Así es la pesca eléctrica que debate la UE: esquilma el mar y parte peces en dos
El nuevo Reglamento de Pesca abriría la puerta a esta práctica temida por los científicos y rechazada por los pescadores tradicionales.
15 enero, 2018 01:49Noticias relacionadas
En 1998, los estados miembros de la UE acordaron prohibir cualquier tipo de pesca denominada como "destructiva", entendiendo como tal la que hacía uso de "explosivos, venenos, sustancias soporíferas, corriente eléctrica, martillos neumáticos u otros instrumentos de percusión". En 2007, sin embargo, se colaba una excepción: las redes de arrastre con impulsos eléctricos pasaban a considerarse "técnicas de pesca innovadoras" y se disponía su uso experimental en una zona que abarca partes del Mar del Canal y el Mar del Norte.
La técnica de la pesca eléctrica floreció en el Mar de China Oriental, en donde a comienzos de los ochenta la sobrepesca de gambas había reducido las capturas dramáticamente. Se modificaron las redes de arrastre para provocar descargas eléctricas que agarrotasen a los crustáceos y los hicieran "saltar" del fondo marino, permitiendo una fácil captura. El resultado fue un éxito: en el año 2000 había más de 10.000 arrastreros eléctricos chinos. Al año siguiente, el Gobierno de la provincia de Zhejiang los prohibía por las múltiples irregularidades en la aplicación de la técnica y la devastación de los caladeros.
En Europa, mientras tanto, la pesca con arrastres eléctricos ha pervivido en la última década mediante el encadenamiento de nuevas derogaciones bajo pretexto científico. La industria pesquera de Holanda abrazó la técnica con fruición: permitía reducir el gasto de combustible provocado por las pesadas redes de arrastre para cobrarse piezas valiosas como el lenguado y la platija. Como en el caso de las gambas, el shock eléctrico provoca que los peces se doblen en forma de "U", siendo atrapados con un menor impacto.
"Con las excepciones a la pesca eléctrica, los pesqueros holandeses vieron la luz" - explica Inés de Águeda, de la ONG Bloom para la conservación marina. "Han reconvertido su flota de arrastre en base a esto". La derogación del Reglamento de Pesca permitía equipar con estos aparejos al 5% de la flota, pero el pasado octubre la organización denunciaba ante la CE que hasta un 28% de los pesqueros de los Países Bajos faenaban con redes eléctricas. En total un centenar de barcos de este tipo operan en Europa hoy en día, entre ellos navíos belgas, ingleses y alemanes de propiedad holandesa.
"En realidad se trata de un escándalo a varios niveles" - denuncia De Águeda. El Gobierno holandés ha subvencionado esta reconversión tecnológica, aunque solo ha divulgado datos de subvenciones desde 2015. Desde agosto de ese año se han invertido 5,7 millones de euros, "de los cuales 3,8 corresponden a fondos europeos", subrayan desde Bloom. No se trata solo de la factura. La organización ha desentrañado que la recomendación del Consejo Científico, Técnico y Económico de la pesca (CSTEP) emitida en noviembre de 2006 era contraria a la derogación de la prohibición de los arrastres eléctricos ante la falta de aval científico.
"Todo se ha ido haciendo en sigilo. De no haber vigilado, no nos habríamos enterado" - afirma De Águeda ante el último episodio de la controversia. El 21 de noviembre se aprobaba en Comisión el Reglamento de Medidas Técnicas elaborado por el parlamentario del PP europeo Gabriel Mato ("Hermano de Ana Mato", apuntilla De Águeda). Entre las enmiendas propuestas está la de ampliar el uso de arrastres eléctricos al 5% de las artes de pesca de todas las flotas de los estados miembros y en todos los mares. "Incluyendo el Mediterráneo, de dónde ya ha desaparecido el 80% de los peces" - alertan desde Bloom.
La inquietud de los pescadores tradicionales
"Hasta ahora, en España, la pesca eléctrica se ha visto como algo lejano" - señala De Águeda. "Pero a las asociaciones a las que hemos informado les ha parecido una barbaridad. La Fundación Lonxanet para la Pesca Sostenible (FLPS) ha emitido un comunicado en apoyo de las 17 otras organizaciones europeas de pescadores artesanales, especialmente franceses y británicos, que han pedido su prohibición. También se han recogido comunicados de boicot al pescado obtenido con esta técnica por parte de chefs de cocina y cadenas de distribución como Waitrose.
El pasado septiembre la plataforma LIFE (Low Impact Fishers of Europe) de pescadores artesanales europeos publicaba una serie de testimonios de trabajadores del Mar del Norte de nacionalidad holandesa, belga, británica y francesa que describen una "reducción espectacular, jamás vista antes" en las capturas. "La pesca eléctrica es tan efectiva que se lo lleva todo por delante, los peces grandes y pequeños, hasta que no quede nada más que un erial" - denuncia uno de los consultados.
"Para un pescador artesanal, el argumento de la eficiencia tecnológica y energética no le sirve de nada cuando ya practica una pesca sostenible" - apunta De Águeda. La gran beneficiada es la industria de explotación intensiva, que vería abiertas las puertas a una generalización de la pesca eléctrica a partir de 2020 si no se ha llegado a probar para entonces que provoca un perjuicio medioambiental notorio.
¿Qué dice la ciencia?
Y ahí radica precisamente el problema, señala la organización: esta década se ha dedicado aprovechar económicamente la autorización para la pesca eléctrica en lugar de investigar. Los principales estudios han sido encargados por el propio Gobierno holandés y no han arrancando hasta fecha reciente. Mientras, los datos se mueven en la ambigüedad que favorece la escasez de trabajos.
Organismos internacionales como el Marine Stewardship Council (MSC) y el International Council for the Exploration of the Sea (ICES) han señalado que, si bien la pesca eléctrica es potencialmente menos destructiva que la de arrastre, hay elementos insuficientemente investigados que impiden dar su aval a la práctica. Uno de ellos es el argumento de que se trata de una pesca más selectiva. Pero un informe de WWF en 2014 señalaba que no discriminaba sustancialmente las capturas de gamba consumibles de las que no.
Otro argumento es que los peces son devueltos en mejor estado, pero en 2016 se comprobaron las lesiones provocadas por la contracción eléctrica en bacalaos: eran capaces de partirles el espinazo. Los estudios se han centrado además en las especies de pesca, no en los ecosistemas, otros tipos de peces del fondo marino como las rayas y en las consecuencias a largo plazo que los impulsos eléctricos han podido causar en, por ejemplo, los huevos.
Una Eurocámara dividida
La situación es ambigua hasta el punto de que cualquier cosa puede ocurrir en la votación del 16 de enero: que la extensión de la pesca eléctrica salga aprobada, que se opte por su prohibición total o que todo siga como hasta ahora. "El status quo no nos vale" - señalan desde Bloom, "porque los daños están ocurriendo ya".
Se da la particularidad de que la prohibición total va a ser defendida por los Verdes y formaciones de izquierda, pero también por parlamentarios del propio PPE como el francés Alain Cadec pese a que Mato es de su propio partido. A cierre de esta sesión el Partido Popular Europeo informaba a EL ESPAÑOL que no habían alcanzado una posición común. Bloom confirma haber tenido reuniones también con los liberales de ALDE, y han comprobado que están "muy divididos".
"Hemos intentado también reunirnos con Gabriel Mato" - explica De Águeda. "Para nosotros es importante que vea que hay interés también desde España. Tiene una gran responsabilidad, se trata de cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible que se marcó la UE y mantener la confianza de la ciudadanía en las instituciones. Se trata en definitiva de una cuestión de legado".