En 1999, el oncólogo español Manuel Hidalgo destacó por llevar a cabo un curioso pero fructífero proyecto con el fin de poder curar un cáncer de vesícula de muy mal pronóstico: copiar e implantar ese mismo tipo de cáncer en un ratón de laboratorio, con el objetivo de probar diversas opciones terapéuticas. Su investigación tuvo un gran éxito y 16 años después la paciente sigue viva, a pesar de que el cáncer de vesícula es uno de los que peor pronóstico conllevan en la actualidad.
Ahora, gracias a los investigadores del Instituto Médico Howard Hughes (HHMI), este tipo de investigaciones no solo dejará de ser algo puntual sino que será la norma, al menos en cuanto a tumores de la infancia se refiere. Así lo afirma Michael Dyer, investigador del HHMI y médico en el St. Jude Children's Research Hospital.
Una biblioteca universal
Dyer y su equipo han logrado hacer crecer células tumorales de cánceres pediátricos en ratones de laboratorio, creando alrededor de 100 modelos diferentes de hasta 12 tipos de cánceres de la infancia. Gracias a este método, los investigadores han implantado de forma específica células tumorales en diversos órganos de cada ratón.
Ahora, según su trabajo publicado en Nature, todo esta investigación será de libre acceso para la comunidad científica a través de la Red de Tumores Sólidos Infantiles. Asimismo, los investigadores de todo el mundo tendrán acceso a datos tales como la sensibilidad de cada tipo de tumor a determinados fármacos, sus respectivos perfiles moleculares y otras muchas características.
El tumor infantil más mortal ya tiene tratamiento
Sin embargo, las buenas noticias no quedan ahí. Dyer y su equipo han logrado desarrollar un modelo de rabdomiosarcoma recurrente, el cáncer infantil más agresivo y mortal hasta la fecha, caracterizado por afectar a músculos y otros tejidos blandos de forma terriblemente invasiva. Gracias a la prueba sobre ratones el equipo ha desarrollado un combo de fármacos capaz de acabar con este tumor.
Actualmente los cánceres en la infancia apenas representan menos del 1% de todos los diagnosticados cada año. Por ello, los recursos para estudiarlos -y poder tratarlos- han sido muy limitados. Este fue uno de los motivos por los cuales Dyer y sus colegas decidieron elaborar su "biblioteca" de modelos de cáncer con ratones de laboratorio hace cinco años.
Durante este periodo de tiempo, el equipo de investigadores ha usado 168 muestras de células carcinógenas de pacientes, incluyendo recurrencias tumorales - aquellos que reaparecen tras haberse curado con el tratamiento inicial. En total, todas estas muestras representaban 15 tipos de cánceres en la infancia.
Todas estas muestras de cánceres pediátricos humanos fueron inyectadas en ratones. La técnica se conoce como xenoinjerto: el uso de tejido de una especie en otra diferente. En el caso del estudio, en lugar de inyectar células tumorales debajo de la piel de los animales y esperar a que los tumores crecieran, Dyer y su equipo inyectaron las células directamente en los órganos donde se habían producido. Buscaban la mayor especificidad posible para el desarrollo de cada tumor.
Un largo camino para acabar con el cáncer en la infancia
Aunque no todos los tumores crecieron en los animales, finalmente se logró que 97 xenoinjertos derivados de 12 tipos de cáncer diferente se desarrollasen como se esperaba, otorgando al equipo de Dyer estudiar desde características moleculares hasta características celulares, pues muchos de estos tumores conservaban su composición original previa.
De los 97 modelos de ratón, se logró aislar 30 tumores en cultivos de laboratorio para poder estudiar el uso de hasta 156 fármacos sobre ellos. Entre todos estos cultivos destacó el rabdomiosarcoma, el cual demostró ser sensible a una combinación de tres fármacos: irinotecán, vincristina y AZD1775.
Actualmente, los dos primeros fármacos ya son muy usados para esta enfermedad, pero su combinación con el tercero sería clave para acabar con el tumor, al menos en los modelos con ratones. Los investigadores son optimistas al respecto. Según Dyer, este combo contra el rabdomiosarcoma pronto podrá ser probado en ensayos clínicos con humanos.