La sección "jerséis" de cualquier tienda de ropa ofrece modelos para aburrir, lo mismo que la de "ropa de abrigo". En común, todas ellas son prendas destinadas a un fin más allá del estético: dar calor y ayudar a llevar mejor los rigores del invierno.
En pleno siglo XXI, sin embargo, este tipo de ropa no tiene antagonista. Existen modelos para vestir en verano, que no abrigan, pero hasta la fecha no se tenía constancia de prendas que hicieran lo contrario: enfriar.
Para llevar mejor el calor hay dos opciones aparte de emigrar: despojarse de la máxima ropa posible o tirar de aire acondicionado.
Esto podría estar a punto de cambiar gracias al hallazgo publicado este jueves en la revista Science, que describe el desarrollo de un tejido de plástico que enfría la piel. El nuevo material en realidad no es nuevo, pero sí lo son las propiedades añadidas por los investigadores de la Universidad de Stanford liderados por Yi Cui. De hecho, el plástico original en el que se han basado no es otro que el film que utilizamos para envolver los alimentos.
Características únicas
El nuevo polietileno nanoporoso (nanoPE) es transparente a la radiación infrarroja que el cuerpo emite y que causa calor a las personas. Otra característica del nuevo material, el dejar que la transpiración se evapore, es común a otros tejidos modernos.
La bajada de la temperatura que provoca el tejido es significativa y oscila los 15ºC. Imagínese llevarla puesta en un caluroso verano ibérico y sentir que está a 25ºC en lugar de a 40ºC.
Para desarrollar esta tela enfriadora, los investigadores se han apoyado en varias ciencias: nanotecnología, fotónica y química. Con ellas han dado al polietileno original las características deseadas en una ropa que de frío: que permita pasar a la radiación térmica, que deje recibir el vapor de agua y el aire y que sea opaco a la luz visible.
Lejos de intentar hacerse ricos, los investigadores han hecho este trabajo llevados por un interés global. El propio inicio del estudio, muy distinto a los habituales en este tipo de trabajos científicos, es toda una declaración de intenciones: "El consumo de energía y el cambio climático son dos de los asuntos más importantes para el ser humano en el siglo XXI", reza.
"Si podemos enfriar a las personas en vez de los edificios donde trabajan o viven, ahorraremos energía", explica Cui.
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, la ingeniera del Massachusetts Institute of Technology (MIT) Svetlana Boriskina resalta que aún quedan pasos por dar hasta que las camisetas que sustituyen al aire acondicionado lleguen al mercado, pero que se trata de una aproximación interesante. Además, recuerda que el reino animal se adelantó a la inteligencia de los científicos de Stanford; la hormiga dorada del Sahara está recubierta de un tipo de pelo que hace exactamente lo mismo que el nuevo plástico.
Sin embargo, el propio Cui confirmó a EL ESPAÑOL que "la ropa podría ser una realidad en tres años".