Holandeses y flamencos de talla menor a la de sus vecinos, piel más morena y pelo oscuro escucharán que son el fruto de la 'sangre española', un recordatorio de las violaciones masivas que habrían cometido los Tercios de Flandes durante la Guerra de los 80 años en los Países Bajos. Sin embargo, no hay rastro alguno en su herencia genética que sirva de base a la 'leyenda negra', según un estudio de la Universidad de Lovaina.
Esta es la conclusión del estudio que fue publicado en American Journal of Physical Anthropology sobre 1.300 ciudadanos. Las variantes de ADN español que reveló la ancestría genética fueron equivalentes a las encontradas en franceses y alemanas, lo que indica que los Países Bajos no han conocido un mayor intercambio genético procedente de la Penísula Ibérica que otros lugares de Europa.
"Las agresiones sexuales ocurrieron en el siglo XVI" - aclaran los investigadores. "Pero estas actividades no dejaron una signatura genética 'española' rastreable en el genoma autóctono. Esto no quiere decir que las mujeres holandesas y flamencas no tuvieran hijos con soldados españoles, pero no tantos como para determinar el ADN de la población" - explica el genetista Maarten Larmuseau a la cadena NRC.
El mito de la 'leyenda negra' pervivió por ser una instrumento útil de propaganda, apunta Larmuseau. "Caracterizar a los españoles como una banda de violadores y saqueadores contribuyó a crear la identidad nacional, y se quedaron con la etiqueta". No son las guerras lo que deja una impronta genética en los pueblos, explica, sino las migraciones. Las poblaciones del norte de Inglaterra sí pueden trazar su ancestría a los pueblos nórdicos que se instalaron durante las invasiones vikingas, y en el Mediterráneo, la herencia de las colonias fenicias permanece en determinadas comunidades.
Lo más curioso, observa Larmuseau, es que la 'leyenda negra' ha dado un giro y la mayoría de holandeses morenos en la actualidad no quiere ni oír hablar de la posibilidad de no tener en realidad 'sangre española', un mito transmitido de generación en generación del que se sienten orgullosos. "Cuando doy una conferencia, a menudo se acerca gente a preguntarme si podrían ser descendientes de españoles. Los franceses, los austríacos y los alemanes también ocuparon Flandes, pero no parecen interesarles a nadie".