"¿Estudios sobre solteros? ¿Eso qué es? Pues una área de estudio que debería existir pero que no existe". Estas eran las primeras líneas de un controvertido artículo publicado en el año 2007, en el que su autora defendía la necesidad de que se realizaran más estudios sobre un colectivo que, a su juicio, había sido ignorado por la comunidad científica: los solteros.
Aquella investigadora era la psicóloga Bella DePaulo, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de California. DePaulo aseguraba entonces que sin esa nueva perspectiva, "los académicos nos volvemos cerrados de mente" y defendía que era necesaria la diversidad para dejar de observar el mundo desde una perspectiva "demasiado masculina, demasiado blanca o demasiado casada".
La motivación de DePaulo no solo era personal, sino que también estaba basada en la evolución de una sociedad donde las formas de vida cada día son más diversas. En el año 2011 la Oficina del Censo de EEUU informó de que, por primera vez, el número de hogares que contaban con personas casadas había caído por debajo de la mitad. Mientras que en España, el número de personas que viven solas volvió a aumentar el pasado año hasta superar los 4,5 millones (un 25% del total), según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.
Un mundo de mitos y estereotipos
"Antes de empezar a estudiar la vida de las personas solteras, creía lo que veía en los titulares", explica DePaulo a EL ESPAÑOL. "Pensaba que era verdad que la gente que se casaba era más feliz, más sana y, en general, mejor". Sin embargo, esta psicóloga decidió un día investigar más a fondo sobre el tema: "revisé y estudié cuidadosamente la literatura científica y me sorprendió lo que encontré, porque las afirmaciones sobre lo que mostraban los datos eran totalmente exageradas o simplemente erróneas".
Eso fue hace 20 años y desde entonces DePaulo es una de las cabezas más visibles entre los que tratan de desmitificar la forma de vida de los solteros. "Los mitos que se han generado en torno a la soltería o al matrimonio son terriblemente injustos para las personas solteras, solo sirven para estereotiparlas y estigmatizarlas, sobre la base de afirmaciones falsas, lo que provoca que algunos se sientan mal acerca de sí mismos".
Durante años decenas de estudios han asegurado que las personas casadas son más felices que las solteras o incluso más sanas. Según DePaulo estos mensajes, repetidos en medios de comunicación, tienen en ocasiones un efecto negativo. "Esos mitos se suman a la presión que sienten y les convencen de que al casarse, serán más felices y saludables y que toda su vida mejorará, algo que, de hecho, no es probable que suceda".
Personas casadas: ni más felices…
DePaulo denuncia que muchos científicos sociales que han estudiado el matrimonio han creído durante mucho tiempo que el hecho de casarse transforma a las personas solteras deprimidas en cónyuges mentalmente sanos. "Los investigadores a menudo comparan a personas que están casadas con personas que no lo están, y si la gente casada está mejor concluyen que si las personas solteras se casan, serán más felices y más saludables también", explica DePaulo.
Sin embargo, uno de los grandes problemas de algunos de los estudios que se realizan con personas casadas es que están sistemáticamente sesgados, ya que solo incluyen a parejas que están actualmente casadas. "Cuando solo se incluye a las personas actualmente casadas en el grupo matrimonial, se está ignorando a todas las personas que se casan, tienen una experiencia terrible y se divorcian", asegura DePaulo.
En los países occidentales más del 40% de los matrimonios acaba en divorcio, una cifra que puede superar el 60% en países como España. "Es obvio que muchas de esas personas no se volvieron más felices o más saludables como resultado de su matrimonio, de hecho, la mayoría terminaron siendo menos felices que cuando estaban solteras", afirma DePaulo.
La recomendación de esta psicóloga es la de hacer estudios de seguimiento a largo plazo: "estudiar a las mismas personas con el tiempo, y analizando lo que sucede cuando pasan de estar solteras a casarse, o de estar casadas a divorciarse". DePaulo explica que este tipo de estudios son más precisos y que sus resultados "muestran que la gente no consigue ser más feliz o más sana cuando consigue casarse".En el mejor de los casos, explica la psicóloga, "disfrutan de un breve efecto de luna de miel", es decir, que se sienten un poco más felices al principio, "pero luego vuelven a ser tan felices o tan infelices como cuando estaban solteros".
…ni menos depresivas
Otro de los grandes caballos de batalla de DePaulo es el de la supuesta soledad de las personas solteras y como esta situación podría llegar a afectar a su bienestar psicológico. Al igual que en el caso de la felicidad, entre la comunidad investigadora también existe la creencia de que las personas solteras tienen una mayor probabilidad de caer en una depresión.
Así lo pensaban los psicólogos Matthew Wright y Susan Brown, que el pasado año publicaron un estudio en Journal of Marriage and Family. El supuesto de partida de estos dos investigadores era que las personas casadas disfrutarían de un mayor bienestar psicológico que las personas solteras sin pareja. Sin embargo, sus resultados no indicaron esto.
Los resultados obtenidos por Wright y Brown mostraron que el hecho de que las mujeres estuvieran casadas, viviendo en pareja, saliendo con alguien o sin pareja, no suponía ninguna diferencia estadísticamente significativa con respecto a la depresión, el estrés o la soledad. Para los hombres, sin embargo, los resultados indicaron que la situación de los que viven en pareja, estén casados o no, es ligeramente mejor que la de los solteros, con o sin pareja.
Sobre el hecho de que el estatus de pareja no tenga mucha importancia a la hora de ser felices, DePaulo señala que esto no significa que los lazos sociales y los compromisos interpersonales no importen. "Claro que importan, los hombres y mujeres con más apoyo social de amigos y familiares sufren menos depresión y menos estrés", explica esta psicóloga.
Su objetivo es que se eliminen los prejuicios sobre un sector de la sociedad que es cada vez más importante y que la sociedad sea capaz de adaptarse a los cambios que se avecinan. En un artículo publicado en el New York Times, DePaulo aseguraba que "hay muchas maneras de vivir y amar. La imagen sentimental de mamá, papá y los niños reunidos alrededor del hogar ha tenido su día. No todos formaremos esa familia nuclear".