraintuitivos, contorsiones y alteraciones motoras, mucha sangre... Claro que impacta".

"Ahora bien, estamos obligados a que ese impacto no altere nuestro juicio", continúa. "Eso le ha pasado a algún científico, que después de haber visto la luz al final del túnel comienza a propagar que hay vida después de la muerte... Hay que estar muy trabajado a nivel de madurez para observar estos escenarios".

Incluso cuando se ha demostrado que la posesión era un fraude no podía negar ese impacto. "Hubo un caso en que el paciente se extrajo sangre y se la inyectó en la vejiga para orinarla. Luego vimos que era un caso de maltrato por poderes, una tercera persona causando sufrimiento para obtener un beneficio, pero... ¿en qué estado mental una persona se causa daño a sí mismo por un fraude?"

Hay una cosa que las películas no cuentan. Un exorcismo puede tener más o menos éxito, pero la cura está lejos. La terapia busca integrar esa identidad disociada en la vida del paciente para establecer un equilibrio, pero esto es algo muy complejo y que lleva tiempo.

La medicina es eficaz pero insuficiente. Un trastorno en que las creencias —tanto del propio paciente como de su entorno, que suele ser muy dogmático— juegan un papel determinante no puede ser abordado con una receta.

"Tiene que haber una participación médica en estas posesiones: hay un sufrimiento y un riesgo para la vida. Pero también hace falta figuras encargadas analizar el sistema cultural que rodea a esa persona".

Escolà aboga por un enfoque antropológico y cultural que complemente la visión fisiológica. "Reducir la comprensión de las creencias a un tema neuronal no resuelve nada. Para integrar la parte disociada en la vida de la persona necesitamos la dimensión antropológica. Dar un antipsicótico para que no oiga voces o un antiepiléptico no es suficiente".

Pero... ¿y qué hay del origen? Por lo general, se dan en entornos de creencias muy rígidas y arraigadas —por lo que es más probable que la familia acuda a un sacerdote antes que a un médico— y hay una mayor tendencia a darse en personas que han sufrido eventos traumáticos.

"Hemos encontrado una correlación positiva y entre moderada y alta de síntomas de posesión y experiencias traumáticas en el pasado. Por ejemplo, niñas que fueron abandonadas, que viven en la pobreza durante un tiempo y que terminan en un orfanato. Este es uno de los ingredientes".

El estadístico aclara, no obstante, que se desconoce cómo funciona el mecanismo de la posesión. "Por ahora, no tenemos prueba sobre el origen sobrenatural de las posesiones".

Eso es algo que deja a otras personas. A él le preocupa el efecto de este fenómeno en el que lo vive. "Me han preguntado muchas veces si he observado algo demoníaco o sobrenatural en las posesiones. Y mi respuesta es la que ya dio uno de mis formadores, el sacerdote y psiquiatra Jordi Font i Rodon: no he tenido contacto directo ni he tratado con el diablo, solo a personas".