La actriz Audrey Tautou se preguntaba en una conocida película cuántas parejas estarían teniendo un orgasmo en aquel instante. Quince, respondía Amélie. Sin embargo, hay quien se pregunta, no por el número de orgasmos, sino por cuántos de ellos son falsos y, sobre todo, por qué los fingimos.
"El orgasmo fingido es un fenómeno muy extendido, tanto entre hombres como entre mujeres", aseguran las autoras de un reciente estudio publicado en la revista Archives of Sexual Behavior. Sin embargo, a pesar de ser una práctica relativamente habitual, la mayor parte de los estudios científicos realizados hasta la fecha se han centrado en averiguar la frecuencia y poco se ha indagado sobre los motivos que nos llevan a simular el clímax sexual.
Pero la psicóloga de la Universidad de Kansas, Danya Goodman, y sus colegas Omri Gillathy y Parnia Haj-Mohamadi, han tratado de ahondar un poco más sobre los motivos que llevan a tanta gente fingir orgasmos y han concluido que esencialmente éstos se pueden clasificar en seis categorías: los que lo hacen porque les gusta, por su pareja, para finalizar el acto sexual, por manipulación, por inseguridad o como una forma de comunicación emocional.
Las investigadoras llegaron a estas categorías tras agrupar las distintas razones que obtuvieron de una serie de voluntarios y tras analizar las que aparecen en estudios anteriores. Entre los motivos más habituales de la categoría de los que lo hacen por su pareja se encuentran protegerla para que no se sienta mal, hacerles disfrutar o incrementar su excitación.
Entre los motivos de la categoría de manipulación, destaca el obtener cosas a cambio de sus parejas. Mientras que en la categoría de inseguridad destacan el deseo de no parecer raros y el miedo al rechazo.
Por último, los que fingen orgasmos como una forma de comunicación emocional lo hacen fundamentalmente para expresar el amor que sienten por sus parejas, para sentirse queridos o para aumentar la complicidad o la cercanía con sus compañeros/as.
Según aseguran las autoras en el estudio, "las personas tienen razones muy diferentes para fingir orgasmos" y "algunas de ellas tienen implicaciones clínicas más graves que otras". Por eso consideran importante realizar una lista categorizada de razones como la que han desarrollado, para "ayudar a los terapeutas a comprender mejor las experiencias de sus clientes, arrojando luz sobre las diferentes necesidades subyacentes y los motivos de cada persona".
Los hombres también fingen
Aunque el objetivo principal del estudio se ha centrado en definir una escala categorizada de razones para fingir orgasmos y no tanto en mostrar conclusiones firmes sobre este tema, las investigadoras encontraron algunos datos interesantes, como que el 76 por ciento de mujeres aseguraba haber fingido un orgasmo al menos una vez, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje alcanzaba el 41 por ciento.
Aunque el dato que corresponde a las mujeres es solo ligeramente superior al encontrado en estudios anteriores, el de los hombres sí supone una novedad, no solo por el elevado porcentaje, sino porque apenas hay estudios que aborden el problema desde una perspectiva masculina. "En lugar de ser parte de la 'mística femenina', fingir un orgasmo parece ser un comportamiento común y practicado tanto por hombres como por mujeres", aseguran las investigadoras.
Estudios anteriores ya habían llamado la atención sobre la brecha de género a la hora de abordar esta cuestión. En un artículo similar publicado en 2015 en The Canadian Journal of Human Sexuality, la sexóloga Lea Seguin aseguraba que "prácticamente todas las investigaciones sobre los orgasmos fingidos se han centrado en las mujeres", lo que "puede deberse en parte a la suposición de que, dado que los orgasmos de los hombres suelen ir acompañados de la eyaculación, es más difícil para los hombres fingir el orgasmo, o es imposible que lo hagan".
Sin embargo, existen excepciones en la literatura científica y algunas investigaciones ya habían confirmado que, efectivamente, los hombres también fingen los orgasmos. Entre los pocos estudios que han abordado este tema también desde una perspectiva masculina, destaca el trabajo de la investigadora de la Universidad de Kansas Charlene L. Muehlenhard, publicado en 2010.
Según los resultados de su estudio, un 28% de los hombres y un 67% de las mujeres habían fingido orgasmos, aunque el porcentaje era menor, un 25 y un 50 respectivamente, entre los participantes que habían tenido experiencias sexuales con penetración. La mayoría de los participantes en este estudio aseguraba haber fingido un orgasmo durante la penetración vaginal, pero algunos fingieron incluso durante el sexo oral, la masturbación o el sexo por teléfono.
Los hombres fingen más cuando están borrachos
Con respecto a las posibles diferencias que hay entre hombres y mujeres a la hora de fingir orgasmos, ni el reciente estudio de Goodman, ni el de Muehlenhard se centraron en este asunto. Sin embargo, en el estudio de Goodman sí hubo un resultado que llamó la atención de las investigadoras. Aproximadamente el 35% de las mujeres consultadas aseguró que uno de los motivos para fingir el orgasmo es que creían que era lo que se esperaba de ellas, mientras que este motivo no fue mencionado ni una sola vez por los hombres.
Aunque a la hora de elaborar la escala este motivo se diluyó en otras categorías más generales, las investigadoras consideran que "tal vez las mujeres están más guiadas por las expectativas de los demás cuando fingen el orgasmo, o tal vez haya diferentes expectativas sexuales para las mujeres". Aún así, las investigadoras aseguran que dedicarán "más espacio a las diferencias o a las similitudes de género en los próximos estudios".
Por su parte, la investigación realizada por Seguin sí trató de analizar las diferencias de género a la hora de fingir orgasmos y las únicas que encontraron es que los hombres son más propensos que las mujeres a hacerlo cuando están borrachos, cuando no están a gusto con la experiencia sexual o debido a sentimientos de inseguridad.
Tanto los trabajos de Goodman como de Seguin, son las dos muestras más recientes de estudios que tratan de ofrecer un análisis más profundo y categorizado de los motivos que llevan a las personas a fingir los orgasmos. Sin embargo, a pesar de las coincidencias, parece claro que aún queda un largo camino para unificar criterios y entender un poco mejor este aspecto de la sexualidad humana.