Pablo Jarillo-Herrero.

Pablo Jarillo-Herrero.

Ciencia

Jarillo-Herrero, el español que sonaba para el Nobel: "Mi mujer me dijo: '¡No, por favor, si tú ya estás muy liado!'"

13 octubre, 2024 02:12

El pasado lunes, Pablo Jarillo-Herrero le preguntó a su mujer, medio en broma, qué pasaría si al día siguiente anunciaran su nombre como ganador del Premio Nobel de Física. "Me dijo ¡no, por favor, si tú ya estás muy liado!", confiesa entre risas.

Porque la vida de este físico valenciano de 48 años ya está suficientemente ajetreada desde que, en 2018, logró algo que parecía increíble: superponiendo dos capas de grafeno, ese material tan maravilloso como esotérico, y rotando una sobre otra podía lograr que adquiriesen casi cualquier característica conocida.

Podían conducir la electricidad sin resistencia, tomar propiedades magnéticas, ser aislante o muchas otras cosas más. Jarillo-Herrero ya tenía un nivel dentro de la física de materiales –era catedrático en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts– pero su fama alcanzó un nivel estratosférico.

Y desde entonces su nombre suena para el Premio Nobel.

Lejos de quedarse dormido en los laureles, su grupo de investigación ha seguido obteniendo resultados asombrosos con materiales que los legos no somos capaces ni de imaginar. 

Ante este hype, prefiere mantenerse con los pies en el suelo. Si las aplicaciones prácticas del grafeno apenas están ahora comenzando a ver la luz, para el grafeno girado (y para el campo de la twistrónica que él ha abierto la puerta) todavía quedan décadas de duro trabajo de físicos e ingenieros.

Un físico dijo hace unos meses que quien lograra la superconductividad a temperatura ambiente tendrá el Nobel casi de inmediato. ¿Acepta el reto?

Ya hay superconductores relativamente cerca de la temperatura ambiente. No son los de Ranga Dias, esos fueron casos de fraude, pero hay otros que lo han conseguido a 210 grados Kelvin (-63 ºC). 

Estos superconductores están a muy altas presiones, son convencionales y desde el punto de vista de la física son menos interesantes porque se entienden. Los superconductores no convencionales, que trabajan a presiones ambientales, son más interesantes porque no sabemos cómo funcionan.

El Nobel de Química ha ido dirigido a los creadores de la inteligencia artificial que predice la estructura de las proteínas. ¿Puede pasar lo mismo con los materiales?

Es posible, no digo que no. La verdad es que los modelos físicos que pensamos que explican el comportamiento de, por ejemplo, los materiales cuánticos no los podemos resolver con las matemáticas que tenemos actualmente. Además, harían falta ordenadores trillones de veces más potentes.

Es posible que haya algo que se nos escape pero, a lo mejor, si creamos algún tipo de inteligencia artificial general, estas máquinas serán mucho más listas que nosotros y puedan resolver estos problemas. Si preguntas a mis colegas, habrá muy poca gente que diga que no pueda ocurrir. 

¿Qué es lo que hace tan especial al grafeno?

Muchísimas cosas. Es un material que tiene muchos superlativos. ¿A qué me refiero? Es el material más fino: solo tiene un átomo de grosor. Es el material más fuerte que existe, muchísimo más que el acero. Es el material que conduce la electricidad mejor,  que conduce el calor mejor… 

Aparte, cuando pones dos capas de grafeno una encima de la otra y las giras, puedes cambiar totalmente sus propiedades y convertirlo en superconductor, en aislante, en un imán o en muchísimas otras cosas.  

Hoy en día podemos, prácticamente, recrear todos los comportamientos de la materia que existen en el mundo jugando con este truco de la twistrónica o de la materia cuántica de moiré, como lo llamamos.

¿Cómo ha cambiado su vida desde 2018, cuando se publica el artículo seminal sobre el ángulo mágico del grafeno? En los últimos diez años, pocos artículos científicos han sido citados tantas veces (7.800).

Cambió bastante, la verdad. Las cosas ya me habían ido más o menos bien, era catedrático en el MIT, pero esto fue otro nivel. De repente, recibí muchísimas más invitaciones de las que recibía antes y empecé a viajar mucho más.

Mi mujer, que me había dado un par de años para que divulgara el descubrimiento, me ha dicho que hay que parar de viajar tanto, que tenemos tres hijos y me quieren ver.

He adquirido responsabilidades de personas más senior, se piensan que soy más sabio y me invitan a comités, a reviews, a ser jurado de premios… Estas cosas a las que antes no me invitaban. 

