El ecólogo Miguel Ángel Fernández volvió a España con una ayuda María Zambrano.

El ecólogo Miguel Ángel Fernández volvió a España con una ayuda María Zambrano. Miguel Ángel Fernández.

Ciencia

Cientos de científicos se quedan tirados tras la extinción de las becas María Zambrano: "Con una hipoteca y me voy al paro"

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La atracción y retención de talento es un tema recurrente en España. En un momento en el que muchos jóvenes abandonan el país cuando acaban sus estudios para buscar mejores oportunidades fuera, es importante ver cómo darle la vuelta a la situación. Esto era lo que se suponía que iba a ocurrir con las ayudas María Zambrano, del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Estaban destinadas a investigadores (españoles o no) que llevaran al menos dos años trabajando fuera y tuvieran un currículum consolidado. Sin embargo, España, tras atraer el talento, parece que no va a terminar reteniéndolo.

Este contrato fue aprobado a finales de 2021 y unos 800 investigadores se incorporaron a sus centros a principios de 2022. Tenía una duración máxima de tres años —finaliza el próximo 31 de diciembre— pero, después de eso, la gran mayoría de estos profesionales se quedarán en el paro. Sus universidades no les ofrecen una plaza tras estos años y el Ministerio tampoco prorroga el programa.

Uno de los afectados es Miguel Ángel Fernández. Es ecólogo y ha pasado los últimos tres años trabajando en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Para ocupar el puesto volvió a España desde Canadá, donde llevaba dos años y medio trabajando en un grupo de investigación. 

Para él, conseguir esta ayuda de excelencia era sinónimo de seguridad. Creyó que le permitiría conseguir un trabajo en la UAM al acabar este periodo y que podría establecerse en España, donde le esperaban su familia y su pareja. "Ahora tengo una hipoteca y me voy al paro", lamenta.

El ecólogo cuenta también que la comunicación con la cartera que dirige Diana Morant ha sido muy complicada. Solo consiguieron reunirse con sus representantes tras salir en la prensa contando lo que les estaba ocurriendo el pasado abril y hacer presión hablando con políticos de otros partidos, expone. 

El 13 de mayo acudieron al Ministerio y en la reunión les prometieron que buscarían alguna solución para ellos. "Todavía no hemos recibido contestación", denuncia. EL ESPAÑOL ha intentado contactar con el departamento de Morant, pero a la publicación de este artículo no ha recibido respuesta.

Fernández defiende que, si hubiera sabido que este iba a ser el resultado, se hubiera quedado en Canadá. "No tiene sentido. Traen a gente que tiene puestos estables de alta cualificación para echarlos a la calle a los tres años", se queja. 

Estas ayudas forman parte de un programa de ayudas para fomentar la recualificación y la movilidad internacional en el sistema universitario español creado por el Gobierno. Sin embargo, el ecólogo critica la eficacia de este plan. "No cabe en ninguna cabeza que sea algo temporal. No puedes recualificar el sistema en tres años". 

Para él, y para muchos, esta situación también supone un retraso en los planes de futuro. Fernández destaca la importancia de tener en cuenta todos los agentes alrededor de una oportunidad como la que se les presentó con este contrato. En casos como el suyo, no solo influye el plano científico y laboral: "Venimos porque tenemos una vida que desarrollar alrededor de nuestro trabajo, pero con nuestra familia, con nuestros seres queridos".

La única opción que les ofrecen a los afectados desde el Ministerio y las universidades es optar a una plaza de profesor ayudante doctor. Se trata de un puesto diseñado para los investigadores que acaban de terminar la tesis doctoral, por lo que para gente como Fernández, supone un retroceso laboral. Además, con el cambio pasarían de cobrar 4.000 euros brutos al mes a ingresar 1.500, menos de la mitad. "Para mí es como volver 10 años atrás en mi carrera", explica. 

Quienes se han beneficiado de esta ayuda cuentan con perfiles muy fuertes y una gran preparación. Algunos eran, incluso, catedráticos en sus centros de origen y no se les debería ofrecer el puesto más bajo del profesorado universitario, lamenta.

