La española que manda en el mundo de hombres del CERN: "La ciencia no discrimina, la sociedad sí"
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"Hay una teoría que afirma que, si alguien descubriese para qué sirve exactamente el Universo y por qué está aquí, desaparecería instantáneamente para ser reemplazado por algo todavía más extraño e inexplicable" - escribía Douglas Adams, el genial autor de la Guía del autoestopista galáctico. Y apostillaba: "Hay otra teoría que afirma que esto ya ha ocurrido".
A Mar Capéans, Jefa del Grupo de Gestión de Proyectos del Departamento de Tecnología del Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), le encanta la ciencia aplicada a la ficción: menciona con una gran sonrisa de la serie The Big Bang Theory a la película Interstellar. Pero ante el vértigo que produce la noción de que solo el 5% del Universo nos es conocido, y que recae en sus manos el detectar la energía y materia oscura que componen el 95% restante, ella parece aplicar otra máxima de la obra de Adams: Don't panic.
"Me sorprende muchísimo que mucha gente me pregunte hoy en día por el bosón de Higgs, pero luego no sepa explicarme como está hecho un protón" - alega. "¿No es curioso?" Y el periodista traga saliva, no vaya a tocarle salir a la pizarra. Esta doctora en Física de Partículas por la Universidad de Santiago de Compostela llegó al CERN en 1992 para trabajar en el equipo de Georges Charpak, ganador del Nobel por el desarrollo de detectores de partículas. Antes de ocupar su actual puesto de responsabilidad, Capéans lideró de 2012 a 2017 el Grupo de Tecnología de Detectores.
La investigadora ha visitado Madrid junto a su compañero José Miguel Jiménez para presentar en la Fundación BBVA las líneas abiertas por los datos acumulados en las últimas operaciones del Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Más allá de la trascendental búsqueda de los misterios del Universo, esta gallega nos invita a abordar otros retos a pie de tierra. Que la Física deje de ser una materia que asusta para volverse una que seduce, y que deje de ser un mundo de hombres: incluso el CERN, paradigma de la integración, no alcanza el 20% de mujeres.
Cuando uno se plantea qué implican la materia y la energía oscura, no se pregunta si esta investigación es importante, sino: ¿hay acaso algo alguna investigación más importante que ésta?
Para mí, como científica que trabaja en un laboratorio que trata de responder a preguntas fundamentales de ese tipo, es uno de los temas que me interesan más por esa cantidad enorme de universo que no entendemos. Ahora bien, hay muchísimos otros aspectos de la Física que me parecen también muy interesantes. Podemos interpretar las respuestas que buscamos de dos maneras: como forma de cerrar el capítulo en el que estamos, el del modelo estándar, o de abrir nuevos caminos. Los dos campos me van, y entiendo que para el público y los medios, el de abrir una nueva fase resulte más excitante (ríe).
Su especialidad, dentro de este proyecto, es la de la detección.
Exacto, la parte de detección de partículas. Un experimento del CERN tiene tres componentes básicos: la parte del acelerador, que es la que consigue las partículas a energías enormes; la de los detectores, que registra los productos de las colisiones; y la parte de computación asociada al análisis de datos que obtenemos. Mi cometido está en la parte intermedia.
¿Cómo se detecta algo que no se puede ver, como estas energías y materias oscuras?
Utilizamos siempre, y de hecho es una gran limitación que tenemos, los aspectos más fundamentales de la física, que son los de entender cómo las partículas interactúan con la materia. Desarrollar sensores, materiales y electrónica en las que las partículas que generamos en el Gran Acelerador produzcan un centelleo de luz o un movimiento de electrones o cargas que vamos a convertir en datos digitales. Por eso tenemos tantas dificultades para detectar los neutrinos, porque no interactúan con la materia que tenemos a nuestra disposición.
Para mí, una de las grandes bellezas de este modelo estándar de la física de partículas, este caos a veces difícil de entender, es ver cómo durante las altas energías con las que se creó el Universo todo estaba perfectamente ordenado.
Ya en 2014 confiaba en que los niños estudiarían tablas periódicas diferentes a las que conocemos. ¿Nos obliga esta nueva fase a reaprender la Física?
Es una preguntan que me encanta. Los avances en Física en los últimos 50 años nos han permitido entender de forma muy clara y limpia cómo podemos construir nuestro Universo. Evidentemente, estoy hablando del famoso 5% que conocemos. Para mí, una de las grandes bellezas de este modelo estándar de la física de partículas, este caos a veces difícil de entender, es ver cómo durante las altas energías con las que se creó el Universo todo estaba perfectamente ordenado. Cuatro fuerzas fundamentales que explican la interacción entre esas partículas, una estructura [Electrodinámica, Fuerza Nuclear Fuerte y Fuerza Nuclear Débil] en la que solo nos falta incluir la Gravedad. Es una tabla periódica que sería muy fácil de explicar, y hay que hacerlo ya. Enseñársela a los niños puede ayudarnos a entender el mundo de otra manera.
Reaprender la Física como algo aventurero, misterioso, incluso literario. No como una asignatura hueso.
Exacto. Charlas como las que tenemos en la Fundación BBVA son un concepto interesante. Mezclamos los dos mundos. Por un lado, el desconocido de la Física de alto nivel, que yo entiendo que no es intuitiva ni se aprende de forma rápida y fácil porque va un poco en contra de las leyes en las que vivimos. Y por el otro, el aspecto de la grandiosidad de la alta tecnología y las grandes instalaciones. Hace que este campo sea más amable de lo que era hace algunos años. Todos sabemos el gran lugar que ocupa la tecnología en nuestras vidas y creo que eso atrae a mucha gente.