Se habla de usted como el español que puede ganar el Nobel, pero en su contra está que los creadores del grafeno lo ganaron en 2010.

A mí me gusta tener los pies en el suelo. Me han dado muchos premios, si no me dan ninguno más en mi vida ya me siento recompensado y reconocido, ni mucho menos necesito el Nobel para ser feliz.

Tal y como dices, al grafeno le dieron el premio en 2010. Eso significa que es todavía reciente. Pero el caso del grafeno fue una excepción, normalmente pasan 25 años desde que se hace el descubrimiento hasta que le dan el premio.

El Nobel que se dio ayer (por el miércoles), el paper seminal por el que le dieron a Hopfield el premio lo publicó en 1982, hace 42 años. Nosotros hicimos el descubrimiento hace seis; si alguna vez llega, no va a ser mañana. Antesdeayer me preguntaban si estaba nervioso y yo les dije que iba a dormir muy tranquilo, no iba a estar pendiente del teléfono.

Por lo que comentaba antes, su esposa agradecerá que no le den el Nobel todavía.

El domingo estábamos hablando y le dije, ¿y si me lo dan el martes? Y me dijo 'no, por favor, tú ya estás muy liado! [se ríe] A ver si tarda, por lo menos… los mellizos tienen diez años… ¡Ocho! Hasta los 18, cuando en Estados Unidos ya se van de casa a la universidad. ¡A ver si tardan ocho años por lo menos! [se ríe] Pero no se lo digas a ningún comité.

A día de hoy, más allá de las palas de pádel, todavía hay muy pocas aplicaciones del grafeno. ¿Qué ha pasado?

Han pasado dos cosas. Una: la gente es muy impaciente. También es probable que algunos científicos hayan hecho mucho hype. Es muy normal que, desde que se descubre un nuevo material hasta que surgen aplicaciones y se mete en las cadenas de producción de la industria, pasen 30 o incluso 40 años. 

Eso es con los materiales 'normales'. El grafeno es completamente distinto a todos los materiales que se conocían hasta ahora. Los físicos estamos entusiasmados con sus propiedades y todas las cosas que se pueden hacer, pero a los ingenieros les ha costado diez años o más saber qué hacer con ello.

La gente me pregunta si el grafeno va a sustituir al silicio. Sinceramente, no lo creo. Aunque el grafeno fuera el doble de bueno que el silicio, probablemente no bastaría para sustituirlo.

¿Qué ocurre? Que hay cosas que el grafeno puede hacer y el silicio no. Hay muchas empresas –pequeñas– que están empezando a aplicar el grafeno en cosas interesantes. Por ejemplo, el silicio no puede ver luz infrarroja, mientras que el grafeno sí. Un amigo tiene una start-up donde han desarrollado cámaras con sensores de grafeno para ver la radiación infrarroja más allá de la niebla con las cámaras de los coches.  

Hay muchísimas aplicaciones a nivel prototipo: sensores químicos, sensores biológicos, cámaras de infrarrojos, supercondensadores… Hay muchas cosas en que se ha visto que el grafeno es muy bueno pero no basta con eso, hay que hacerlo a escala masiva y, sobre todo, más barato de lo que existe. Llevará tiempo, fácilmente, unos diez años, pero cada vez lo vamos a ver más.

¿Cuál cree que va a ser la aplicación del grafeno –y del grafeno girado– que marque la diferencia?

Haciendo este truco de girar puedes hacer el grafeno superconductor, el más fino que existe y se puede controlar electrónicamente. Si una máquina pudiera hacer un millón de dispositivos iguales, podríamos hacer sensores cuánticos de fotones, detectores de luz ultrasensibles para poner en telescopios, en satélites, en satélites para defensa, etc. que operasen con muchísima más eficiencia que los que tenemos hoy en día.

¿Qué fue lo que se le pasó por la cabeza cuando miles de antivacunas clamaban contra las de la Covid diciendo que contenían grafeno?

¡Era tan absurdo! ¿De dónde sacaron que tienen grafeno? No tenía ni pies ni cabeza. Desafortunadamente, gran parte del público tiene muy poco conocimiento sobre ciencia, con lo cual es muy fácil desinformar.

El 90% de las informaciones falsas son hackers escondidos en algún sitio que saben que, inventándose estas cosas, reciben un montón de clics y les dan dinero por anuncios. Hoy en día son 100.000 robots con IA desinformando para todos los gustos: para los que saben de una cosa, les desinforman con esto; para los de otra, con esto otro… 

Los científicos sois de los grandes damnificados por la desinformación en temas de salud y el cambio climático: ahora han salido negacionistas de los huracanes. El campo en el que usted trabaja parece más tranquilo en ese sentido.

