Unos días atrás se extendió en Twitter la etiqueta #StopPseudociencias. Aunque nunca nos ha faltado una buena provisión de sanadores, charlatanes y vendedores de crecepelos, se diría que en los últimos tiempos nos ha invadido una avalancha de pseudociencias en todos sus formatos y versiones; un fenómeno tal vez ligado a otros como el aumento de las teorías conspirativas, el auge de la cultura New Age y la moda de lo oriental, todo ello pasado por el amplificador de internet y las redes sociales.
Las pseudociencias suelen tener en común que sus practicantes y creyentes las presentan como ciencia, sin que en cambio les importe que no sean científicamente demostrables; la Enciclopedia de Filosofía de Stanford lo resume como "no ciencia posando como ciencia". Y esas poses a veces llegan a lo radicalmente absurdo, como en estos ejemplos.
Lectura de glúteos
La quiromancia, o lectura de manos, es una forma de fisiognomía, el conjunto de pseudociencias que pretenden adivinar la personalidad, el pasado y/o el futuro a través de los rasgos físicos de una parte del cuerpo. Y si se puede elegir la parte, ¿por qué no el culo?
A esta pregunta responde Jacqueline Stallone. La madre del protagonista de Rambo es la figura mundial más prominente de lo que en inglés se denomina rumpology, traducible literalmente como nalgología o gluteología. En su web, Stallone afirma que se trata de un "arte que se practicaba en la antigua Babilonia, India, Grecia y Roma", sin ofrecer ninguna prueba de ello. La también astróloga, extrapecista, excorista, expeluquera, exgimnasta televisiva y expromotora de wrestling –un "vasto despliegue de talentos", según su hijo Sylvester– asegura que leyendo las "líneas, grietas, hoyuelos y pliegues de los glúteos" es capaz de adivinar el carácter, el pasado y el futuro.
Es más: Stallone asevera que las nalgas izquierda y derecha revelan respectivamente el pasado y el futuro, una organización muy conveniente; mientras que la hendidura interglútea representa "la división entre el ying/yang, bien/mal, luz/oscuridad". En lo que respecta a ese abismo donde el sol no luce, dice que los banqueros suelen tenerlo corto; los abogados, largo; los políticos, ancho; los policías, estrecho. Que cada cual saque sus conclusiones. Stallone ofrece informes completos por 600 dólares; 300 por medios informes. Da un nuevo sentido a la palabra "oráculo".
El agua tiene sentimientos y transmite mensajes a las células
En 1994, un japonés llamado Masaru Emoto, autotitulado como "doctor", comenzó a congelar agua y observarla al microscopio. Siempre según su propia versión, descubrió que las botellas etiquetadas con mensajes como "gracias" formaban bellos cristales, mientras que las marcadas con insultos cristalizaban de modo deforme y aberrante. A Emoto le faltó tiempo para definir lo que llamó el Hado, "el patrón intrínseco de vibración a nivel atómico en toda la materia. La unidad más pequeña de energía. Su base es la energía de la consciencia humana".
La idea de Emoto es que el agua recoge las vibraciones, o lo que sea, del mensaje al que se la expone, y guarda esos mensajes como una especie de sentimiento impreso en su estructura molecular. Pero por duro que sea tragar una idea como ésta, hay quien la deglute incluso sin agua: la reina celebrity de las pseudociencias, Gwyneth Paltrow, promociona las ideas de Emoto en su web de estilo Goop , la misma en la que recomienda toma baños vaginales de infrarrojos y vapor de artemisa para liberar energía y "equilibrar los niveles de hormonas femeninas".