La historia que acaba bien

No todos han tenido la misma suerte. Hay un porcentaje muy pequeño que sí ha logrado conseguir una plaza para estabilizarse en España. Julio Villa-García es uno de ellos. Es investigador en filología inglesa y, antes de aterrizar en la universidad de Oviedo (Uniovi) con otra ayuda María Zambrano, llevaba varios trabajando en la Universidad de Manchester (Inglaterra). Ha podido conseguir una plaza como profesor titular de Filología Inglesa en el centro asturiano, pero no ha sido fácil. 

En enero de 2022 aprovechó una convocatoria de certificación I3, que establece que el 15% de las plazas que saque una universidad al año debe destinarse al cupo de la excelencia investigadora. Tramitó la certificación para poder pedir la plaza, pero en mayo de 2023 la Uniovi lo rechaza por no considerar el María Zambrano como un programa de excelencia

Tras reclamar al centro y compartir su historia en los medios de comunicación, volvió a solicitar una plaza en mayo de 2024 y la consiguió. Desde el pasado 28 de noviembre, Villa-García es profesor titular de la Universidad de Oviedo, aunque sabe que lo suyo es algo más bien anecdótico. De hecho, solo conoce un caso similar en Zaragoza. "No podemos pensar que es indicativo"

Si se hubiera quedado sin trabajo en España, el filólogo tenía un plan alternativo, ya que no dejó su trabajo en Manchester, sino que volvió con una excedencia. "Fui cauteloso porque no me quería arriesgar a venir aquí sin tener ninguna opción". El ecólogo no tenido la misma suerte. Todavía no sabe qué va a hacer, no tiene otras ofertas, pero no se plantea volver a Canadá. "Mi proyecto de vida está aquí".

La estabilización no ha sido el único problema que se han encontrado. Desde el principio, los investigadores vieron que la mayoría de universidades les detraían unos mil euros de su sueldo para cubrir las cargas sociales, expone Fernández. "Era como si trabajáramos como falsos autónomos".

Llevaron el caso a los tribunales y el pasado octubre el Tribunal Supremo les dio la razón, los centros tenían que devolverles el dinero. De las 48 universidades que se acogieron al programa María Zambrano, "solo tres o cuatro pagaron íntegramente", dice Villa-García. Una de ellas era, para fortuna del filólogo, la Uniovi.

La pérdida de talento

Antonio Herrera, secretario de la Oficina Española de la Integridad en la Investigación (OEII), cree que esta situación muestra el fracaso del país en la retención de talento. De hecho, asegura que España es uno de los países del mundo con menor capacidad para hacerlo. "Se hacen este tipo de convocatorias que no tienen una continuidad y las personas se sienten engañadas". 

El secretario de la OEII reconoce que no se especificaba en las cláusulas que se estabilizaría a los investigadores tras acabar el contrato, aunque habla de "picaresca". Según él, los investigadores acostumbrados a trabajar en este país pueden tener más claro que no habrá continuidad. No obstante, "para los que vienen de fuera puede ser más farragoso", reconoce.

Es lo que le ha pasado a Fernández, de la UAM. Para él, la propia naturaleza del proyecto llevaba implícita la estabilización y continuidad en el centro. "Debería primar la lógica", señala. De hecho, el propio Ministerio de Universidades aseguraba en 2021 en una publicación en la red social X que esta ayuda podía ser una vía para consolidarse dentro del sistema universitario.

Captura de una publicación en X en la que el Ministerio de Universidades hablaba de al estabilización de los investigadores María Zambrano.

Captura de una publicación en X en la que el Ministerio de Universidades hablaba de al estabilización de los investigadores María Zambrano. Miguel Ángel Fernández

Lo único que se consigue de esta forma, defiende Herrera, es perder talento de una manera innecesaria. "Te lleva a llevar a pensar que la ciencia en España no interesa", apunta. El secretari de la OEII comenta que, al final, esto provoca que el sistema universitario sea cada vez menos atractivo. Es una pena, continúa, que las universidades y los centros de investigación públicos no cuenten con las circunstancias que favorezcan esa retención de la excelencia.

Fernández se muestra decepcionado con este proyecto: "Parecía que se conseguía de verdad una ayuda para la atracción de talento". Villa-García, de la Uniovi, cree que este tipo de programas solo se hacen "por la foto", pero luego el futuro de investigadores como él queda en papel mojado. "Si atraes sin retener que no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana", sentencia.