Hartmut Neven.

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Ciencia

Los científicos dan la vuelta a 'Matrix': quieren conectar cerebros con ordenadores para expandir la consciencia

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La relación entre la consciencia humana y los procesos cuánticos ha generado un debate dentro de la comunidad científica, que ahora avanza hacia un terreno aún más extraño y futurista si cabe: la posibilidad de entrelazar cerebros humanos con computadoras cuánticas para explorar la naturaleza de esta capacidad.

Este enfoque, conocido como el 'protocolo de expansión', podría ofrecernos pistas sobre cómo funciona la mente humana y si la consciencia puede explicarse mediante la física cuántica.

Desde un punto de vista tradicional, la consciencia ha sido estudiada a través de teorías clásicas como la Teoría de la Información Integrada (IIT) y la Teoría del Espacio de Trabajo Global (GWT).

La IIT sostiene que esta surge de la integración de información dentro de un sistema, mientras que la GWT sugiere que emerge cuando diferentes partes del cerebro comparten información. Sin embargo, ambas teorías, basadas en la física clásica, no logran explicar ciertos fenómenos conscientes que parecen ir más allá de las capacidades computacionales convencionales.

Fue en 1989 cuando Roger Penrose, matemático y físico británico, introdujo la hipótesis de que la consciencia podría estar relacionada con procesos cuánticos, específicamente con el entrelazamiento cuántico (un fenómeno único en el que dos o más partículas se vinculan intrínsecamente).

Penrose argumentó que algunos problemas, como los números no computables y las proposiciones indecidibles, no pueden ser resueltos por computadoras tradicionales, pero los humanos sí pueden comprenderlos. Por lo tanto, sugirió que la mente humana debe operar mediante principios diferentes a los de una máquina clásica, posiblemente mediante el entrelazamiento cuántico dentro del cerebro, y ahora la ciencia apunta a un lugar concreto: los microtúbulos en las neuronas.

El problema es que esta conexión es frágil, tanto que se rompe a bajas temperaturas. Entonces, ¿cómo podría funcionar a la temperatura del cuerpo humano? Investigaciones recientes han sugerido que los microtúbulos dentro de las neuronas podrían proporcionar un entorno estable para este proceso.

De hecho, un estudio de 2024 encontró que los fármacos que se unen a estas estructuras neuronales prolongan el tiempo que toma a los animales quedar inconscientes bajo anestesia, lo que indica que estas estructuras podrían desempeñar un papel crucial en la consciencia.

La consciencia, ¿un fenómeno cuántico?

Este descubrimiento ha llevado a algunos científicos a considerar que esta podría ser un fenómeno cuántico. Un equipo de investigadores, liderado por Hartmut Neven, director del laboratorio de IA Cuántica de Google, ha propuesto una forma radical de probar esta hipótesis mediante la creación de interfaces entre cerebros humanos y computadoras cuánticas.

La idea central es que si la consciencia realmente se explica con este tipo de física, el entrelazamiento entre el cerebro y una computadora debería generar experiencias más ricas. "Los anestésicos eliminan de forma reversible la consciencia. Seguimos respirando, el corazón sigue latiendo, pero ya no podemos comunicar experiencias conscientes. Sin embargo, aunque los anestésicos son una bendición médica y se utilizan desde hace casi 180 años, todavía no tenemos ni idea de cómo funcionan. Nadie los entiende", apunta a New Scientist.

Neven explica que algunos investigadores sugieren que las grandes estructuras proteínicas de las neuronas, los microtúbulos, actúan como qubits; entonces, si se pudieran enlazar estos con los de una computadora cuántica, se crearía una superposición cuántica expandida.

Cuando esta superposición colapsara, la persona que participa en el experimento debería reportar una experiencia consciente más rica y compleja, ya que necesitaría más bits para describirla en comparación con su experiencia normal con su cerebro biológico, a secas.

"Nos permitiría expandir la consciencia en el espacio, el tiempo y la complejidad", apunta el investigador. Incluso se atrevió a teorizar cómo podría ser un canal de comunicación más rápido que la luz.

"Algunos estados de consciencia extraordinarios, como los que se experimentan bajo el efecto de psicodélicos, por ejemplo, pueden ser una especie de anticipo de lo que se podría esperar en este caso. Interconectar el cerebro con un ordenador cuántico podría potencialmente desbloquear niveles más elevados de consciencia, creatividad y comprensión", añadió.

Un fenómeno que recuerda a la película 'Matrix', donde la percepción de la realidad está manipulada por avanzadas máquinas con fines nada halagüeños. Sin embargo, para tranquilidad de todos, mientras que en la ficción estas tecnologías generan una distorsión de la realidad, en el ámbito científico el objetivo es comprender mejor los fundamentos de la consciencia humana y expandir sus límites naturales.

En esencia, este tipo de conexión humano-máquina es tecnológicamente desafiante y actualmente requiere procedimientos invasivos. Además, algunos críticos de esta teoría argumentan que simplemente combina dos misterios sin ofrecer pruebas concluyentes.

Sin embargo, los citados experimentos con anestésicos han proporcionado pistas que apoyan la idea de que estos procesos podrían jugar un papel en la consciencia. Por ejemplo, gases inertes como el xenón tienen diferentes potencias anestésicas según sus isótopos, lo que sugiere que los efectos anestésicos podrían depender de propiedades cuánticas como el espín nuclear.

Si esta teoría es correcta, las implicaciones resolverían todo tipo de incógnitas. Podría explicar cómo el cerebro logra integrar información de manera holística, resolviendo así el problema de la vinculación, que cuestiona cómo diferentes partes del cerebro generan una experiencia consciente unificada. El entrelazamiento cuántico, al ser el único agente de vinculación verdadero en la física, podría ofrecer una solución más concreta a este problema. Además, la posibilidad de expandir la consciencia mediante interfaces cuánticas podría abrir nuevas vías en la medicina y la neurociencia.

Incluso podría ayudar a entender mejor los trastornos como el coma y mejorar los tratamientos para enfermedades neurológicas como el alzhéimer o la esquizofrenia.

Pero este avance también plantea cuestiones éticas y filosóficas sobre la naturaleza de la identidad y la percepción. ¿Qué significa ser consciente? ¿Se puede considerar que una máquina es consciente si logramos entrelazarla con un cerebro humano? ¿Qué implica esto para la definición de humanidad y el futuro de la inteligencia artificial?