A nadie le puede coger por sorpresa que uno de los países considerados más civilizados del mundo, Noruega, lleve a cabo una práctica que el resto de las naciones -con alguna otra excepción, como Islandia y Japón- califica de brutalidad. La Comisión ballenera internacional (CBI) estableció una moratoria -prohibición- a la cacería comercial de ballenas que entró en vigor en 1986, pero estos tres países se la saltan con distintas argucias legales.
Pero lo que no se sabía hasta ahora es que la gran mayoría de las ballenas Minke -unos cetáceos pequeños que son de los más cazados- que se masacran en Noruega son hembras y están embarazadas, según ha sacado a la luz el documental La batalla de la agonía, emitido en la televisión pública NRK.
Los conservacionistas se han mostrado muy indignados tras la emisión del documental. "La caza de ballenas es ahora todavía más inaceptable", explicó el director de Greepeace Noruega, Truls Gulowsen, a AFP. "Por un lado por que una violación de una prohibición internaicional, pero a eso se añade ahora que es indefendible desde el punto de visto del bienestar animal cazarlos durante un estado avanzado de gestación", añadió.
Noruega no sólo ignora el veto mundial, sino que es el país que más cetáceos de este tipo mata cada año, según distintas organizaciones. De hecho, acaba con más vidas de mamíferos marinos que Japón e Islandia juntos.
"Nosotros somos profesionales y no pensamos sobre eso", explica en el documental el capitán del ballenero Kato, Dag Myklebust, que añade que el hecho de que la mayoría de las ballenas estén preñadas en un "síntoma de buena salud".