"Hola humano, estás hablando con el reptiliano". De acuerdo, no es Machado. Pero se supone que el éxito del rap estriba precisamente en no serlo: rimas fáciles y letras desnudas de toda fantasía donde sólo impera el mensaje. Claro que, en este caso, ¿cuál es el mensaje?
El verso pertenece a un rapero malagueño llamado Foyone, que se distingue por sumarse a la loca idea de que el mundo está gobernado por una raza de reptiles humanoides alienígenas que tienen subyugada a la especie humana. Lo que no queda claro es si Foyone se confiesa reptiliano, si nos advierte contra esta amenaza, o si se trata tan sólo de un vacile.
Pero si alguien piensa que la tercera opción es la única posible para alguien en su sano juicio, que lo piense dos veces: una encuesta publicada en 2013 reveló que un 4% de los votantes en EEUU apoya la creencia de que una gran parte de los dirigentes mundiales son reptilianos camuflados y confabulados para dominar el mundo; no en sentido metafórico, sino real. Este porcentaje suma más de 12 millones y medio de adultos.
De futbolista a conspiranoico
La idea de los reptilianos es la criatura del británico David Icke. Tras intentar medrar sin éxito como futbolista y comentarista deportivo, Icke encontró su gallina de los huevos de oro convirtiéndose en conspiranoico profesional, después de sufrir un delirio a resultas del cual quedó convencido de que era el hijo de Dios. En lugar de acabar en una institución mental, Icke sacó un partido asombroso de ello. Aunque sus predicciones sobre catástrofes apocalípticas y el fin del mundo han fracasado notoriamente, poco importa a sus seguidores: sólo sus libros le han reportado más de dos millones de libras, y eso sin contar la venta de entradas de sus exitosas giras ni el merchandising disponible a través de su web.
Un vistazo a la web de Icke permite apreciar que prácticamente no hay teoría de la conspiración que no suscriba, desde los chorros químicos expulsados por los aviones hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU, pasando por la muerte de la princesa Diana de Gales. Pero su producto estrella son los reptilianos, sin duda una de las teorías de la conspiración más divertidas de entre todas las que circulan por ahí, y en principio socialmente menos tóxica que otras, como las relativas al cambio climático o a las vacunas.
Divertida, al menos en sus fundamentos básicos, que Icke expuso en 1999 en su libro The Biggest Secret (El mayor secreto). Los reptilianos, dice el autor, proceden de la constelación del Dragón y se esconden en las cuevas de la Tierra desde tiempo inmemorial, dejando su rastro en leyendas como las deidades Anunnakis del mito babilónico de la creación. Según Icke, llegaron en busca de una forma de nuestro oro que les confiere poderes especiales, y nos han manipulado genéticamente creando una raza híbrida de reptilianos y humanos llamada la Hermandad de Babilonia, que él identifica con la secta de los Illuminati. Más recientemente, Icke ha aseverado que los anillos de Saturno y nuestra Luna fueron creados por los reptilianos.
Sin embargo, es al entrar en el detalle de las distintas jerarquías, clanes e historiales de la relación entre reptilianos y humanos cuando ya el relato de Icke se vuelve bastante cargante y pierde la gracia. Por resumir, quedémonos con que controlan las cúpulas del poder político y económico global, incluyendo el Club Bilderberg, las sagas de los Rockefeller y los Rothschild, Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, los principales gobiernos del mundo, la CIA y las élites de la ciencia, la religión, internet, los medios de comunicación y la cultura popular. A sus filas pertenecen los Bush, los Clinton o la familia real británica, además de numerosas figuras del mundo del espectáculo entre las cuales siempre suele citarse, por motivos que no se explican, al cómico Bob Hope.
Regresando a la parte divertida, la idea de los reptilianos ha dado lugar a una innumerable cantidad de memes en internet, como los vídeos retocados en los que personajes públicos o populares revelan sus pupilas de reptil. Uno de los clips más famosos descubre como presunto reptiliano a un guardaespaldas del presidente Barack Obama. La popularidad del vídeo llevó a Caitlin Hayden, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, a emitir un comunicado siguiendo la broma: "No puedo confirmar las proclamas hechas en este vídeo, pero cualquier presunto programa para proteger al presidente mediante alienígenas o robots tendría que ser reducido o eliminado con el recorte de gastos". Naturalmente, a muchos no se les escapó que la respuesta de Hayden no era un desmentido.
Humanos y reptiles, amor y temor
En el fondo de todo ello subyace la relación de los humanos con los reptiles, una historia ancestral de fascinación y temor que ha dado cabida a seres híbridos entre ambos en casi todas las mitologías, desde China a América y desde Grecia a Oriente Medio. Por supuesto, sin olvidar el Génesis bíblico y su demonio con forma de serpiente.
Algunas fuentes sitúan el origen de la versión moderna de los reptilianos en los Hombres Serpiente de The Shadow Kingdom, relato publicado en 1929 por Robert E. Howard, el creador de Conan el Bárbaro. Estos seres fueron después rescatados por la mitología de Cthulhu creada por H. P. Lovecraft, e incorporados a la seudociencia de los antiguos astronautas a través de obras como las del ruso-estadounidense Zecharia Sitchin.
Según escribe el experto en estudios religiosos y de teorías de la conspiración David G. Robertson, de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), "al hacer que las líneas sanguíneas de los Illuminati se originen en los reptilianos Anunnaki, Icke conecta las narrativas de antiguos alienígenas con la corriente principal del conspiracionismo". Una fórmula de evidente éxito, a juzgar por los resultados.
Y una hipótesis que, aunque disparatada, es científicamente irrefutable: a diferencia de los famosos reptiles de la serie televisiva V, los reptilianos de Icke no disimulan su auténtica naturaleza cubriéndose con una falsa piel humana, algo que permitiría desenmascararlos. Pero dado que son mucho más altos que los seres humanos, difícilmente esta estrategia les sería de utilidad. En su lugar, manipulan nuestras mentes para que los veamos como personas normales. ¿Quién es capaz de refutar esto? Sólo de una cosa pueden estar seguros: en la elaboración de este artículo no ha intervenido ningún reptiliano.