Al dejarse una botella de agua cerca de la playa o hacer lo propio con el envoltorio de un bocadillo, ya no sólo se ha de pensar en el daño -en abstracto- que se le hace al medio ambiente. Para evitar este tipo de comportamientos, puede uno visualizar la fotografía -más que real- del cachalote que apareció muerto en Cabo de Palos el pasado 27 de febrero.
Su necropsia ha revelado que era un ejemplar macho, juvenil, de casi diez metros de longitud y 6,5 toneladas de peso y, durante el examen interno, se detectó en su aparato digestivo (estómago e intestino) 29 kilos de basura marina como bolsas de basura, sacos de rafia, cabos, trozos de redes, e incluso un bidón.
Los expertos del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle creen que ese material pudo causarle la muerte por una peritonitis o por una impactación del aparato digestivo ante la imposibilidad de expulsarlo.
La Comunidad de Murcia ha activado una campaña de concienciación enfocada a reducir el consumo de plásticos y evitar al abandono de basuras en el medio natural marino de la Región de Murcia en colaboración con la Asociación Ambiente Europeo y la cofinanciación de fondos europeos Feder.
El consejero de Medio Ambiente, Javier Celdrán, pidió recientemente una reflexión sobre el daño ambiental del vertido de plásticos al mar tras la muerte del cachalote.
El cachalote es el cetáceo odontoceto más grande que existe, se alimenta casi exclusivamente de calamares y se trata de una especie catalogada como vulnerable según el Real Decreto para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
El ejemplar al que Celdrán se refería apareció muerto a finales de febrero en Cabo de Palos y ante el aviso, se activó el protocolo de varamientos de cetáceos y tortugas marinas en la Región.