Escribía Truman Capote que quien no sueña es como quien no suda, que acumula mucho veneno en su interior. El papel del sudor en la eliminación de toxinas ha sido materia controvertida, pasando de ser uno de esos mitos populares infundados a encontrar tal vez algo de respaldo científico en los últimos años. Lo cierto es que el sudor tiene otra función principal, la regulación térmica. Y elimine toxinas o no, sí contiene marcadores que pueden decir tanto de nuestro estado de salud como otros fluidos o no tan fluidos que expulsamos al exterior. Sin embargo, mientras que los análisis de orina o heces están a la orden del día, no es muy habitual que el médico nos prescriba un examen de sudor.
Aún más, el sudor que rezumamos durante el ejercicio puede ser un perfecto indicador en tiempo real de algunos de nuestros parámetros clínicos más relevantes para esa actividad física. Pero ¿cómo puede examinarse el sudor, si cuando lo producimos no solemos tener un médico a mano? En los casos necesarios suelen emplearse esponjas o compresas absorbentes que después se analizan en el laboratorio. Ahora, un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Illinois (EEUU) ha creado un ingenioso sistema innovador basado en la idea de las llamadas tecnologías ponibles o llevables.
El dispositivo consiste en un parche elástico y deformable como la goma, del tamaño de una moneda y que se adhiere con firmeza a la piel del brazo o la espalda. La superficie en contacto con el cuerpo posee unas microperforaciones que recolectan el sudor durante el ejercicio físico. La presión del líquido y el efecto de capilaridad distribuyen el sudor por una red de diminutos canales, de modo que acaba inundando cuatro pequeños depósitos circulares. Cada uno de ellos contiene un reactivo para medir, respectivamente, el pH o acidez del sudor, el nivel de glucosa, de lactato y de cloruro. Éste último se emplea como marcador de diagnóstico de fibrosis quística. Además, el grado de llenado de los microcanales sirve para valorar el volumen de líquido producido; es decir, si sudamos demasiado o menos de lo normal.
Sin cables ni baterías
Una ventaja fundamental del sistema es que las reacciones del sudor con los distintos indicadores están diseñadas para medirse por colores, de modo que ni siquiera se necesita un laboratorio: basta con un teléfono móvil. Según explica a EL ESPAÑOL el director del estudio, el ingeniero bioelectrónico John Rogers, de las Universidades de Illinois y Northwestern, el parche lleva también integrada una antena y un componente electrónico de comunicación de campo cercano (NFC, por sus siglas en inglés) que no necesita batería. Simplemente acercando al parche un smartphone dotado de tecnología NFC, "este componente electrónico lanza en el teléfono una app que captura una imagen digital del dispositivo", expone Rogers. "El análisis cuantitativo del color de la imagen proporciona la información sobre las concentraciones de los biomarcadores".
Los investigadores han probado su sistema en el laboratorio con nueve voluntarios sometidos a un ejercicio de bicicleta estática. Pero también lo han ensayado en un escenario más real, con 12 participantes de la carrera ciclista El Tour de Tucson, un duro recorrido de 104 kilómetros por el desierto de Arizona. Para el primer grupo, compararon los resultados del parche con los de un análisis convencional del sudor recogido con compresas absorbentes. Los resultados fueron equivalentes en ambos casos, según describen en su estudio publicado en la revista Science Translational Medicine. En el caso de los ciclistas de carretera, la prueba sirvió para comprobar que los parches no se despegaron ni se rompieron, ni causaron molestia alguna a los deportistas.
El parche ofrece las ventajas de la comodidad y la rapidez en la obtención de los datos. De hecho, la posibilidad de medir los marcadores en tiempo real durante el esfuerzo físico permite detectar si el deportista debe beber agua o reponer electrolitos. Por último, si en alguna situación se aconseja llevar a cabo un análisis completo de laboratorio, el parche también lo facilita: una vez sellados los orificios, la muestra se conserva durante 125 horas, o 75 horas si no se sellan.
Un laboratorio en la piel
La tecnología ponible ya forma parte de la equipación de muchos deportistas, tanto profesionales como aficionados, gracias a dispositivos móviles que miden parámetros como el ritmo cardíaco, la respiración o el consumo calórico. Numerosos grupos de investigación trabajan en nuevas tecnologías que permitan ampliar las utilidades de estos sistemas a otras mediciones de interés biomédico, sobre todo en el caso de enfermos crónicos. Rogers y sus colaboradores definen su parche como un "laboratorio en la piel", fácil de usar y de bajo coste, que sacará más partido a los usos de la tecnología ponible.
Los investigadores ya están investigando las posibilidades de extender las aplicaciones del parche. "Estamos desarrollando otros reactivos colorimétricos y también explorando otros modos de detección", dice Rogers. El sistema no sólo puede ser útil para el sudor, sino que podría adaptarse al análisis de otros fluidos corporales como la saliva, las lágrimas o la supuración de heridas. Uno de sus posibles usos sería la detección del consumo de drogas, por ejemplo en los controles de tráfico.
Por el momento, el dispositivo básico pronto podría estar a la venta. "Estamos en negociaciones con varias compañías para patentar la tecnología", informa Rogers. "Esperamos tener un producto comercial en uno o dos años".