La cuenta de Instagram de Antony Lin, empleado de la universidad de Columbia y residente en Queens, rebosa de posts sobre su pasión desbordante, el fútbol. Pero en la noche del domingo dio con algo diferente. A la altura de la estación de 34th Street Hudson Yards, en Manhattan, observó como una rata rondaba a otro viajero dormido en su asiento. El rodeor saltó entonces a su regazo, y Lin se puso a grabar.
"Era la primera vez que veía una rata dentro del vagón" - explica Lin a la prensa neoyorquina. "Las he visto en las vías y los andenes, pero nunca dentro. Era demencial y asqueroso". Dado lo tardío de la hora había pocos pasajeros. Una pareja se cambió de vagón pero el hombre, que ya llevaba varias paradas dormido, no vio llegar al roedor hasta tenerlo, literalmente, encima.
Sin mostrar temor ante el ser humano, la rata trepa entonces por sus brazos y alcanza el cuello, por el que se pasea unos instantes. El hombre se despierta entonces y se la quita de encima con un audible grito, mientras Lin esconde el móvil. Una actitud que le ha granjeado críticas en los más de 700 comentarios que suma ya su post, en el que habla burlonamente de "las ratas retozonas del Metro de Nueva York". Numerosos usuarios le reprochan que grabase a escondidas en lugar de despertar a su compañero de viaje.
El incidente recuerda a otro enormemente popular, el viral de 'Pizza rat', otra rata del suburbano neoyorquino grabada el verano pasado mientras arrastraba una porción de pizza casi tan grande como ella misma.
Estos casos, sin embargo, no son una mera anécdota. Nueva York libra desde el año pasado una guerra contra la plaga de ratas, cuya población se ha disparado. El alcalde Bill de Blasio aprobó un plan de contingencia por valor de tres millones de dólares para censar y exterminar las poblaciones de roedores.
Hay varios mitos sobre el tamaño y la resistencia de las ratas de la Gran Manzana. Pero en realidad son la misma especie que existe en España, rattus norvegicus, la común de alcantarilla o rata parda. De origen escandinavo, sustituyó en Europa a la infame rata negra que expandió la epidemia de Peste durante la Edad Media, y de ahí dio el salto a colonizar el Nuevo Continente.
El profesor de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Ignacio Álvárez Gómez de Segura confirmaba a EL ESPAÑOL que se trata de una especie especialmente prolífica, capaz de tener más de 100 crías al año desde los tres meses de edad. El "ambiente insalubre" en el que habitan, plagado de bacterias, es lo que hace que puedan transmitir enfermedades como la leptospirosis al arañar o morder a humanos para defenderse, lo que hace indispensable su contención.
Otro mito afirma que en Nueva York hay una rata por cada habitante, pero pese a lo que puede parecer por los vídeos e imágenes que proliferan en la Red, un estudio exhaustivo realizado en 2014 limitaba la población de roedores a dos millones frente a los ocho de humanos.