La comunidad científica siempre ha intentado buscar respuestas a por qué el cáncer se desarrolla más en unos órganos que en otros. Los tumores malignos, por ejemplo, se diagnostican mucho más en el pulmón, el colon, la piel y la próstata que en el corazón o en el intestino delgado. Los fibroides uterinos (tumores benignos en el útero), por otra parte, son muy frecuentes pero rara vez desembocan en un cáncer, y las glándulas suprarrenales (situadas encima de los riñones) son muy poco propicias a albergar tumores, pero casi siempre acaban en metástasis de pulmón.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, en el año 2012, publicó un índice de los casos de cáncer diagnosticados, que de mayor a menor incidencia fueron de pulmón, colorrectal y de útero. Sin embargo, en cuanto a mortalidad, el primero era el de pulmón, por encima del colorrectal y el de útero.
Según un estudio de 2012 de Investigación del Cáncer en Reino Unido, recogido por la BBC, los casos de cáncer más diagnosticados en los últimos 40 años son, por ese orden, de pulmón, de mama, de colon y de recto.
En cuanto al número de defunciones, la OMS analizó qué tipos de cáncer provocaron más casos de muerte en 2012, y observaron que el primero fue el pulmonar, seguido del hepático, del gástrico y del colorrectal.
"Ningún problema biológico se resuelve hasta que la causa evolutiva ha sido dilucidada"
Tradicionalmente, los investigadores han focalizado sus explicaciones en los factores intrínsecos y extrínsecos. Es decir, por un lado han apuntado al funcionamiento
de los órganos en sí, como el número total de divisiones de células en un tejido (que aumentaría el riesgo de mutaciones cancerígenas); por otro, se han señalado causas externas como el tabaquismo, el alcoholismo, la cirrosis o la sobrecarga de hierro. Pero un artículo publicado en Trends in Cancer apunta que Darwin, una vez más, puede aportar posibles explicaciones a la biología y a la medicina.
Selección natural para entender el cáncer
Los investigadores proponen que la diferencia de vulnerabilidad ante un cáncer entre unos órganos y otros se debe, en parte, a la supervivencia del individuo y a la "aptitud Darwiniana": los órganos relativamente pequeños y necesarios para la supervivencia y la reproducción cuentan con un mecanismo mejor para eliminar el cáncer que los miembros grandes y/o emparejados (los pulmones o los riñones), ya que éstos últimos pueden seguir ejerciendo su función a pesar de haber desarrollado un tumor relativamente grande.
La explicación darwiniana es que la selección natural para el desarrollo de mecanismos anticancerígenos incide más en los primeros que en los segundos.
Esta es la línea de estudio que proponen investigadores del Centro de Investigaciones Ecológicas y Evolutivas sobre el Cáncer, ubicado en Montpellier (Francia) y de la Deakin University (Australia). Oncólogos y biólogos evolutivos colaboran con el fin de investigar, desde su enfoque conjunto, los fenómenos que determinan la aparición de un cáncer, tanto en humanos como en animales.
La australiana Beata Ujvari, una de las autoras del artículo y miembro del centro de investigación francés, explica a EL ESPAÑOL por qué eligió este especializado campo científico: "Como muchas familias en el mundo, la mía fue tocada por el cáncer hace un par de años; desde entonces me ha interesado usar mis conocimientos de ecología evolutiva para marcar la diferencia en la investigación y el tratamiento del cáncer".
Las estrategias de otros animales
Por el momento, se trata sólo de una hipótesis. Las pruebas en organismos comenzaron hace dos años en ratones, pero se trata de un proceso muy largo, especialmente porque los investigadores están considerando también lesiones precancerígenas.
En el reino animal, tanto individuos vertebrados e invertebrados han padecido cáncer y han desarrollado estrategias para superar los efectos negativos. Ujvari relaciona este hecho con sus estudios: "Usar oncología comparativa -entre seres humanos y otros animales- nos acerca a entender la solución evolutiva que han mostrado dichos animales, y así poder emplearla para tratar el cáncer en humanos".
Los primeros resultados se esperan para 2017, pero antes los autores esperan que el artículo "motive a otros científicos a explorar esta nueva dirección de investigación", cuenta a este diario el biólogo evolutivo Fréderic Thomas, otro de los autores del artículo.
"Todos los órganos sirven al sujeto como un conjunto", explican los investigadores en el artículo "pero su contribución a la supervivencia y la reproducción del individuo no es igual, por lo que están sujetos a las variaciones de la intensidad de las fuerzas evolutivas".
Así, el ser humano se ve más afectado si su corazón o su cerebro sufren alteraciones, por lo que favorecerá los mecanismos de defensa en estos órganos más que en otros. De manera similar también protege más a los órganos reproductivos, que si bien no son cruciales para la supervivencia del individus, sí lo son para la continuidad de la especie.
Aplicaciones para el tratamiento de tumores
Frédéric Thomas matiza que su aportación no explica el origen del cáncer de manera total, ya que influyen muchos factores. "Pero si se confirma nuestra hipótesis", añade, "significaría que ciertos órganos tienen un 'secreto' para evitar el cáncer". "Es bien sabido que 'Ningún problema biológico se resuelve hasta que la causa evolutiva ha sido dilucidada'", comenta este experto, que señala: "El próximo paso es validar la hipótesis, entender las causas que actúan y desarrollar aplicaciones terapéuticas".
Por su parte, Ujvari explica que "la ecología evolutiva podría ayudar a desarrollar nuevos enfoques para controlar el crecimiento del tumor, no a eliminar el cáncer completamente pero sí a controlarlos a un nivel que no causen enfermedades graves o la muerte".
Guillermo de Velasco, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica, comenta a EL ESPAÑOL: "Son hipótesis que se deben testar, pero podrían ayudar a entender aspectos fundamentales para comprender los tumores desde una perspectiva más amplia".
Una enfermedad, infinitos campos
El estudio del cáncer tiene multitud de áreas de investigación en marcha. "A nivel internacional, muchos grupos destacados están trabajando en Oncología Molecular, Biología Celular del Cáncer, Terapias Experimentales, Biotecnología o Investigación Clínica. La inmuno-oncología, por su parte, está siendo uno de los campos más activos y que está consiguiendo mayores éxitos", cuenta a este diario de Velasco.
La investigación desde el punto de vista evolutivo "es un concepto relativamente amplio", añade de Velasco, "por lo que hay muchos grupos que lo estudian. Un ejemplo es el estudio de las implicaciones de los virus, como el papiloma virus, en el desarrollo de ciertos tumores o la epigenética", el campo que estudia las modificaciones en la expresión de genes.