Hoy a las 16:42 hora española, un módulo de la Agencia Espacial Europea ha logrado entrar en la atmósfera de Marte, descendiendo, en concreto, hacia el llamado Meridiani Planum. Sin embargo, no hemos podido conmemorarlo hasta 9 minutos y 47 segundos después, cuando la señal ha llegado a la Tierra.
Dos horas más tarde, el touchdown, la revelación de que una nave europea está ahora mismo tocando suelo marciano, seguía sin confirmarse. Ha habido que esperar hasta que la veterana nave Mars Express diera la vuelta al planeta y estuviera en condiciones de recoger y transmitir a nuestro planeta los datos de descenso del Schiaparelli, tarea en la que los ingenieros de la ESA están ocupados en este momento.
Sí ha habido datos sobre el orbitador, recogidos gracias a la Estación de Seguimiento de Satélites de Espacio Profundo de Cebreros, en Ávila.
Aterrizaje difícil
El módulo, bautizado en honor al astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli, es el séptimo que aterriza en Marte y actualmente el tercero en activo en la superficie marciana, junto al Opportunity y al Curiosity de la NASA, aunque no por mucho tiempo. En sólo tres días, Schiaparelli se quedará sin batería.
Sin embargo, por poco que le dé tiempo a hacer allí -tiene apenas instrumentos para medir la humedad, temperatura, viento o polvo- Schiaparelli ya habrá hecho un avance muy significativo para allanar el camino a su sucesor, el explorador ExoMars que amartizará -este es el término correcto- en 2020.
"Esta será la primera de muchas máquinas, es el comienzo de nuestra aventura en Marte", ha declarado desde Darmstadt, Alemania, Thomas Ormston, ingeniero de operaciones espaciales de la ESA, antes de conocer el desenlace.
El principal mérito del módulo Schiaparelli es, como nos explicaba hace días el asesor científico de la ESA, Mark McCaughrean, su forma de llegar a la superficie: "En el pasado, una forma de aterrizar en Marte era con airbags, la nave llega dentro de un gran globo, rebota y cuando al fin se estabiliza, el globo se desinfla". Así ocurrió con las misiones Spirit y Opportunity en 2004.
El Curiosity, sin embargo, pesaba demasiado como para hacer eso, así que usaron la técnica de acercarse con una especie de grúa que depositaba al robot. "Lo que haremos ahora", explicaba McCaughrean, "será acercarnos a la atmósfera con una pantalla térmica, luego usaremos un paracaídas para frenar y el último kilómetro con cohetes. Bajaremos hasta unos dos metros por encima del suelo y ahí lo desconectaremos para que toque tierra".
Junto al módulo Schiaparelli, el otro robot al que deberemos estar muy atentos es el Exomars Trace Gas Orbiter (TGO). Ambos se desacoplaron el pasado viernes 14, y mientras el módulo se dirigía hacia el planeta a 20.000 kilómetros por hora, la nave se acomodaba esta tarde a la órbita marciana.
Pese a que no será el que amartice y pueda resultar secundario a ojos del gran público, este robot que orbitará alrededor de Marte es el que realmente puede ayudarnos a descubrir signos de vida.
Los científicos saben que existe metano en Marte, un gas que no debería estar ahí porque es destruido por la radiación ultravioleta. Entonces, ¿por qué hay metano? Podría ser consecuencia de que exista vida en el subsuelo, pero también podría proceder de meros procesos geológicos. Analizar ese metano será el principal objetivo del TGO.
El orbitador tampoco está solo. Junto a él, vuelan alrededor del planeta el Mars Express de la ESA, en activo desde 2003, tres naves de la NASA y la india Mars Orbiter Mission.
Pueden seguir la llegada del módulo en el Facebook Live de la ESA: