La quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y más recientemente la inmunoterapia, son los tratamientos más usados para tratar los diferentes tipos de cáncer conocidos en la actualidad. Sin embargo, todos estos tratamientos tienen aún hoy en día algunos fallos, y conllevan efectos secundarios que han ido reduciéndose gracias a la investigación pero que no han sido eliminados por completo.
Ahora, según un nuevo estudio publicado en Cell Death & Differentiation, un nuevo tratamiento experimental contra el cáncer es capaz de activar sobremanera el sistema inmune corporal para poder destruir las células cancerosas con mayor eficacia que las actuales quimio y radioterapia, y con menores efectos secundarios que éstas.
El nuevo proceso, conocido como Muerte Celular Caspasa-Independiente (CICD), no sólo es más eficaz y conlleva menos efectos secundarios, sino que también parece disminuir el riesgo de recidiva tumoral, según los investigadores responsables del estudio.
Para desarrollar este nuevo tratamiento, los científicos responsables usaron modelos celulares de cáncer colorrectal, aunque esperan que sus resultados sean extrapolables a otros tipos de tumores en futuras pruebas.
Cómo funciona el CICD
Según refieren los investigadores, la principal diferencia de la terapia CICD de los tratamiento actuales -quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia- se basa en el proceso de apoptosis o muerte celular, en el cual se liberan unas proteínas llamadas caspasas.
En los actuales tratamientos contra el cáncer esta apoptosis a veces es incompleta y puede dejar células malignas vivas, como ya indicó un trabajo publicado en el Journal of Experimental & Clinical Cancer Research en 2011. Esto, a su vez, conllevaría un riesgo de diseminación tumoral, pudiendo propagar el cáncer a nivel corporal y a su vez volviéndolo resistente a los tratamientos.
En la terapia CICD no se usa la vía de la apoptosis o muerte celular, por lo que no se liberan caspasas -de ahí su nombre-. En este caso, cuando CICD causa la muerte celular, también provoca simultáneamente una respuesta inmune corporal que destruiría las células cancerosas restantes que pudiesen quedar vivas.
Aunque por el momento los resultados han sido exitosos, los investigadores señalan que será necesario realizar más trabajos al respecto antes de poder usar esta terapia con pacientes con cáncer más allá de los actuales modelos de laboratorio. Además, tampoco se sabe con total seguridad si el tratamiento será seguro a largo plazo o conllevará efectos secundarios.