Cualquier nuevo descubrimiento de alguna especie no descrita anteriormente siempre es motivo de alegría para el mundo científico. Sea más o menos bonito, o en el caso que nos ocupa, un microgusano, es algo llamativo.
En este caso el asunto destaca más si cabe por el hecho de que el nuevo microgusano descubierto en España, concretamente en Jaén, el cual llevará el nombre de Myolaimus ibericus o "microgusano de Jaén" no destaca por su escaso tamaño, sino por su extraña vida sexual: esta especie de nemátodo no tiene pene ni cualquier otro órgano copulador que lo sustituya.
El microgusano español sin pene
El descubrimiento, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Jaén, y publicado en la revista Zootaxa, describe a los machos del Myolaimus ibericus como nemátodos (microgusanos) sin órgano copulador. Y de hecho, no lo necesitan.
Lo que hace este microgusano -según ha difundido la agencia SINC- es bombear el esperma a un saco situado en los genitales de la hembra cuando su piel se mueve. Pero eso no es todo, y es que el esperma de este microorganismo tiene "pseudópodos" (extensiones, como si fuesen pequeñas patas), mediante los cuales entra al tracto genital de la hembra y fertiliza sus óvulos.
Cuando se desarrollan los "huevos" resultantes de esta unión, salen recubiertos de una especie de espinas, algo poco común entre los nemátodos según los investigadores.
Ayuda para entender el cambio climático
Aunque es curioso que un animal carezca de un órgano copulador como el pene, o al menos algo similar para el mismo uso, la realidad es que su descubrimiento puede ayudarnos a entender el cambio climático.
Resulta que el microgusano de Jaén, con apenas un tamaño de entre 0,5 y 0,8 milímetros de largo, basa su alimentación en consumir bacterias que se encuentran en la materia en descomposición sobre materia orgánica. Y pueden vivir con muy poca agua.
Según los investigadores, estos animales servirían como un "bioindicador" de la calidad del suelo donde se encuentran: nos pueden decir si hay residuos (sobre todo materia fecal), si hay desertificación, y en última instancia, descubrir señales de cambio climático en una zona.
Por todo ello, además de por el hecho de que carezca de órgano copulador, este nemátodo es una rareza entre las rarezas, y es una especie única en toda la Península Ibérica; tan sólo se ha visto en Jaén, por el momento.