Aunque poco a poco la monogamia parece estar pasando a un segundo plano, dadas los múltiples y diversos tipos de relaciones que existen en la actualidad, los investigadores sugieren que el amor romántico sigue existiendo y está muy arraigado en el cerebro humano.
Así lo sugiere un estudio publicado recientemente en la revista Personality and Social Psychology Bulletin, en el que se describe un mecanismo de compromiso denominado "degradación perceptual".
Las relaciones felices y la degradación perceptual
Los investigadores responsables de la investigación -de la Universidad de Nueva York- afirman que sus hallazgos complementan a los obtenidos en estudios previos, demostrando que las personas enamoradas sobreestiman el atractivo y la personalidad de sus parejas -y subestiman el atractivo de potenciales competidores-. De hecho esta "degradación" se aplicaría tanto a la personalidad como a la atracción física.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores reunieron a un grupo de 54 estudiantes universitarios heterosexuales y les mostraron dos conjuntos de imágenes de rostros masculinos y femeninos. Cada conjunto consistía en 11 repeticiones de la misma cara, manipulándola para variar el atractivo. Cuando a los participantes enamorados se les mostraba una cara y se les pedía que encontrasen la ideal entre las variaciones, constantemente seleccionaban las caras manipuladas para ser menos atractivas.
La psicóloga Madeleine Fugère afirma que la disonancia cognitiva puede explicar esta degradación del atractivo ajeno, y que los orígenes de dicha degradación podrían ser evolutivos: para facilitar el paso de nuestros "genes egoístas", el cerebro libera oxitocina, la hormona del amor, la cual ha demostrado tener efectos sobre esta degradación. En un estudio de 2012 se inyectó oxitocina a hombres que se encontraban en una relación monógama, dando lugar a que rechazasen -más si cabe- a potenciales amantes.
Por qué se produce la infidelidad
Por otro lado, es lógico preguntarse: si las hormonas humanas potencian las relaciones monógamas, produciendo una degradación perceptual de posibles amantes, ¿por qué existe la infidelidad?
Según comentó la antropóloga Helen Fisher en su charla TED de 2006, el problema reside en la existencia de no un único sistema cerebral responsable del amor romántico, sino tres sistemas: el del amor romántico, el del deseo sexual y el del apego.
El amor romántico produce que nos enfoquemos hacia nuestra pareja, el deseo sexual nos empuja a la búsqueda de posibles parejas potenciales, y finalmente el apejo otorga tranquilidad y seguridad en que la relación de pareja se extenderá a largo plazo -incluida la potencial crianza de hijos en pareja-.
El problema, según Fisher, es que estos tres sistemas cerebrales no siempre están contectados entre sí, y es posible sentir amor y apejo por una persona, y deseo sexual por otras.
Finalmente, cabe destacar que el estudio actual de la Universidad de Nueva York contiene diversos sesgos: un grupo de estudio pequeño, poco heterogéneo -solo estudiantes universitarios, cuyas relaciones suelen ser efímeras-, y todos ellos heterosexuales, sin tener en cuenta otros tipos de sexualidad.