Así cambió Jimmy Carter la salud del planeta: 'acorraló' varias enfermedades en África y redefinió la ayuda humanitaria
- Tras dejar la presidencia de Estados Unidos, estuvo 40 años dedicado a la labor humanitaria a través del Centro Carter.
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Jimmy Carter, el 39º presidente de los Estados Unidos, fallecido el pasado 29 de diciembre, dejó un legado monumental en la salud pública global que supera con creces los logros de su administración presidencial.
Durante más de cuatro décadas tras dejar la Casa Blanca en 1981, dedicó sus esfuerzos a la lucha contra enfermedades desatendidas, la promoción de los derechos humanos y la mejora de la calidad de vida de millones de personas en las regiones más empobrecidas del mundo.
Su trabajo, llevado a cabo a través del Centro Carter, fundado en 1982 junto a su esposa Rosalynn, transformó radicalmente el enfoque global hacia las enfermedades tropicales desatendidas y estableció un nuevo estándar en la ayuda humanitaria basada en la dignidad y el respeto hacia las comunidades locales.
Enfermedad del gusano de Guinea
Uno de los mayores logros del expresidente en salud pública ha sido la casi erradicación de la dracunculiasis, también conocida como la enfermedad del gusano de Guinea, un mal parasitario que durante siglos afectó a comunidades rurales en África, Asia y el Medio Oriente.
En 1986, cuando el Centro Carter asumió el liderazgo de la campaña de erradicación, se registraban alrededor de 3,5 millones de casos en 21 países. Esta infección debilitante, que implica la salida dolorosa de un gusano de hasta un metro de largo desde el cuerpo humano, carecía de tratamiento médico y solo podía prevenirse mediante el acceso a agua potable.
Carter no solo movilizó recursos internacionales, sino que también visitó personalmente aldeas remotas para educar a las comunidades y supervisar la distribución de filtros de agua. A finales de 2023, el número de casos reportados se había reducido a 14, un testimonio del éxito de una intervención que se basó en medidas de salud pública básicas, pero altamente efectivas.
Ceguera de los ríos
Pero su participación activa, pero silenciosa, no se detuvo en esta patología. Su enfoque también incluyó la lucha contra la oncocercosis, o ceguera de los ríos, una enfermedad parasitaria transmitida por moscas negras que provoca inflamación, lesiones en la piel y pérdida de la visión.
En colaboración con compañías farmacéuticas como Merck, Sharp & Dome, facilitó la donación masiva de medicamentos como Mectizan, que resultó clave para el tratamiento de la enfermedad en comunidades rurales de África, América Latina y Medio Oriente.
Su distribución a millones de personas en zonas remotas fue un esfuerzo titánico que requirió una red logística compleja y el apoyo de trabajadores comunitarios de salud. Este esfuerzo no solo ayudó a mitigar sus efectos devastadores, sino que también reforzó la idea de que las enfermedades tropicales desatendidas pueden abordarse de manera efectiva.
El expresidente defendió la creencia de que el acceso a la atención médica es un derecho humano fundamental. Esta convicción lo llevó a utilizar su estatus para negociar acuerdos de alto nivel con líderes mundiales y empresas farmacéuticas.
En 1995, por ejemplo, logró negociar un alto el fuego en la guerra civil de Sudán para permitir que los trabajadores de salud pudieran distribuir filtros de agua y educar a las comunidades sobre la prevención de la dracunculiasis. Este cese temporal de hostilidades no solo permitió salvar vidas, sino que también sentó las bases para un proceso de paz que culminó con la independencia de Sudán del Sur en 2011.
El Centro Carter, a diferencia de muchas organizaciones internacionales que imponen programas desde el exterior, trabaja en estrecha colaboración con los líderes locales para asegurar que las soluciones implementadas sean sostenibles y culturalmente apropiadas.
Esta filosofía de empoderamiento comunitario ha sido fundamental para el éxito de sus programas, ya que fomenta la apropiación local de los proyectos y asegura que las intervenciones tengan un impacto a largo plazo. De hecho, al contrario que otras propuestas, proyectos y organizaciones, entendió que las soluciones impuestas desde el exterior rara vez son efectivas.
Colaboración con Bill y Melinda Gates
Su relación con las empresas farmacéuticas también fue un componente clave de su enfoque en salud pública. En los años 80, logró convencer a SmithKline Beecham, ahora GlaxoSmithKline, de donar Albendazol para tratar la filariasis linfática, una enfermedad parasitaria que causa elefantiasis, una condición debilitante que desfigura a las personas y las aísla socialmente.
Al combinar Albendazol con Mectizan, ayudó a implementar programas de tratamiento masivo que han reducido drásticamente la transmisión de esta enfermedad en países como Nigeria y Etiopía.
Este tipo de iniciativas y activismo no pasó desapercibido para otros líderes y filántropos. Bill Gates y Melinda French Gates, por ejemplo, consultaron a Carter cuando comenzaron a estructurar las prioridades de su fundación filantrópica. Este les aconsejó que equilibraran su enfoque entre el desarrollo de vacunas y tratamientos a largo plazo y la atención inmediata de las necesidades de salud existentes.
Su consejo ayudó a moldear la estrategia de la Fundación Gates, que se ha convertido en uno de los actores más influyentes en el campo de la salud global. Incluso hizo de enlace entre ellos y líderes africanos, asegurando que sus programas se implementaran de manera efectiva en las regiones que más lo necesitaban.
Sus acciones también llegaron a inspirar a líderes como Tedros Adhanom Ghebreyesus, actual director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quién relató que su primera interacción con Carter ocurrió cuando era ministro de salud en Etiopía.
El Centro Carter estaba trabajando en enfermedades desatendidas en el país, pero Adhanom Ghebreyesus priorizaba la lucha contra la malaria. Cuando el expresidente se enteró de que el país necesitaba más redes mosquiteras para prevenir la malaria, rápidamente movilizó recursos para satisfacer esa necesidad.
Incluso también fue un defensor temprano de la salud mental. Durante su presidencia, firmó la Ley de Sistemas de Salud Mental de 1980, que proporcionó fondos para el desarrollo de servicios comunitarios de salud mental.
Esta legislación fue pionera en su época, ya que reconocía la importancia de este problema como parte integral del bienestar general. A través del Centro Carter, Rosalynn Carter ha continuado este legado, trabajando incansablemente para desestigmatizar estas patologías y mejorar el acceso a servicios de apoyo para personas con enfermedades mentales.