Otros han seguido la estela. Hace unos diez años, la compañía californiana Famous Ramona Water encontró un filón etiquetando sus botellas de agua mineral bajo la marca Aquamantra y con mensajes como "soy querido", "estoy agradecido", "estoy sano" o "tengo suerte". Podría tratarse simplemente de un reclamo, pero no; en su web, la compañía de agua se moja: "las palabras realmente cambian la estructura molecular del agua". "La física cuántica dice que la información viaja en ondas de energía". "Tiene sentido que si infundes el agua con pensamientos positivos, el agua lleva esos pensamientos a las células de tu cuerpo". Y añaden: "Puede que pienses... ¡¡imposible!! Pero el Doctor Emoto ha escrito varios libros sobre el tema". Siendo así, todo aclarado.
Salto cuántico
Aunque las webs que venden pseudociencia suelen destacar por una profusa e inacabable verborrea, es difícil superar al llamado Salto Cuántico. Como es frecuente en este mundillo, los autores citan figuras y conceptos del mundo de la ciencia, pero para deformarlos: "Científicos como Stephen Hawking y Albert Einstein se han preguntado repetidamente sobre la idea de los universos alternativos". "Lo que significa que en algún lugar ahí fuera, según las leyes de la Física Cuántica, existe una versión de ti que ya ha conseguido todo lo que tú siempre has deseado". Quod erat demonstrandum.
Y para acceder a esa versión, prosigue la explicación, hace falta un "salto cuántico". "Es la combinación de más de 30 años de investigación en campos como la hipnosis, el yoga, la meditación, el feng shui y la visualización remota, por nombrar unos pocos" Desde la módica cantidad de 199 dólares, el curso ofrece "una técnica de visualización altamente avanzada que te permite visualizar de forma vívida el encuentro con versiones alternativas de ti mismo en universos alternativos, y usarlas para ayudar a diseñar tu existencia ideal". El salto cuántico parece ser la Teoría del Todo de la pseudociencia, ya que promete conseguir todo lo que uno desee: la persona amada, salud, riqueza, aprender idiomas o pintar obras maestras del arte.
La pulsera anti-tiburones
Todos recordamos el caso de Power Balance, la pulsera que prometía mejorar el rendimiento de los deportistas, y cuyos responsables finalmente se vieron obligados a reconocer que no había "pruebas científicas creíbles" de las virtudes anunciadas y que habían cometido "conducta engañosa". Hoy la empresa continúa viva con nuevos propietarios, que se cubren las espaldas: "no hay garantías de que funcione para todo el mundo. No hacemos proclamas y dejamos que el consumidor decida basándose en su experiencia", dicen en su web.
Pero si algún despistado se perdió la historia, existe el producto perfecto para él: la pulsera anti-tiburones Sharkbanz. ¿Qué mejor idea para protegerse de los ataques de tiburón que una pulsera de goma con un imán? Esta es la idea de un padre y un hijo de Carolina del Sur (EEUU), que por sólo 89,90 euros le enviarán un fantástico espantatiburones para llevar en la muñeca o en el tobillo.
Entiéndase: a diferencia de los casos anteriores, y de Power Balance, en este caso existe una idea científica legítima de fondo. Los tiburones y otros peces poseen órganos llamados ampollas de Lorenzini que les permiten detectar campos eléctricos y magnéticos. Los responsables del producto dicen estar respaldados por científicos, lo cual es cierto; pero no han contratado una investigación independiente, sino que se han aliado con una empresa dedicada a diseñar repelentes de tiburones. Y aunque los científicos de esta compañía han ensayado barreras magnéticas contra escualos, ninguna de las investigaciones citadas por Sharkbanz ha puesto a prueba su producto con experimentos rigurosos.
Claro que si alguien está dispuesto a sumergirse en aguas frecuentadas por tiburones llevando en la muñeca un imán de cuya eficacia no existen pruebas, es libre de hacerlo. Pero que tenga en cuenta este mensaje de la compañía: "Aunque no existe un 100% de garantía contra un encuentro, el Dr. Rice [experto consultado] dice que llevar Sharkbanz reduce significativamente el riesgo. Hay una línea fina entre la valentía y la estupidez, así que no la cruce ni provoque a un tiburón tratando de probar esta tecnología por sí mismo". Traducido: cómprela, pero mejor úsela en la ducha.