A lo largo de la historia han sido muchas las personas que han entrado en el libro Guinness de los Records sin ni siquiera planteárselo, simplemente por una más o menos afortunada casualidad.
Un ejemplo reciente es el de Mike Smith, un jardinero de Gales que se encontraba en busca de un árbol de chile estéticamente bonito cuando sus cruces derivaron en una planta cuyo fruto ha sido aceptado como el más picante del mundo.
Pero las conclusiones son cosa de química, porque si alguien lo probara no viviría para contarlo.
Dragon's Breath, el chili que bate récords
El recién descubierto Dragon's Breath ha desbancado con una puntuación de 2,48 millones de grados Scoville al Carolina Reaper, que queda un poco por debajo, con sólo 2,2 millones.
Esta escala se usa normalmente para establecer el nivel de picante de un aceite, midiendo la cantidad de agua en la que puede ser detectada una sola gota.
Por lo tanto, una sola gota del aceite de Dragon's Breath puede detectarse entre 2,48 millones de gotas de agua; mientras que una de Carolina Reaper sólo podrá encontrarse entre 2,2 millones de gotas. Puede parecer una tontería, pero 0'28 millones de gotas son muchas gotas (concretamente 280.000).
Además, el gas de pimienta utilizado como arma por el ejército de los Estados Unidos tiene una puntuación de 2 millones, por lo que queda claro que el nombre con el que se ha bautizado a esta nueva variedad es más que acertado.
Letal, pero anestésico
El propio Smith asegura que tocó uno de sus sorprendentes pimientos con la punta de la lengua y tuvo que escupir durante diez segundos hasta que el calor abrasador que recorrió sus papilas gustativas cesó.
Y no quiere ni imaginar qué hubiese pasado si hubiese decidido comerlo entero, especialmente porque los científicos calculan que su consumo podría provocar la muerte de forma casi instantánea a causa de un shock anafiláctico resultante de la quemadura de las vías respiratorias.
Pero no todo es malo, ya que los investigadores que han analizado estos pimientos creen que, a las dosis adecuadas, podría tener grandes aplicaciones médicas.
De hecho, la sustancia responsable del sabor picante, llamada capsaicina, ha sido históricamente utilizada con este tipo de fines desde tiempos inmemoriales, por lo que no es nada descabellado el uso como anestésico que se le pretende dar en este caso.
Esto es algo totalmente comprensible para cualquier aficionado al picante; pues, ¿a quién no se le ha dormido la lengua después de pasarse con los pimientos del Padrón? Aunque la diferencia es abismal, pues nuestros pimientos picantes más castizos tienen un nivel en la escala de Scoville de 5.000 grados (los que pican) y 2.500 (los que no). ¿Qué es eso comparado con el fuego de Dragon's Breath?