Hablando de divulgación, me viene a la mente la figura de Stephen Hawking. ¿Recuerda qué estaba haciendo cuando se enteró de su muerte?
(Hace memoria) No, la verdad es que no. Pero recuerdo cuando leí por primera vez sus libros. Ese momento de leer algo que vas entendiendo, que es bonito, interesante, como una novela. A los 14 y 15 años, me ayudaron a encontrar una estructura para las preguntas que tenía.
No me parece correcto dar la imagen de que la ciencia es de hombres, un trabajo duro y cerrado, porque no es verdad.
Hablábamos de The Big Bang Theory, en la que Hawking hacía un cameo, o Interstellar, basada en teorías de Kip Thorne que después ganarían el Nobel. ¿Se trata de entender la Física como cultura y también como disfrute?
Sí. Es un gran avance. Considerar la ciencia como parte de nuestra cultura, como parte de nuestras vidas que hay que conocer y disfrutar. Porque responde a preguntas fundamentales y porque hacer ciencia es divertido. Tiene hoy en día esa parte de construir una instrumentación que no era ni imaginable hace 50 años, y de forma colaborativa. Son proyectos tan importantes y de tal magnitud que acabas trabajando siempre con los mejores. Es importante que la gente sepa que la ciencia no es solo trabajo de laboratorio, tiene aspectos que hacen tu vida muy interesante.
El CERN es un gran logro de integración europea, pero por ese motivo, sorprende lo infrarrepresentada que está la mujer.
Dependiendo del campo, varía entre el 12% y el 18%. Si mirases la parte más de ingeniería dura y mecánica es del 10%, pero en la parte más de investigación y de análisis de datos llegas al 15%, 16%, 17%... En todo caso es un número bajísimo. Es una de las cosas que me preocupan muchísimo, porque no cambia. Llevamos así muchos, muchísimos años. Yo llevo mucho tiempo en el CERN y soy muy consciente de que dos más dos son cuatro, lo diga un hombre o una mujer. El problema a veces llega en que la recompensa no es igual pese a que el trabajo es igual de bueno, y eso es algo que se puede ver en instituciones como el CERN.
¿Hay discriminación en el CERN?
No, yo no digo que haya discriminación en el CERN. El trabajo científico, casi por definición, no permite la discriminación. Una verdad científica es la misma independientemente de quien la diga. El CERN es un gran ejemplo de diversidad. Pero luego, como en toda la sociedad, las recompensas no se rigen a veces por el método científico. Esas son decisiones humanas. Y en una organización en la que hay 10.000 personas, a veces hay errores, a veces hay discriminación y a veces hay discriminación positiva. No digo que sea intrínseco al CERN, sino a la sociedad.
Cuando una niña viene, habla la directora general y ve que es una mujer, eso se te queda grabado para siempre. Ese tipo de cosas nos ayudan a todos.
¿Cómo se combate eso? ¿Cómo llegar a las chicas que ahora están eligiendo carrera?
Todos sabemos, en mayor o menor grado, cuáles son las cosas que funcionan. Los modelos, por ejemplo. Una de mis grandes alegrías fue cuando nombraron directora general del CERN a Fabiola Gianotti. Es perfecto que alguien vea a una científica con una carrera súper sólida llegando a ser una gerente de excepción en un mundo muy masculino. Cuando una niña viene, habla con la directora general y ve que es una mujer, eso se te queda grabado para siempre. Ese tipo de cosas nos ayudan a todos. Una charla como la de la Fundación BBVA, dada por un hombre y una mujer, en condiciones iguales sobre aspectos diferentes. No me parece correcto dar la imagen de que la ciencia es de hombres, un trabajo duro y cerrado, porque no es verdad.
Cuando he estado a cargo de equipos, siempre me ha llamado la atención de las mujeres, especialmente las jóvenes, para progresar. Hay que dar las oportunidades, hay que dejar que se desarrollen de forma correcta porque todas la capacidades están ahí. El CERN es un lugar en ese sentido privilegiado para equilibrar carrera y familia. Tenemos una guardería de los pocos meses a los seis años, puedes trabajar desde casa, tienes libertad para pedir vacaciones, una excedencia... Es la dirección correcta, nos falta traer a las niñas y que lo vean.
¿Estas facilidades implican un mejor reparto de los roles de género o seguimos hablando principalmente de la mujer cuando hablamos de conciliación?
No sé si es coincidencia o es que tengo un filtro, pero la gente de mi entorno cuyas vidas conozco vive así, con periodos en los que tiene prioridad la carrera de la mujer, sus viajes, y periodos en los que el hombre tiene ciertas prioridades. En el mío personal es así clarísimamente. Yo comparto mi vida con alguien que es lo más igualitario y justo que alguien se pueda imaginar. Si no, esta vida sería imposible. Es demasiado difícil. Debes encontrar los mecanismos naturales que te ayuden a trabajar duro cuando hay que trabajar duro, a decidir frenar cuando hay que hacerlo, todo eso debe estar apoyado por un entorno familiar y profesional.
Yo llevo mucho tiempo en el CERN y los entornos van cambiando. He tenido suerte, pero no siempre. Hay que intentar adaptarse. Pero este sería mi mensaje para las mujeres: no hay que aguantar. Cuando las cosas no van bien, utiliza la misma inteligencia que te sirve para diseñar un detector para salir de las situaciones en las que las cosas no ayudan.