El 5 de octubre de 1804, la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, que había partido de Montevideo el 9 de agosto, fue abatida por la armada inglesa muy poco antes de llegar a España. Se trataba de un barco cargado de objetos de valor, como se demostró en 2007, cuando la empresa cazatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration encontró el pecio de sus restos cerca del Golfo de Cádiz.
España denunció el expolio y reclamó sus bienes en un largo pleito que acabó con la victoria de sus dueños legítimos. Esta historia la recuerda el catedrático de Ciencias de la Computación en la Universidad Politécnica de Valencia Enrique Vidal, que acaba de obtener una de las Ayudas a Equipos de Investigación Científica de la Fundación BBVA 2017 para desarrollar un procedimiento que podría, al menos parcialmente, evitar que empresas cazatesoros se quedaran con restos que no les pertenecen.
Su proyecto se denomina Carabela: indexación probabilística de colecciones de manuscritos para protección del patrimonio histórico subacuático y lo que busca es encontrar información en los manuscritos del Archivo de Indias, compuesto por 40 kilómetros de estanterías y repartido en varias localidades españolas, de cuyas 150.000 imágenes, según Vidal, nunca se podrá hacer una transcripción completa, debido a su magnitud.
Una información delicada
Lo que compone este archivo es lo que permite a empresas cazatesoros encontrar información sobre pecios valiosos e ir a por ellos, algo que institucionalmente no se puede hacer muy a menudo por el coste que supone cada operación. "Estas compañías -que nunca se denominan como tal- suelen contratar y pagar muy bien a investigadores para que les proporcionen una información que se sabe que está ahí", resume Vidal.
El catedrático explica que en el Archivo General de Indias hay, sobre todo, dos tipos de información interesantes: el cargo de los barcos cuando emprendían viaje y las transcripciones de los juicios que se hacían cuando las naves naufragaban. "En aquella época ya había aseguradoras y, como ahora, no querían pagar", resume.
Vidal y su equipo se pusieron en contacto con el Centro Andaluz de Arqueología Subacuática (CAS) del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico hace aproximadamente 10 años. Buscaban fondos para mejorar la búsqueda de información en el archivo y les ha costado "varios intentos" lograrla.
A ellos ha contribuido, según Vidal, el éxito obtenido con otro proyecto completamente distinto: la indexación de la icónica colección: Le Trésor des Chartes. Gracias a la iniciativa europea HIMANIS, comenta el experto, se han indexado "con gran éxito todas las 83.000 imágenes de esta colección".
Se ha hecho con la misma técnica que se aplicará ahora al Archivo General de Indias: utilizando las tecnologías de keyword spotting e indexación probabilística. "Por cada zona de una imagen se obtiene una lista alternativas de las palabras que es más probable que aparezcan ahí", señala.
Y, a partir de ahí, ¿será más fácil localizar pecios perdidos? Vidal reconoce que "prácticamente están todos localizados", pero eso no significa que la indexación deje de ser necesaria. Por el contrario, podría serlo más que nunca. Lo que hace la herramienta que podrá terminar de desarrollar con estas ayudas es simplificar muchísimo el trabajo, en tiempo y en personal necesario. Porque encontrar información en esos documentos no es como consultar un libro cualquier en la Biblioteca Nacional. "Tiene una caligrafía compleja y el índice ha de hacerse imagen por imagen", apunta.
Sin embargo, Carabela va a permitir proteger la información de este Archivo de las empresas cazatesoros. "Eso permitirá no hacer accesible al público la información más delicada, describir las imágenes de alto riesgo para que caigan en manos de estas compañías", comenta el catedrático. "Va a ser una herramienta para la divulgación adecuada, para hacer público lo que no tenga riesgo y mantener por separado e incluso endurecer las medidas de seguridad de lo que sí lo tenga", añade.
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