No tiene tantas consideraciones éticas, filosóficas o de estilo de vida. A todo el mundo le gusta que su ordenador portátil vaya más rápido y, como las cosas que hacemos nosotros harán que los ordenadores vayan más rápido, en general, no nos molestan mucho los desinformadores.

Claro, en el tema del cambio climático, como toca cambiar tu estilo de vida, o te toca que el gobierno intervenga más y a ti no te gusta que los gobiernos intervengan, lleva a muchos otros tipos de consideraciones y eso hace que sea más fácil que los desinformadores se centren en esos campos. 

¿Y la polarización? Ahora que se acercan las elecciones en EEUU, ¿afecta al entorno académico?

Es difícil saber qué es lo que pasará si sale Trump o Harris. Sí que podemos hablar de lo que pasó cuando Trump fue elegido, y después Biden. Para serte sincero, en mi campo y en mi inmediato entorno las cosas no cambiaron mucho, de nuevo, porque es un tema que no es muy polémico.

Había suficiente financiación para la tecnología, la física del grafeno y de materiales cuánticos, durante Obama, durante Trump y durante Biden. Con lo cual, no me afectó dramáticamente como investigador en mi grupo. 

La investigación en EEUU está más allá de la política, es una apuesta de Estado. ¿Cree que en España es igual o depende de quién esté en el Gobierno?

No estoy seguro, no conozco suficientemente la política de inversión en ciencia. Lo que sí que sé es que, en general, independientemente de que seas de izquierdas o derechas, los recursos que hay no son los que debería haber.

Creo que se podría invertir más y mejor pero, si me apuras, sobre todo mejor. La ciencia ha mejorado mucho en España desde la dictadura, pero podía haberlo hecho a un ritmo mucho más rápido, al igual que han hecho países que tenían una trayectoria similar a la nuestra, como Corea del Sur.

Ellos también salieron de una dictadura y hoy en día tienen unos laboratorios de investigación y unas compañías de alta tecnología que no tenemos en España. No hay ninguna razón obvia para que eso haya tenido que ser así.

Prácticamente todas las compañías de alta tecnología se crean en EEUU porque apuesta por investigación en ciencia básica, investigación en alto riesgo y pagando unos salarios altamente competitivos al mejor talento del mundo.

En España se hace esto en otros campos. Por ejemplo, el fútbol: tenemos el Real Madrid y el Barcelona, son de los mejores equipos de la historia y tienen que pagar sueldos internacionalmente competitivos, instalaciones y equipamientos al más alto nivel.

¿Por qué no tenemos una universidad española entre las cien mejores del mundo? No puedo entender que la sociedad no se pregunte por qué no tenemos universidades de prestigio como sí tenemos deportistas como Rafael Nadal o Carlos Alcaraz.

En muchas otras cosas sí que somos ambiciosos los españoles, ¿por qué no en ciencia? España lo tiene todo para ser una potencia increíble en ciencia y tecnología pero hay algo que falla.

En España hay un debate abierto sobre la jornada laboral. ¿Se puede lograr la excelencia trabajando ocho horas de lunes a viernes?

Yo no cuento las horas que trabajo. Me voy a mi casa, me estoy duchando y estoy pensando en física. Acabo de cenar, los niños se van a la cama y me voy al despacho… Muy de vez en cuando veo una serie o una película, pero normalmente sigo trabajando porque me gusta lo que hago.

Estoy seguro de que Rafael Nadal no cuenta las horas que está entrenando. No es fácil hacer ciencia de altísimo nivel trabajando 30 horas a la semana; con la familia ahora trabajo menos pero, cuando era joven, fácilmente trabajaba 70 u 80 horas.

Hay muchos influencers que atraen a los jóvenes con trucos para hacerse millonarios y les animan a levantarse a las 5 de la mañana para hacer abdominales pero no para estudiar. Como alguien que ha alcanzado el éxito en lo suyo, ¿cuál es el consejo que le daría a los jóvenes?

Siempre les digo: lo primero es estar bien física y mentalmente. Tienes que comer bien, dormir bien, hacer ejercicio y tener vida social. Esas cosas se pueden combinar con trabajar duro y, sobre todo, con algo que te gusta mucho.

Es lo que le digo siempre a la gente. Hay que tener una vida donde haya balance pero, para mucha gente, si te gusta lo que estás haciendo, puedas tener una vida plena trabajando 50 o 60 horas a la semana.