Los fondos marinos están repletos de especies animales tan curiosas como el narval, un cetáceo característico de los océanos Ártico y Atlántico, cuya característica más importante es el colmillo de casi tres metros de longitud que sobresale de su cabeza, que se asemeja más a un cuerno y que hace que le apoden el unicornio de los mares.
Existen muchas teorías sobre la función de esta protuberancia y, de hecho, la última ha llegado reciente de la mano de investigadores de la World Wildlife Fund (WWF) y la organización Fisheries and Oceans Canada, que con ayuda de dos drones han capturado in fraganti a unos cuantos ejemplares dándole un nuevo uso que había permanecido oculto hasta hoy.
Viejas hipótesis
Por curioso que parezca, las teorías más aceptadas hasta el momento no se centraban en un posible uso como arma, sino en otras aplicaciones, como la medición de los parámetros del agua o el reclamo para las hembras.
La primera hipótesis se basa principalmente en la carencia de esmalte sobre el colmillo, ya que esto permite que el agua penetre directamente en su interior, viajando a través de unos canales que derivan en las terminaciones nerviosas de la pulpa dental y enviando al cerebro mensajes sobre el estado del medio en el que se encuentran.
En cuando a su uso como reclamo, dicha teoría fue publicada en Marine Mammal Science en 2014, a partir de los datos que los esquimales inuits habían recopilado sobre los narvales entre 1.997 y 2.008. Aunque se analizaban muchos factores, gran parte de los datos recogidos consistían en una comparativa del tamaño de los testículos y el colmillo y, curiosamente, existía entre ambos una clara correlación que demostraba que, efectivamente, el cuerno podría servir como indicador de validez sexual para las hembras.
La teoría más evidente
Parece evidente que el colmillo no tiene un solo uso, por lo que los científicos aún siguen investigando otras aplicaciones, como la que han captado recientemente los drones comandados por Adam Ravetch, de la WWF.
Y es que resulta que también sirve para cazar bacalaos y procesar su carne, haciéndola más fácil de consumir.
A pesar de disponer de imágenes que lo corroboran, no se ha publicado ningún estudio al respecto, por lo que toda conclusión debe ser demostrada antes de tomarse como algo más que una simple elucubración.
Sea como sea, queda claro que el colmillo de los narvales es una herramienta enormemente versátil, cuya conservación ha sido un gran acierto de la evolución. ¿Cuántos usos más quedarán por descubrir?