Hay quién dice que la música es la única medicina que no se vende en las farmacias. La mayoría tenemos alguna canción capaz de levantarnos el ánimo desde que oímos sus primeras notas. Otros temas calan hasta lo más profundo del alma, desenterrando recuerdos que se creían olvidados, o provocando melancolía.
¿Pero qué mecanismos provocan estas reacciones a los seres humanos? ¿Cuál es la canción perfecta a ese respecto? En busca de una posible respuesta a estas cuestiones, el equipo de Giz Asks ha entrevistado recientemente a un grupo de profesionales científicos, que han dado su visión particular sobre el poder de la música en la mente de las personas.
El poder de la música sobre el cerebro humano
Según el neurocientífico Daniel Glaser, la mejor forma de medir la calidad de una canción podría basarse en la reacción de las personas al escucharla. Se tendrían en cuanta así parámetros como los niveles de dopamina liberados por su cerebro o el movimiento de los pies al ritmo de la música.
Sin embargo, estos resultados no podrían tomarse como algo general, ya que el gusto musical es algo totalmente subjetivo. Influyen, además, el aprendizaje, la cultura y el ambiente. Así, las redes cerebrales aprenden a detectar qué tipo de música resulta más satisfactoria para el individuo, favoreciendo que se activen los sistemas de recompensa tras escuchar una canción similar.
Todo esto ocurre cuando el cerebro es aún joven, normalmente durante los dos primeros años de vida del individuo. A partir de entonces la percepción de la música se vuelve algo más fija que al principio, cuando la mente todavía es muy moldeable. Por eso, el momento perfecto para educar a alguien en un estilo musical concreto es durante su infancia más temprana.
¿Cuál es la mejor canción, según la ciencia?
Tras preguntar sobre la mejor canción a ojos de la ciencia a la psicóloga Amy Belfi, su respuesta ha sido categórica: no se puede elegir un tema concreto. La mayoría de individuos reaccionan positivamente a la música en general en función del estilo concreto que les gusta.
Y si no lo hacen, puede que se trate de personas caracterizadas por una condición llamada anhedonia musical, que las hace totalmente indiferentes a la música. No disfrutan de ella, como nos sucede a la mayoría, pero tampoco la odian. Simplemente les da igual.
Por eso, es imposible seleccionar una sola canción en base de criterios meramente científicos. Pero esto no impide que los internautas den su propia opinión. Incluso, caso insólito en las redes, han llegado a ponerse de acuerdo en temas como Africa, una canción de los 80 interpretada por el grupo de rock Toto.
Por ese motivo, la última pregunta de la entrevista, realizada al psicólogo David Poeppel fue precisamente si ésta podría considerarse una buena canción para la ciencia.
La respuesta fue clara: sin duda es un gran tema que arrasó en su momento y que aún hoy anima a bailar a personas que ni siquiera habían nacido por aquel entonces. Además, está compuesta con sumo cuidado y mucho gusto, pero resultaría muy atrevido otorgarle tal galardón.
Si hubiese una fórmula científica para componer la mejor canción del mundo su descubridor ya estaría haciéndose millonario con ella. Como mucho se podría decir que hay ciertos patrones rítmicos y tonales que hacen a las canciones mucho más pegadizas; pero por lo general esto no va más allá de crear las canciones del verano.
Al fin y al cabo, muchos de los grandes compositores de la historia fueron los que decidieron romper con las normas musicales de su época creando melodías excepcionales. Y eso sí que cala en los cerebros de los seres humanos, pero siempre dependiendo de sus gustos.